La idea de este artículo es algo diversa. Por un lado, hay un claro intento de analizar por qué los nacionales de Plata no llegan a Oro y, por el contrario, sí hay un trasvase de jugadores con capacidad de sobra para Oro hacia Plata. Pero es que el análisis se puede hacer ampliar y ver cómo las quejas de la escasez de nacionales en ACB se extienden a la LEB Oro.

Recordamos que para una plantilla de 10 jugadores en Oro hacen falta 4 cupos (nacionales o comunitarios/cotonús formados en nuestro baloncesto).

En este momento, a las 14 horas del martes 16 de agosto, vemos que muchas plantillas, a semejanza de ACB, buscan lo mínimo en cuanto a cupos:

  • Los transatlánticos de Andorra (con Dos Anjos y Luz siendo cupos) y de Miraflores han optado también por el mínimo de cupos, a falta de anunciar el último (quizás Barrera, como apuntan varios medios). Algo que parece que hará el Estudiantes con sus valores de cantera (Sola, Domínguez, Alderete), sumados a Sean Smith; los rumores indican que no habrá más apuestas nacionales, aunque quién sabe con los colegiales…
  • Força Lleida ha sido uno de los últimos equipos en confirmar sus cuatro cupos y lo hizo con la renovación de Miguel González (cedido por Baskonia), que se une a Santana, Lobo y Cuéllar.
  • Palencia suma a Chumi Ortega, Germán Martínez y Chema González, aunque Sidibe y Kostadinov también son cupos.
  • OCB, en un austero proyecto con varios rookies, suma a las renovaciones de Meana, Arteaga y Martí las llegadas de Domènech y Chuso González.
  • Coruña tiene varios nacionales de calidad (Font, Galán, Vega, Álex Hernández), suman a Diagne como cupo.
  • Cáceres ha ido por la vía rápida, trío nuevo de bases nacionales llegado de Oro (Dani Rodríguez, Pablo Sánchez, Albert Lafuente) y renovaciones de Toledo y Olaizola.
  • Almansa ha cerrado también sus cupos con las renovaciones de Bivià y Edu Martínez y los fichajes de Jaime Fernández, Sergi Costa, Mutić y Javi Menéndez, anunciado ayer mismo.
  • En las plantillas cerradas, obviamente los cupos ya están atados. Real Valladolid tiene a De la Fuente, Mazaira, Belemene, Pantzar y Torres. Amics es de los equipos con más nacionales, hasta seis (Durán, Alvarado, Faner, Sabaté, Bilbao y Rey), los mismos que el GBC de Motos, Beraza, Zubizarreta, De la Hera, Ander Martínez y Oroz. La Fundación Lucentum Baloncesto Alicante ha optado por la fórmula obligatoria de cuatro nacionales (Chapela, Arcos, Gatell, Parrado), a falta de saber qué pasará con Llompart. Melilla también tiene varios cupos de diversa procedencia, seis en concreto: Javi López, De Blas, Samu Rodríguez, Pardina, Huguet y el renovado Rakočević.
  • Iraurgi suma cuatro renovaciones nacionales ya (Aizpitarte, Guridi, Hevia, Ansorregi), a falta de conocer más fichajes y si jugadores como Royo seguirán.
  • Entre los ascendidos, Estela tiene cinco cupos: Sans, Alo Marín, Sierra, Mikel Sanz y el internacional ecuatoguineano Walter Júnior Cabral. Albacete cuenta con Blat, Mejías, Ruiz, Santana y el incorporado Aurrecoechea. Por su parte, COB tiene confirmada la continuidad de Ventura, Nogués y Del Águila, quedando pendiente si Josep Fermí Cera tendrá ficha del primer equipo.

Repasando la situación, vemos que muy pocos equipos tienen más de un 50% de nacionales en sus filas. Ahora mismo, solo Amics y GBC, y parece que pocos más llegarán a esta franja. Con los ecos de las medallas de los jóvenes sonando y el baloncesto exigiendo desde fuera la protección del jugador nacional, esta es la realidad de lo que sucede en la segunda división más importante de España.

