Su presupuesto, su magnetismo, su historia… Todo hacía pensar que Movistar Estudiantes subiría de forma directa y que, en caso negativo, incluso un posible ascenso por el camino largo levantaría ampollas, tal y como se ha visto con el cese de Jota Cuspinera.

Ya contábamos en junio que equipos como Manresa o Bilbao habían ido por el camino de los playoffs para volver a la ACB, algo que es tan lícito como el ascenso directo. El encontronazo con Covirán Granada, que se había quedado a un paso el pasado curso y que asentó su equipo con buenos retoques (los cuales reafirmaron aún más la palabra equipo), apartó de ese ascenso directo al Estu. Al menos, la consecución de la Copa Princesa le aseguraba la segunda plaza, que finalmente obtuvo por méritos propios.

¿Pero dónde ha estado el déficit del Estudiantes? ¿Dónde se ha dejado el ascenso directo? Un fácil resumen podía ser su duelo directo ante la Fundación CB Granada, cayendo tanto en su visita al Palacio como en el partido decisivo tras ganar la Copa; unos minutos finales horribles dejaron sin la victoria a los estudiantiles, que sufrían una estocada importante que acabó con el crédito de Jota. Pero es que el equipo de Epi, tras un inicio arrollador con tres victorias abultadas, e incluso presencia de un quinteto de casa, cayó de forma ajustada ante Zunder Palencia y Bàsquet Girona, dejando una imagen de equipo “humano” de cara a los playoffs.

Los resultados no engañan. En casa (WiZink o Magariños) es un equipo muy duro al que cuesta ganar; de hecho es, con solo dos derrotas y junto a ICG Lleida, el mejor local. Pero esa fuerza, ganando incluso varios partidos ajustados, no se ha mantenido a domicilio, encajando dolorosas derrotas ante Iraurgi y Prat, víctima de un exceso de confianza, que abrieron una brecha (7 derrotas en 17 partidos fuera de su feudo). Además, hay rivales como FCBG y Palencia que le han ganado los dos duelos, existiendo en ambos un denominador común: el lastre de la falta de ideas en ataque (63.0 puntos frente a los granadinos y 66.5 ante los palentinos). En un equipo que juega a defender, con pocas posesiones, sufre cuando no anota fácil. El siguiente rival en particular en esta tabla sería su rival en los cuartos de los playoffs, UEMC Real Valladolid Baloncesto (73.5 pt). Los datos no mienten. En un mundo con tanto triple, Estudiantes es de los equipos que menos anota de tres, aunque tampoco es de los que más lo intentan. La falta o la desaparición de jugadores clave en esa distancia se notan.

En un equipo con tanto seguimiento es gratis poner algunas claves. El equipo ha mostrado en ocasiones carácter y en otras liderazgo. Se han lesionado jugadores, pero han llegado piezas de recambio de alto calibre en cada momento. Lanzamos, a nuestro parecer, algunas claves:

La ausencia de Edwin Jackson. Su sustituto fue nada menos que Álex Urtasun (MVP de la Copa), y sin embargo la sombra del eléctrico francés ha sido muy alargada, pues es ese tipo de jugador al que no le quema el balón y que puede entrar en trance anotador en cualquier fase del partido. Pérdida importantísima.

Las quince sombras de Dee. No es justo responsabilizar al escolta estadounidense de forma totalitaria, pero es que venía con la vitola de conocer la competición y con fama de tirador, y en once partidos no ha anotado ni un triple y en quince ha anotado menos de diez puntos. ¿Despertará la bestia en los playoffs?

Backcourt sin base. Las lesiones puntuales de Faggiano, el enorme talento ofensivo de Arroyo (olvidando que atrás también se juega) y la ausencia de un base que conociese la categoría creo que a la larga ha pasado factura. En ocasiones, Jota prefirió jugar sin base, con Beirán y Sola subiendo el balón, y aunque el rendimiento de sus bases no ha sido malo a nivel global y el equipo fue altruista a la hora de jugar, en momentos la figura de jugadores como Lluís Costa, objeto de deseo de verano, sobre la competición ha sido alargada y crucial.

Dr. Beirán y Mr. Đurišić. En esa doble dualidad a lo Dr. Jekyll and Mr. Hyde, su irregularidad ha sido el termómetro del equipo. Đurišić llegó tarde por lesión, pero empezó como un tiro con varias inclusiones en el quinteto de la jornada; sin embargo, parece que el exceso de confianza empezó a repercutir en su juego, alternando buenos partidos con otros sin brillo, al revés que el rendimiento “diésel” de un Nacho Martín que siempre está ahí. Beirán, todo un campeón del mundo, ha hecho trabajo oscuro y ha tenido minutos en pista, pero sus 6.4 puntos se ven insuficientes cuando, por ejemplo, Pere Tomàs en un mismo rol en el FCBG se fue a 11.1. El Estu necesita más de ambos.

La gestión de roles. Un dato significativo en las dos derrotas de Epi es un mal endémico que sufrió Jota. Parece que es una plantilla que, salvo Rubén Domínguez (que pocos minutos ha tenido) y Stoilov, tiene diez jugadores que deben jugar sus minutos por contrato. Claramente, para malpensados, esto no es así, pero un equipo necesita tener sus roles claros, sus hombres importantes, sus líderes, gente que sale del banquillo a revolucionar partidos y otros a tapar un mal día del titular. En el conjunto colegial, salvo un omnipresente Kevin Larsen en el ‘cinco’, cuesta pensar en ello. Y lo han hecho a través de cargarse la etiqueta de equipo de colegio. Los resultados pasaron factura y solo Arroyo y Sola (buena temporada pero porque con su físico es dominante en Oro) han tenido ese papel de canteranos con minutos.

¿Y ahora qué? No olvidemos que tienen el factor pista y que, en casa, mentalizados, no deberían notar la presión en una serie de los playoffs, pero mucho ojo, porque se van a medir al equipo más en forma de la LEB Oro: el UEMC Real Valladolid Baloncesto de Paco García. Los rivales saben que son terrestres, saben que han caído. Pero a la vez pueden ser más peligrosos, como el animal herido que se levanta o ese boxeador que resurge noqueado de la esquina. Deben ir a pasos cortos y una vez ya en la F4 deberían imponerse porque, a pesar de rivales de enjundia como el Bàsquet Girona de Marc Gasol, el imberbe ICG Força Lleida de Michael Carrera o los tapados Leyma Coruña y Zunder Palencia, Movistar Estudiantes sigue siendo el máximo favorito para obtener la plaza de ascenso que queda a la ACB.