Sigue habiendo movimientos en los planteles de la LEB Oro. Uno de los más importantes es el retorno del internacional venezolano Jhornan Zamora al COB. Su debut se saldó con un triunfo ante San Pablo Burgos y hay que tener muy presente que Zamora, como ha demostrado en otras ocasiones, puede ser ese jugador líder que aglutina el equipo en torno a él y que no tiene miedo a las bolas calientes, un valioso recurso para un equipo necesitado de talento en el que creer. Su llegada se une a la confirmación de Félix Alonso como nuevo entrenador tras la destitución de Guillermo Arenas y todo ello a expensas de algún refuerzo más, que seguro que llegará.
Otro fichaje interesante es el de Rafa Villar por ICG Força Lleida. La baja por lesión de Fabio Santana, que no acababa de romper, hizo que los ilerdenses salieran al mercado, encontrando un sustituto con rapidez merced a su pacto de colaboración con el FC Barcelona. Rafa Villar es un base físico e intenso de alta IQ, que empezó destacando en el filial en una Liga EBA que se le quedaba muy pequeña y que no deslucirá en LEB Oro. Así hablábamos de él tras la temporada pasada: Su perfil de jugador enamora siempre. De los que llevan el peso para buscar la mejor jugada para su equipo. Buena planta para el ‘uno’, trabajo defensivo tremendo, tanto en la presión de la salida de balón, como secando a la estrella rival, como a la hora de posicionarse y ayudar a sus compañeros. Cómodo a campo abierto, en estático domina el P&R, buscando la mejor opción, además de ayudar siempre en el rebote. Su campo de batalla es el tiro (21% T3), no presenta mala mecánica y tiene la capacidad, e irá a más. De lo que evolucione en este aspecto, marcará su límite que es ser profesional seguro y con aroma de altos vuelos.
Los despachos del ICG Força Lleida no se detuvieron ahí y, al fin, han conseguido cerrar el plantel. El equipo notaba que le faltaba rotación por dentro, sobre todo cuando se metían en problemas de faltas personales: tras el fiasco de Gettys, la no llegada de Devin Thomas y la no cristalización de varias negociaciones, llega Amadou Sidibe. El interior cotonú lo hizo bien en Melilla la 2019-2020, consiguiendo un buen contrato en Francia (ProB) durante dos temporadas como buen reboteador. Este curso lo empezó en Argentina, por lo que llega en forma tras 15 partidos con Peñarol (9.5 pt, 4.5 re). Su llegada supone incorporar un interior que aportará ese tono físico que les hace falta y que, sin mucha altura, es un fiero reboteador con facilidad para conseguir puntos por dentro.
Otro refuerzo importante es la llegada a Zunder Palencia de Jonathan Kasibabu. La lesión inesperada de Chema González en un entreno hizo que los palentinos salieran al mercado y se movieran muy rápido para hacerse con los servicios del congoleño por delante de otros equipos de LEB Oro interesados. Kasibabu, formado en España y por tanto cupo, se formó en la NCAA, graduándose en Fairfield en 2020, momento del que hablamos de él. Tras dos buenos años en G-League, desembarco en la ProB francesa (Nantes: 8 pt, 5.2 re) el curso pasado. En el inicio de la campaña actual firmó por el Breogán de la ACB, pero apenas tuvo un protagonismo residual (6 minutos de media en 5 partidos).
Se trata de un 4.5 que puede jugar en las dos posiciones, sin muchos centímetros, pero buen físico y poderoso tren superior, capaz de anotar en el poste, buen roller, capaz de lanzar desde 3-5 m y peligroso en los cortes sin balón, que tiene la lucha, la intensidad y el rebote como virtudes. Claramente, está entre dos lados, sin ser técnicamente habilidoso para un 4 de alto nivel y con ausencia de tamaño para el 5.
La llegada de Kasibabu al cinco palentino contrasta con la lucha de otros equipos para buscar un refuerzo en esta ansiada posición. Está claro que a los equipos con poderío económico les resulta más fácil alcanzar refuerzos en estas posiciones que a los de la zona medio-baja de Oro. En esta situación está el COB, que busca un cinco desde hace meses, sin llegar a acuerdo con los que quiere, ni gustarles los que puede. BarValencia CB Almansa con Afanion, tras la lesión de Robinson Idehen, está rebuscando para hacerse con un “jugador barato” para suplir su ausencia.
