Tal vez no sea imparcial escribiendo estas líneas, pero aquel conozca a Boris Balibrea probablemente se sienta como yo y me entenderá. Al final, desde este asiento y plataforma que es Zona de Básquet, he tenido la suerte de poder conversar con muchas personas en el mundo de baloncesto, labrando con varias de ellas una buena relación más allá de mi admiración hacia su labor. Boris Balibrea es una de ellas. Carácter jovial, trabajador nato, siempre prestando atención a cualquier aporte que en mi caso pudiera dar sin mirar mi procedencia de simple aficionado, con inquietudes varias y con el lema don’t stop como bandera. Corría enero de 2018 cuando hablamos con él por primera vez en un momento en el que era un joven entrenador con amplia experiencia en EBA y que se iba a pesar de su juventud a la segunda división sueca, a la vez que dirigía un proyecto solidario como REC In Your Memory.
Desde aquella han pasado casi cuatro años y han sucedido muchas cosas. Boris Balibrea (Barcelona, 1988) ascendió con WB Basket a la primera división (SBL), siendo declarado mejor entrenador de la competición en su año de debut. Además, empezó a recibir la confianza de la Federación sueca, estando presente primero como asistente y luego como entrenador jefe de selecciones de formación. Cambiaría de equipo para recalar en otro club en progresión como Umeå, con el que cumple su segunda temporada como entrenador principal, labor que compagina con una selección absoluta sueca a la que ha ascendido y en la que forma parte de un equipo técnico con otros tres entrenadores, todos ellos con el mismo papel importante.
ZdB – Por empezar por algún lado, Boris, voy a preguntarte por la temporada actual. Os veo un poco mejor que la temporada pasada, más equipo, pero al final la liga sueca es una liga con muy pocos equipos y donde las posibilidades económicas marcan mucho. ¿Cómo estás viendo a tu equipo y cuál es el objetivo inicial marcado para este curso?
BB – Sin duda, como bien comentas, la parte presupuestaria delimita mucho nuestras posibilidades de competir en una liga tan exigente pero sobre todo tan comprimida como la nuestra, jugando dos partidos por semana. Desde el club somos conscientes de nuestras limitaciones, pero también de nuestra filosofía e identidad de equipo, y para ello no hay excusas que nos impidan dar lo mejor de nosotros mismos e intentar competir cada partido. Este siempre ha sido nuestro objetivo: construir un equipo con jugadores jóvenes donde poder asentar una idea de juego y sobre todo una cultura de trabajo que nos permita dar solidez al proyecto a medio y largo plazo. Sin duda alguna, nos sentimos tremendamente felices de ver a todos nuestros jugadores desarrollarse, mejorar y evolucionar, y sinceramente en este sentido todo lo que empezamos a construir la temporada pasada está dando sus frutos en la actual. En cuanto a resultados, la temporada está siendo mejor también, tenemos casi el doble de victorias que la temporada anterior a estas alturas y con la sensación de que podemos competir contra cualquiera. Empezar proyectos desde cero lleva su tiempo, especialmente en ligas profesionales donde ganar es una parte imprescindible del proceso, pero con paciencia y trabajo se pueden conseguir grandes cosas. ¡Ahí estamos!
ZdB – Los resultados no engañan y fuera de casa os está costando sumar victorias. ¿A qué crees que es debido?
BB – Algo que va ligado con el tema presupuestario es la manera en que nos toca viajar. Umeå está localizada al norte de Suecia, junto con dos equipos más de la liga (Jämtland & Luleå), que son los dos únicos viajes que podemos hacer con bus. El resto son desplazamientos más complejos: algunos en tren, otros en avión… Esto no debería sonar a excusa, pero como digo, para un club humilde como el nuestro estos pequeños detalles nos condicionan más que al resto y a veces no nos hacen estar los suficientemente bien preparados que deberíamos para poder competir al máximo nivel. A demás, somos el equipo más joven de la liga con diferencia y esta inexperiencia a veces se paga en finales ajustados (hemos tenido unos cuantos fuera de casa). Pero es algo que hay que seguir trabajando y hemos de intentar ser más sólidos fuera y rascar alguna victoria más.
ZdB – Este curso no has contado en tus filas con jugadores españoles (salvo la aparición esporádica de José Blázquez, que os ayudó temporalmente), pero has seguido mirando hacia las Ligas FEB al fichar a Oluyitan y Butler. ¿Cómo les estás viendo y por qué crees que este año no tienes españoles en tus filas?