Ojo, porque esta realidad de escasez se debe plasmar con datos, pero los ascensos de la Fundación CB Granada (Lluís Costa, Christian Díaz, Pere Tomàs, Ramon Vilà, Jacobo Díaz) y de Bàsquet Girona (Marc Gasol -no oficial-, Franch, Èric Vila, Sorolla) se han llevado consigo a varios jugadores de nivel. Además, han dado el salto jugadores que, como analizamos en su momento, habían madurado (casos de Rosa -Bilbao- y Figueras -Girona-). Incluso sorprende cómo jugadores como Pablo Hernández o Josep Pérez deciden tomar otras vías y apuestan por Islandia, como antes hicieron otros compañeros que marcharon a destinos extranjeros para sentirse valorados.


Factor LEB Plata

Siempre ha existido un flujo migratorio donde el nacional que destacaba en Plata esperaba su oportunidad en Oro. Sin embargo, esto parece que se ha detenido. Por un lado, el aumento a 28 equipos en Plata hace que existan más equipos potenciales a dar «un buen contrato» a algún jugador que no encuentre acomodo en Oro de forma rápida.

Ya el curso pasado analizamos esa invasión de recientes exOro en LEB Plata, comandados por equipos como Estela o COB. Aunque el pasado curso también hubo jugadores interesantes de Plata que dieron ese salto a Oro.

En la actualidad, la lista de jugadores nacionales que se han ido a Plata este verano pudiendo tener sitio en Oro es cuanto menos llamativa:

  • Miguel Allen (Prat)
  • Robert Cosialls (Prat)
  • Jorge Lafuente (Peñas)
  • Sergio Mendiola (Cartagena)
  • Ayoze Alonso (Tizona)
  • Rodrigo Seoane (Tizona)
  • Álex Llorca (Cornellà)
  • Marc Blanch (Mollet)
  • Aitor Etxeguren (Gran Canaria B)
  • Gerard Sevillano (L’Hospitalet)

A ellos se suman jugadores que se han quedado en sus proyectos tras el descenso como Juan Coffi (Prat) y Joan Feliu (Palma) y luego, algunos con experiencia en Oro a los que extraña no ver en la liga y que han buscado mejores ofertas en Plata como Abdou Thiam (Tizona), Nedim Đedović (Morón), Justinas Olechnavičius (Salou) y Fausto Ruesga (Benicarló).

Sin embargo, este flujo parece que ha sido unidireccional. Y esta frase va, más que por los números (han sido unos cuantos los que han dado el salto), por los nombres de los refuerzos. Es lógico que los equipos que ascienden busquen tener una base de cupos y que ya conozcan el club. La mayoría de los renovados en los tres ascendidos tienen experiencia en Oro ya, salvo la terna de Albacete (Mejías, Ruiz, Santana).

Pero, por ejemplo, esta temporada fuera de estos equipos ascendidos desde Plata solo han llegado hasta el momento «no nacionales» como Diogo Brito (Força Lleida), Lazar Mutić (Almansa) y Greg Gantt (RVB), que se unen a los siguientes nacionales:

  • Héctor Alderete (Estudiantes). Vuelve al Estu tras destacar con la U20 y ser convocado para la concentración de la absoluta. Regresa tras su cesión en Menorca y habrá que ver si le darán minutos y un rol importante.
  • Iñigo de la Hera (GBC). No engaña el conjunto donostiarra y siempre deja un hueco a los valores locales. Así, entra en este jugador que cuajó una temporada sobria en Navarra, sin ser de los más destacados.
  • Javi Menéndez (Almansa). Fichaje sorpresa en Almansa. El asturiano tuvo una experiencia breve en Melilla; y tras una temporada sin mucho brillo en Benicarló, su brega volverá a verse en Oro.
  • Diego de Blas (Melilla). Temporada de madurez en Enrique Soler, con muchos entrenos en Oro. Se ganó la plaza para volver a una categoría que ya conoce de su paso por Peñas.
  • Samu Rodríguez (FLBA). Tal vez el nombre más destacado de los que llegan desde Plata, junto con alguno de los que continúan en los equipos ascendidos. El ala-pívot canario se ha ganado esa oportunidad.

