Son españoles, juegan en LEB Oro, ya no están en edad U22 (pero sí son U24 -1998 y 1999-) y su temporada es digna de mención. Siempre suelo mirar a los U22 por poner un límite a la hora de hablar de jóvenes, y a veces se nos olvida esta franja de edad perdida, la de esos jugadores que han sufrido algún traspiés, con una evolución lenta o con lesiones, pero cuya calidad sigue intacta. Ponemos el foco en cuatro jugadores de esa franja y, lo decimos bien alto, españoles: Miguel González, Ignacio Rosa, Èric Vila y Pol Figueras. Los primeros pertenecen al ICG Força Lleida, donde son básicos en los diversos esquemas de Gerard Encuentra. A Vila ya le analizamos en su momento junto con su equipo, Bàsquet Girona, en un artículo que gustó mucho sobre el influjo de Marc Gasol en la escuadra gironí, donde ya resaltamos su importancia en el equipo. Por último, Bahía San Agustín no está consiguiendo el golpe de pedal adecuado, pero su capitán Pol Figueras se está dejando el alma en el intento de salir a flote.
Èric Vila
1998 / 211 cm
Bàsquet Girona
27 pa, 22 mi, 8.3 pt, 4.3 re, 8.5 val
Para mí, una de las mayores revelaciones de la LEB Oro. Los numeristas no se sentirán tal vez atraídos por sus números o dudarán de su posición. Es lo que no tiene ver Oro. ¿Cuántos ‘treses’ nacionales de más de 205 centímetros y con calidad técnica tenemos en España? Me respondo solo. Hay que recordar que viene de unos años sin jugar y que en ese sentido todavía le faltan horas de vuelo en la toma de decisiones. Versátil entre el ‘tres’ y el ‘cuatro’, creo que se ha sentido más cómodo en el puesto de alero (a pesar de lo que escribía un servidor en pretemporada), aunque la marcha de Schaftenaar y, sobre todo, la llegada de Fjellerup le ha empujado al ‘cuatro’. Juega sin balón, ataca el rebote ofensivo, se atreve a postear, espera en la línea de tres para lanzar, corre la pista y se atreve a bajar el balón para buscar la penetración. Su envergadura atrás le hace ser un pulpo y ayuda en el rebote. Obviamente le falta pulir ciertos detalles: necesita más fuerza a la hora del contacto cuando penetra, así como asentar su lanzamiento exterior, pero Vila está de vuelta para alegría del baloncesto patrio. ¿Se atreverán en el escalón de arriba a apostar por él? Si lo hacen, ¿le marginarán con minutos residuales?
Miguel González
1999 / 202 cm
ICG Força Lleida
27 pa, 27 mi, 8.6 pt, 4.3 re, 1.4 as, 8.7 val
Qué le habrá metido Gerard Encuentra en la cabeza al vallisoletano para que ese chico timorato que no jugaba con el Baskonia (por el cual está cedido) y naufragaba en el Real Canoe (donde jugaba por obligación) parezca otro jugador. Básico para el técnico ilerdense por los intangibles que aporta en defensa y en rebote, González se va a 30 minutos por partido. Muy cómodo en situaciones de catch and shoot y saliendo de los bloqueos, ha mejorado espectacularmente sus porcentajes desde el tiro libre y desde el triple, alguno con el defensor pegado a su cara. Dotado de buena calidad técnica, hay que pedirle más y que se atreva con ese juego de 1×1 para llegar al aro o doblar con su buena calidad de pase. A este nivel, podemos decir que Miguel ha vuelto. ¿Será capaz de más?
Ignacio Rosa
1999 / 207 cm
ICG Força Lleida
24 pa, 19 mi, 10.1 pt, 4.3 re, 10.7 val
Una eterna promesa. Cuarta temporada en Oro y cada curso un paso más. Tras pasar por OCB, Amics y Peñas, Rosa llegaba a Força Lleida con la dura competencia de Carrera en su puesto. Pero el andaluz se ha ganado un puesto como sexto hombre (19 mi) gracias a su producción en su tiempo en pista: tanto como ‘cuatro, donde ejecuta desde el triple en el pick and pop, como cerca del aro en su juego sin balón; con minutos, y varios importantes, de falso ‘cinco’, está haciendo mucho daño con su movilidad, beneficiado por el IQ de un base como Schreiner. Pero lo mejor viene por la confianza que le están transmitiendo para que juegue en el poste, como hacía en categorías inferiores: un Rosa «más fuerte» que no rehúye el contacto y que se atreve a jugar de espaldas o de cara al aro, sacando faltas. Con ese atrevimiento parece que en defensa y rebote, lunares en otras temporadas, ha ido progresando. Con una evolución continua aún debe leer mejor el juego para interpretarlo. Visto su nivel como pívot y cierto sufrimiento en defensa ante cuatros explosivos, ¿alguien se atreve a una reconversión de ‘cuatro’ abierto a un ‘cuatro’/‘cinco’ interior?
Pol Figueras
1998 / 186 cm
Palmer Alma Mediterránea Palma
24 pa, 33 mi, 9.8 pt, 2.5 re, 5.9 as, 1.6 ro, 12.5 val
Pol Figueras vuelve a ser el timón. Tras llegar de puntillas la 20/21 y ser una de las claves de la excelente campaña palmesana, el base catalán firmó la renovación y, ya como capitán y en un equipo que ha perdido en varios finales ajustados, se ha puesto la capa de tirar del carro junto a los tiradores Van Beck y Brown. Este año huérfano de talento en un inicio, su equipo no acabó de arrancar y el excanterano blaugrana muchas veces se ve forzado a determinadas decisiones ante el escaso juego generado por el resto del equipo. Base cerebral con excelente manejo de balón, habilidad de pase (casi 6 asistencias por partido), dominio del P&R y cómodo jugando a campo abierto, sigue anotando desde el perímetro, aunque este curso su porcentaje se ha resentido y sus 2.4 pérdidas, en un base que cuida el balón, vienen influenciadas por tener que «jugársela». En defensa, aunque puede sufrir ante bases físicos, lee muy bien el partido y se posiciona correctamente. Tras su experiencia en COB, ¿necesita sentirse importante para rendir?
Otros U24 que hay que mencionar son, entre otros, Álex Galán (que en HLA Alicante busca recuperar sensaciones), Germán Martínez (integrado a la perfección en el todopoderoso Covirán Granada) y Albert Lafuente (que muestra sus dotes ofensivas en ICG Força Lleida). Lo que está claro es que estos jugadores, a pesar de su juventud o llevar años en la categoría, han ido creciendo y haciéndose indispensables. Tal vez hablar de ACB sea tabú, los ejemplos de Ramon Vilà o del propio Galán, ambos de vuelta en Oro, o el ostracismo de Sean Smith, son la demostración de que muchas veces en el nivel de arriba solo piensan en un pasaporte en vez de aprovechar la calidad innata de unos jugadores preparados para ello, pero que pisar la pista para demostrarlo. Veremos qué ocurre en unos meses.