BB – Fichar jugadores de España siempre es garantía para mí. Primero de todo, porque sigo bastante las Ligas FEB y sé lo competitivas que son. Además, intento seguir jugadores jóvenes que van despuntando y perfiles que pueden encajar en la liga sueca. Y en segundo lugar, porque confío mucho en las referencias de dichos jugadores que puedan trasladarme amigos de conocidos míos, o incluso entrenadores o jugadores con lo que mantengo relación. Como digo, en un club tan humilde como el nuestro, no podemos permitirnos errores en cuanto a fichajes, ya que podría tener consecuencias muy negativas el hecho de equivocarnos con jugadores claves en la planificación de nuestro equipo. Quizás el perfil que buscábamos de jugadores este año era un poco más diferente. Necesitábamos jugadores algo más determinantes y con algo más de incidencia y protagonismo en el juego (aunque en este rol nos hubiera encantado renovar a Guim).
ZdB – Una apuesta personal tuya y que está siendo una de las revelaciones de la competición es DeMarco Dickerson, que venía de un año parado y sin experiencia profesional y enseguida se ha adaptado. ¿Qué nos puedes contar de él?
BB – D es un jugador con un talentazo ofensivo increíble. De los jugadores más plásticos y vistosos que he podido entrenar. Con un instinto para desbordar e ir al aro casi imparable y con un arsenal de finalizaciones que le hacen ser muy difícil de defender. Además, tiene un dominio del juego a media distancia, con un tiro sobre bote extremadamente efectivo. Es un jugador que necesita mejorar en muchos ámbitos del juego (sobre todo en lo colectivo), pero que tiene una gran mentalidad. Un chico muy trabajador y excelente compañero.
ZdB – Otra característica de tus equipos, es que, al ser proyectos modestos, están configurados por gente joven como Czerapowicz, Botold, Andersson, Lindqvist… Sé que primas la palabra equipo por encima de los nombres, pero nos gustaría saber si hay algún joven en el que nos debamos fijar por su ética de trabajo y calidad, así como si se puede crear una base sólida en Umea de proyectos jóvenes que a medio plazo crezcan en resultados en la competición.
BB – Bueno, si hablamos de ética de trabajo hay que hablar de Eddie Czerapowicz. Hablábamos antes de construir una filosofía y cultura dentro del equipo, y los entrenadores debemos apoyarnos en nuestros jugadores. Eddie es todo un ejemplo a seguir para todos nosotros, ya que es el jugador que he entrenado que más tiempo extra le dedica a preparase (en todos los aspectos del juego: físicamente, mentalmente, técnicamente, tácticamente…). Eddie es el menor de cuatro hermanos y el trabajo y la dedicación es algo que lleva en los genes muy inculcado por su padre Dan (ex jugador y entrenador) y por Chris (jugador de UCAM Murcia). Se pasan todos los veranos entrenando cinco horas al día casi todos los días de la semana. Es una auténtica gozada verles trabajar. Luego tenemos dos jugadores como Anton Lindqvist y Nils Botold, que estoy convencido serán dos jugadores determinantes en la liga en 3-4 años. Su progresión está siendo exponencial y ambos comparten tres factores claves para llegar: talento, físico y mentalidad. Son chicos ejemplares, humildes y trabajadores, con lo que si les respetan las lesiones los veremos en breve tomando responsabilidades (si no lo están haciendo ya- son nuestros jugadores 6 y 7). Sebastian [Andersson], con pasado en España, ha firmado por una universidad americana y es otro de nuestros jugadores jóvenes.
ZdB – Hablemos ahora de tu relación con la Federación sueca. Desde que llegaste al país nórdico, Suecia ha confiado en ti. Primero, ayudando en verano como asistente en entrenamientos de las jóvenes promesas y luego como entrenador (como este pasado verano con la U20 en la Baltic Cup, tras haber llevado otras categorías). ¿Cómo fue volver a la actividad tras el parón por la pandemia y con los Potho, Njie y compañía?
BB – Bueno, fue una experiencia increíble. Primero por, como dices, llevar un año sin actividad con selecciones por el maldito coronavirus, por lo que había muchas ganas de poder reunir tantísimo talento y ver de qué manera podíamos hacerlo funcionar. Y segundo, porque creo que siempre es un orgullo representar a los mejores jugadores del país donde llevas trabajando cinco temporadas, y en este caso unas generaciones como las de 2001 y 2002. Fue brutal preparar el equipo en tan poco tiempo y sobre todo ver cómo crecimos durante el torneo hasta alzarnos con el oro. Sin duda, Barra Njie y Kenny Potho son dos de los mejores prospects que Suecia tiene actualmente, con un potencial por crecer y mejorar que nos hacen ser especialmente optimistas con el futuro del baloncesto sueco. Durante la pretemporada tuve como cinco o seis llamadas de franquicias NBA preguntándome por ambos.