Esta pequeña representación no quita que la mayoría de los jugadores que destacamos para dar el salto a Oro desde Plata se han quedado en Plata o en otros caminos: los Sanz, De la Rúa, Carrasco, Rivas, Cabrera (MVP de la copa), Miki Ortega… Extraña que nadie les dé otra oportunidad, algo extensible también a extranjeros de calidad como Fravert o Cremo, que seguirán también en la liga. Incluso jóvenes como Diego Alderete, Rafa García, los jóvenes del filial del Valencia, David Font, Dídac Cuevas, Pablo Marín, Gerard Jofresa, Ismael Tamba o Antonio Burgos seguirán en Plata, a pesar de que en un rol y lugar adecuado podrían ser piezas válidas en Oro.

Tal vez lo más sangrante sean los casos de jugadores que se han marchado lejos (Mendikote y Manchón a Rumanía, Rogers a Italia…). Está claro que este perfil de jugador en su mayoría ha decidido sentirse valorado en forma de minutos y dinero y pasar del sambenito de «te doy un contrato bajo pero puedes jugar en Oro». Esa actitud tan típica de valorar más al de fuera que al de casa, minusvalorando lo que ya se conoce, ha hecho que este trasvase lógico por un lado se detenga. De hecho, las apuestas importantes de equipos de Plata han provocado «que se roben» varios jugadores de la clase media de Oro.

Puedo entender que los jóvenes opten por minutos y sitios para crecer, pero me duele ver casos como los de Cabrera o Manchón sin oportunidades, o no tan valorados para apostar por ellos de una forma palpable.


Factor jóvenes

Campeones de Europa U20, campeones de Europa U18 y subcampeones del mundo U17. Parece que el futuro del baloncesto español está asegurado una vez más. Grandes talentos, sin duda. Pese a todo, mi impresión es que ese trabajo en las canteras se encamina cada vez más a sacar esos dos o tres jugadores que pueden tener recorrido, con una pérdida moderada de la clase media, que es la que debe alimentar a esas Ligas FEB. Ya no hablo del talento, de la imaginación o de ser diferente sobre el plano físico, que cada vez destaca más en categorías de formación y adquiere más importancia. Eso es para otro foro, como los bajos porcentajes del triple en estos niveles.

De los doce jugadores que formaron parte de la U20, dos jugarán en el extranjero: Guillermo Díaz-Graham en Estados Unidos (Pittsburgh, NCAA-DI) y Juan Núñez en Alemania, con el revuelo que ha levantado su marcha. Todo pinta que Millán Jiménez será ACB, pero quién sabe; mientras que Caicedo, Ferrando, Allen y Etxeguren serán Plata/EBA en alternancia con el ACB, aunque en el caso del valenciano no hay nada oficial. Sin noticias del destino de Peñarroya, solo cuatro campeones U20 son actualmente fijos en Oro:

  • Tanto Adrià Domènech (OCB) como Sergi Huguet (Melilla) estrenan destino y habrá que ver si adquieren importancia más allá de la segunda unidad.
  • Casos sangrantes pueden ser los dos jugadores del Estudiantes: Rubén Domínguez y Héctor Alderete. Su nuevo entrenador, Javi Rodríguez, no suele mirar el DNI para dar minutos, pero habrá que ver si, cuando aprieten los resultados, mantendrá la misma confianza en los jóvenes.