Uno de los pocos equipos que han podido cubrir ese hueco ha sido el Alimerka Oviedo Baloncesto. Tras los fiascos de los temporeros Bigirumwami y Andrejević, un pívot grande que lo intentaba pero de manas blandas y lento en sus movimientos, han optado por un perfil diferente, en la figura de Clevon Brown (1998, 203 cm). Un interior americano al que han podido fichar tras la salida de Walters, quedando liberada una plaza de extracomunitario.
Brown se formó en Vanderbilt, donde tuvo una función activa como pívot de rotación, sin grandes números desde 2016 hasta 2021. Decidió salir la pasada temporada hacia FIU, donde tuvo un rol de pívot titular (25 mi, 8.3 pt, 5.3 re, 1.6 ta). Su primera experiencia profesional fue ya en verano, yéndose a Australia (NBL1), enrolándose en las filas de Mount Gambier (9.2 pt, 7.9 re). En otoño llegaría a Europa, firmando en Kosovo por Trepca, donde empezó teniendo minutos y un rol importante, incluso por delante de Gordon, pero la llegada de otro trotamundos como Raines le hizo salir tras 11 partidos (18 mi, 4.9 pt, 4.3 re, 1.3 ta).
Lejos de ser un interior decisivo, Brown es más de un jugador de trabajo. Capaz de jugar en las dos posiciones interiores, en la NCAA ha estado más tiempo de cinco, aunque en profesionalismo debería pensar en ser cuatro. Se trata de un jugador que en ataque no se prodiga, ni busca el balón y, sin embargo, puede sumar, llegado el caso. Sin mucha altura ni muchos kilos, es explosivo y con un buen timing de salto. En el poste sorprende por su movilidad, tanto con balón de espaldas al aro, como en cortes sin él, juega bien como finalizador en el P&R, ataca el putback y me ha sorprendido por su buena mecánica a la hora de lanzar desde la media-larga distancia, a pesar de que no tiene mucha consistencia. Atrás se siente muy cómodo, excelente timing para taponar en todas las ligas que ha estado, sabe proteger su aro, luchar en defensa y hacer ayudas a sus compañeros.
En el último partido en Pumarín frente a HLA Alicante, los aficionados del OCB pudieron ver un ejemplo de las cualidades de Brown y cómo Poch lo usó de cuatro por delante de sus teóricos AP (Lecesne, Martí y Domènech). Brown aporta un toque físico que el equipo no tenía y, a pesar de ser la antítesis de Arteaga, puede aportar otras facetas e, incluso, jugar de 4 interior. Habrá que ver tácticamente cómo responde, así como en la lectura en el juego, pero su intensidad, su trabajo en el rebote, su poco egoísmo en ataque, asumiendo con sus puntos fuertes y su capacidad para proteger el aro, le puede abrir bastantes minutos de juego. Sus debes son, para ser un 4 de nivel, su habilidad el manejo de balón, y para el 5, el tamaño y el peso frente a otros rivales de enjundia.
También el Bueno Arenas Albacete Basket busca refuerzos, debido a las bajas y lesiones de su plantel actual. Huérfanos de su 5 titular en verano, Pecháček, que no llegó a debutar, el puesto ha estado ha estado defendido de forma muy digna por Aurrecoechea y Santana. A pesar de ello, el equipo sabía que necesitaba más rotaciones y, finalmente, en una búsqueda de un puesto tan complicado como es este, ha llegado un viejo conocido como es la torre griega Ioannis Dimakopoulos. Pívot con experiencia overseas, debutó en Plata como rookie y la última temporada jugó en Almansa (14 mi, 6.1 pt, 2.7 re), antes de irse en verano a Australia. El curso actual lo comenzó en Graz (Austria), donde era pívot de segunda unidad y daba minutos de descanso a la dupla americana. Ante la falta de minutos de juego, buscó una salida y llega a Albacete, donde luchará por tenerlos. Pívot diferente a los actuales, muy alto, con movilidad escasa para los desplazamientos, pero con buena mano y capacidad de pase, habrá que ver cómo se adapta el ritmo de juego que propone David Varela a sus condiciones. Sin embargo, es una rotación de más centímetros y otro perfil de jugador que, actualmente, la plantilla no tenía y que va a agradecer seguramente.