ZdB – Con el curso empezado saltaba la noticia y Hugo López, que firmaba en Japón, decidía dejar la absoluta sueca, pensando desde el órgano federativo en un tándem de entrenadores. La sorpresa saltaba cuando Boris Balibrea se incorporaba al equipo técnico, compartiendo poderes con los otros tres entrenadores. Imagino que una alegría y un orgullo, ¿verdad?
BB – Sin duda. Una satisfacción y felicidad difícil de expresar. Sobre todo, por dos razones: la primera, porque sabía que la Federación quería confeccionar un staff íntegramente sueco, apostando por entrenadores jóvenes de la liga (que lo están haciendo francamente bien), pero en segundo lugar, y para mí lo más gratificante de todo ello, es que en estas cinco temporadas en Suecia mis equipos no han ganado nada. Es más, creo que mi balance como entrenador es de más derrotas que victorias, siempre entrenando equipos humildes con poco presupuesto. Por lo que pensaran una vez más en mí para ayudar a su selección absoluta fue todo un chute de energía y esperanza, espero que no solo para mí, sino para tantos y tantos entrenadores que hay en la sombra, sin oportunidades de poder entrenar equipos ganadores, con poco presupuesto, con estructuras pocos profesionales… pero que están haciendo un trabajo excepcional. No seré yo quien diga que todo esfuerzo tiene su recompensa (porque no, no siempre es así), pero esta vez, como digo, me siento extremadamente feliz porque pensaran en mi más allá de los resultados de mis equipos.
ZdB – Si ya llama la atención cuando en un banquillo se sientan dos entrenadores, imagínate cuando son cuatro. ¿Cómo es eso? ¿Cómo es la repartición de las tareas?
BB – Bueno, fue una experiencia increíble. Como bien comentas, somos cuatro entrenadores con las mismas responsabilidades. Creo que la cultura sueca huye de las jerarquías y organizaciones piramidales y se basa más en algo mucho más lineal, donde todo el mundo puede aportar y donde el consenso es el objetivo final. Es algo que he ido experimentando en mis cinco temporadas aquí y que en las pasadas ventanas FIBA puede vivir en primera persona y de manera muy intensa. Creo que desde el primer día congeniamos muy bien los cuatros entrenadores (ya nos conocemos de la liga, por lo que la relación personal es buena, aunque nunca habíamos trabajado juntos). Lo más positivo de todo esto es que la mayoría de decisiones que se tomaron fueron extremadamente meditadas y discutidas, por lo que me atrevo a decir que la mayoría fueron acertadas. Este grado de implicación nos lo dio precisamente esa compartición de responsabilidades, ya que todos hablamos desde el mismo nivel. Luego, por su puesto, había tareas que repartir, por lo que Ludde (entrenador de Södertälje) fue el encargado de dirigir los partidos, Mikko (entrenador de Dolphins), el responsable de ataque, Jocce (entrenador de Nässjö), el responsable de la defensa, y por último, un servidor, que me encargué del scouting del rival.
ZdB – Sabemos que eres un enamorado del trabajo de tecnificación e individual. ¿Tiene su espacio dentro de la temporada?
BB – Bueno, pues durante la temporada no le puedo dedicar tanto tiempo como me gustaría, porque, como digo, jugando dos partidos por semana con viajes… dificulta mucho tener esos entrenamientos extra para poder perfeccionar aspectos del juego de manera individual. Los días pospartido sí que trabajo de manera individual con los jugadores que no han participado mucho en el partido, mientras el resto hace recuperación con el preparador físico. Y luego, por supuesto, jugadores como Eddie Czerapowicz, que siempre piden hacer algo de tiro antes o después de los entrenamientos, e intentamos hacerlo de manera más específica trabajando sobre situaciones reales del juego. El año pasado hicimos una buena postemporada, donde ahí sí le dedicamos TODO el tiempo del mundo al trabajo individualizado (tanto físico como técnico y táctico). Lo que sí hacemos mucho es apoyarnos en el vídeo individual, por lo que todos nuestros jugadores al acabar el partido reciben su vídeo correspondiente con acciones positivas o negativas del partido y aspectos que queremos reforzar o que deben mejorar. Yo siempre intento ver ese vídeo con tres o cuatro jugadores del equipo, así podemos discutir y es un buen momento para compartir impresiones con los jugadores.
ZdB – Desde fuera da la sensación que el equipo es una auténtica familia. ¿Lo sientes igual desde dentro?