La brillante campeona U18 también tiene a dos integrantes fuera de nuestras fronteras: Eddy Pinedo (East Carolina, NCAA-DI) y el MVP Izan Almansa (OTE, Overtime Elite). Lo más llamativo es que hasta cinco de sus integrantes ya son confirmaciones oficiales en Plata. Nadie duda de que es una liga ideal para el desarrollo de los Luis García (Menorca), David Gómez (Tizona), Niko Cebrián (Zornotza), Sediq Garuba (Cartagena) y Jordi Rodríguez (Prat), ¿pero de verdad no hay para estos jugadores salidos de júnior, pero con calidad demostrada en EBA, algún hueco en la zona medio-baja de Oro en vez de traer a jugadores semidesconocidos? Y tal vez pueda ser una pregunta considerada como tendenciosa y populista y estos jóvenes no están preparados física, mental y tácticamente para jugar en Oro, pero me niego a creer que sea el caso en determinados jugadores como Sediq Garuba o un Rafa Villar que jugará en EBA con el filial del Barça, como el otro campeón Martín Iglesias.

En el programa Tirando a Fallar (esRadio) del pasado domingo, los seleccionadores campeones lanzaban unas «balas» hacia la realidad de estos jóvenes y ese muro que es el salto al profesionalismo. El U20, Joaquín Prado, también director deportivo del Força Lleida de LEB Oro, declaraba que «el joven necesita espacio para equivocarse y necesita hacerlo en la pista el fin de semana, no solo el martes entrenando». También decía que el modelo de competición español es «profundamente resultadista», por lo que tal vez se debería plantear «un giro del modelo». Por su parte, Dani Miret (U18 y técnico ayudante del Joventut), afirmaba que el jugador de alto nivel «va a llegar», pero al de nivel medio «hay que darle buenos espacios formativos, con paciencia y sin que la competición le devore en dos meses malos». Añadía el preparador catalán que actualmente un jugador de nivel medio que juega LEB y acaba su carrera «si no se ha preparado muy bien en el nivel formativo, en el futuro puede que tenga un serio problema».

Estas frases, de dos personas con conocimiento de causa, dejan claro un poco por dónde van los tiros. Nos guste o no, las Ligas FEB son unas competiciones en las que solo prima el resultado y los proyectos son a corto plazo, sin apenas haber continuidad en los jugadores de una campaña a otra. Los jóvenes se encuentran en un clima en el que no tienen sitio y se apuesta por los veteranos. Por otro lado, en esa dinámica profesional para los entrenos, desplazamientos y demás factores es complicado conseguir una formación, a no ser que sea a distancia. Hay excepciones, como David Iriarte y sus estudios de medicina. Recientemente en una interesante entrevista, Álex Mazaira relataba cómo empezó Bioquímica pero le resultó imposible poder compaginarla con el deporte por los viajes, que le suponían la pérdida de bastantes clases. Una situación que le llevó a pasarse al grado de Psicología en la Universitat Oberta de Catalunya (a distancia), con la flexibilidad y ayudas que le brindan para los deportistas.

A lo mejor el cambio de modelo del baloncesto español debería ir por aquí, ayudando a los deportistas de equipos LEB que quieran compatibilizar estudios en forma de ayudas, becas en una universidad que entienda su idiosincrasia, aunque esta última frase es en general y hay mucha diversidad y diferencias entre las distintas entidades universitarias, como con los propios jugadores. No nos engañemos, porque la LEB Oro, como otras ligas de nivel similar, no es un semillero para los U22, algo que sí se ha demostrado que son la LEB Plata y la Liga EBA.

Antes de acabar, no hay que olvidar que hay muchos jugadores nacionales de calidad sin destino oficial: Jorge Sanz, Gaizka Maiza, Carlos Noguerol, Txemi y Álex Urtasun, Manu Rodríguez, Rafa Casanova, Javi Beirán, Nacho Martín…

Tal vez me he alargado demasiado, pero os he relatado la actual situación de cupos de los equipos de Oro, qué está sucediendo en el trasvase de jugadores de Oro a Plata (y cómo no sucede en lo mismo de Plata a Oro) y cómo hay una clara desconfianza hacia el rendimiento de los jóvenes por el mito de proyectos resultadistas a corto plazo de los equipos de Oro y sus gestores.