La apurada situación clasificatoria del Cáceres Patrimonio de la Humanidad motiva que hayan agitado la coctelera de fichajes. Los extremeños, instalados en la zona baja y sin identificarse con el carácter guerrero de los equipos de Roberto Blanco, siguen sumando piezas. Así, ya no están en el equipo jugadores como Tew, Bouna N’Diaye y Santos, que en su momento ocuparon ficha. Con doce inscritos y, por tanto, necesitados de tramitar alguna baja más, se han hecho con los servicios de dos veteranos de pedigrí, como Kenny Hasbrouck (EEUU / 1986 / 191 cm) y Kostas Vasileiadis (Grecia / 1984 / 200 cm).
Kenny Hasbrouck es un nombre que sonará a los aficionados más antiguos del Lucentum. Formado en Siena, donde acumuló premios, debutó como rookie en la G League y llegó a la ACB en la temporada 2010/2011. Después de Alicante, una trayectoria extensa con experiencias en Alemania, Serie A italiana y Turquía. La 2014/2015 volvía a Italia, a la Serie A2, donde firmó en Ferrara y fue el máximo anotador de la competición. En la siguiente, retornaba a la primera división transalpina, jugando competición europea con Cantú, pero luego volvía a la Serie A2, donde ha sido un extranjero mítico, permaneciendo 6 campañas entre Piacenza, Jesi, Bolonia, Verona, Ferrara y, su última experiencia, Biella donde el curso pasado rindió a buen nivel (29 mi, 14.9 pt, 4.3 as, 2.1 ro).
Hasbrouck, que acabó muy bien la pasada temporada, es un jugador veterano ya y, tal vez, su momento de máximo esplendor físico ya pasó. Sin embargo, es un jugador que siempre ha producido, sin miedo a que el balón le queme y capaz de tomar responsabilidades y leer la jugada. Para mí, esa es una de sus mejores virtudes. Con buen físico y posicionamiento, controla muy bien las acciones, es capaz de buscar la penetración con buen manejo, robar y correr la pista o esperar en la línea de tres para recibir y anotar, salir de los bloqueos para armar el brazo o buscar el pase adecuado (de ahí, su alta media de asistencias).
Un jugador afincado en Europa, de amplia experiencia y que creo que no ocupa plaza de extracomunitario por matrimonio, que habrá que ver cómo llega de forma física, pues a otros jugadores veteranos con pedigrí, como Mykal Riley o Holmes, les costó en su momento; sin embargo creo que Hasbrouck no está en ese punto y puede dar mucha calidad al backcourt cacereño, aportando tiro exterior fiable y sobre todo claridad de ideas. Habrá que ver cómo quedan los cortes y los roles definidos, porque jugaban tiempo con dos bases; Pope Rodríguez parece titular indiscutible, ante la pujanza de Pablo Sánchez y el P&R de Lafuente. En las alas, con Toledo pudiendo ser cuatro y Jarumbauskas produciendo desde la segunda unidad, las miradas se dirigen al dos, donde Vecvagars no ha asumido el papel de líder y Bracey tampoco ha deslumbrado, como informaba El Periódico de Extremadura. Ahí es donde Hasbrouck puede instalarse y explotar sus virtudes, aportando a un equipo que necesita de un referente al que mirar. Sin duda, más pedigrí por currículo para la competición.
Por si fuera poco y tras haber sonado tiempo atrás, el griego Vasileiadis llega a LEB Oro, con su experiencia de 310 partidos en ACB, además de su paso por Grecia, Italia o Turquía. Las últimas dos temporadas estuvo en el UCAM Murcia en la ACB aunque con pocos minutos, emergiendo su figura en el vestuario. Tras su no renovación en Murcia, el jugador griego, que había declarado que quería retirarse en 2023, emprendió nuevas aventuras en el baloncesto de Venezuela, Uruguay y, finalmente, Iraq. El alero sabe jugar a esto, mantiene un buen físico aún y es muy peligroso cuando recibe debido a su rapidez y fiabilidad ejecución de su tiro. Además, Cáceres ficha un jugador de vestuario y que no se esconde en los momentos calientes. Habrá que ver cómo se adapta un perímetro tan veterano al juego de intensidad y rapidez que siempre proponía el coach Blanco, pero está claro que la experiencia puede se un grado en situaciones complicadas.