BB – Sí, sin duda. Es una de las características que intento implementar allí donde voy. Siempre digo lo mismo: es muy difícil rendir siendo infeliz, por lo que mi responsabilidad como entrenador es ayudar a mis jugadores a ser felices. ¿Cómo? Haciéndoles sentir lo mejor posible. Al final del día compartimos muchísimas horas juntos. Dos entrenos al día, viajes, partidos, tiempo en el vestuarios, sesiones de vídeo… Algunos comparten piso, otros van al mismo restaurante a comer… Estoy convencido que si desde el club fomentamos que todo este tiempo que TIENEN que compartir sea lo mejor posible, se verá reflejado el día de partido, se verá reflejado en las adversidades, se verá reflejado en el día a día… y creo que es una de las fortalezas de mis equipos: el grupo humano.
ZdB – Selección sueca, cambio de club, mejor entrenador de la SBL… ¿En qué ha cambiado Boris Balibrea, tanto en el plano personal como en el laboral, en todo este tiempo en Suecia?
BB – Bueno, en muchísimas cosas. Esta es mi quinta temporada en Suecia y estoy convencido de que nuestra cultura mediterránea y latina congenia en muchos aspectos con la cultura nórdica. Pero en muchos otros, somos muy distintos. A nivel personal creo que soy una persona mucho más paciente, más dialogante… Podría decir que estoy en ese paso también de intentar evitar el conflicto. Hago más partícipe a la gente que me rodea e intento juzgar menos y empatizar más. Todos estos aspectos están ligados al Boris entrenador.
ZdB – Otro aspecto en el que no se suele reparar es la dureza de estar haciendo lo que sueñas lejos de tu país, familia y amigos. ¿Cómo lleva uno pasar tanto tiempo fuera de casa?
BB – Es duro pero merece la pena. Es complicado pero le encuentras el gustillo. Es difícil pero te sientes un afortunado… Es imposible transmitir ilusión, si no estás ilusionado; transmitir energía, si no eres enérgico; y transmitir felicidad, si no eres feliz. ¿Así que como puedo ayudar a mis jugadores a ser felices si yo no lo soy? ¡Imposible! Y esto es un pez que se muerde la cola. Yo me siento feliz de ver a mis jugadores felices, al club feliz, a la gente contenta de pertenecer a un club como el nuestro. ¿En Suecia o en Barcelona? ¡Qué más da! No voy a mentir cuando digo que me encantaría disfrutar de mi pasión cerca de mi familia, mis amigos… con buena comida y en una terraza en Castelldefels a 15º en diciembre. Pero tengo la oportunidad de vivir en un país como Suecia, conocer gente increíble y ser mejor persona y mejor entrenador. Siempre he dicho que podría vivir en cualquier lugar del mundo, mientras tuviera una pista de baloncesto y doce jugadores.
ZdB – ¿Cómo ha sido y es pasar la pandemia en Suecia? ¿Ha habido restricciones?
BB – Sinceramente, me siento un afortunado. Por suerte (o no, aún es pronto para saberlo) Suecia ha sido uno de los países con menos restricciones de todos. Los restaurantes siempre han estado abiertos, así como los centros comerciales, supermercados, tiendas de ropa… y en ningún momento la mascarilla ha sido obligatoria. Por lo que a excepción de las limitaciones de público en las gradas y el cierre de pubs y discotecas, podemos decir que el coronavirus no ha tenido un impacto tan agresivo como en la mayoría del resto de países.
ZdB – Sé que eres un entrenador de proyectos, en cierto modo idealista, pero que tampoco quiere poner miras a largo plazo. ¿Anhelas un proyecto en España? ¿Considerarías por ejemplo un cargo en ACB como asistente? ¿O vista la reputación de los entrenadores españoles y tu dominio del baloncesto internacional, te ves más en otro destino europeo u otro lado?
BB – Como bien dices, me considero un entrenador de proyectos. Volver a España es algo que sin duda me encantaría hacer en algún momento de mi vida. ¿Cuándo? No lo sé. Ahora mismo creo que estoy en el momento perfecto para seguir aprendiendo y viviendo experiencias en el extranjero que me permitan prosperar como persona y como entrenador. Seguir cultivando mi personalidad y aprender de otros estilos de baloncesto para volver lo mejor preparado posible. ¿Entrenar de ayudante en ACB? Sería algo muy bonito que sin duda me encantaría experimentar, pero creo que hay muchos entrenadores preparados que están haciendo una labor brutal y que están más cerca de ese círculo de lo que yo lo estoy, por lo que no creo que sea opción real ahora mismo.
ZdB – Muchas gracias por tu tiempo, Boris. Te deseamos lo mejor y agradecemos tu habitual predisposición para hablar/colaborar con nosotros.
BB – Muchísimas gracias a vosotros por el seguimiento, por la divulgación que hacéis del baloncesto, pero sobre todo por hacernos sentir queridos a muchos de los que estamos en el extranjero. ¡Gracias por vuestro apoyo!