Hoy toca analizar a los dos jugadores llegados al Levitec Huesca desde ligas extranjeras y sin experiencia en Oro. Tras su convenio con Basket Zaragoza, desde donde han llegado el entrenador Sergio Lamúa y los jugadores Aitor Etxeguren, Jaime Fernández y Ander Urdiain (ya presente en la 20/21), el conjunto peñista firmó el retorno de Devon van Oostrum y también se hizo con el interesante base Ayoze Alonso, teniendo bajo contrato al capitán Jorge Lafuente. A todos ellos se unirán el exterior internacional nigeriano Keith Omoerah y el pívot congoleño Gracin Bakumanya. 

Keith Omoerah
1992 / 196 cm

Voy a ser sincero. Al igual que me pasó con Charles Barton (GBC), la llegada de Keith Omoerah a la LEB Oro cumple un viejo anhelo de un jugador que ha ido quemando etapas en el profesionalismo.

El exterior canadiense con pasaporte cotonú (internacional por Nigeria, de donde son sus padres) se crió en el baloncesto universitario canadiense (Manitoba), donde destacó por su versatilidad y su fama de multiusos (medias en la 16/17, última campaña universitaria: 13.6 pt, 9.4 re, 3.1 as). Sin embargo, le costó encontrar equipo como rookie y recaló en Noruega la 17/18, en Bærum (18.7 pt, 10.0 re, 4.8 as). El verano de 2018 supuso un cambio para él, pues empezó a formar parte de la selección de Nigeria, en la que se fue convirtiendo en un habitual, y su exposición internacional aumentó.

De tal Manera, Mykolaiv, un equipo ucraniano que no solía tener extranjeros, apostó por él la 18/19 y no falló, dando un buen rendimiento (13.6 pt, 5.6 re, 2.7 as) y siendo All-Star. La 19/20 se fue a Irán por unos meses (Exxon) y en febrero de 2020, antes del coronavirus, volvía a Ucrania para firmar por Odessa, donde apenas pudo jugar tres partidos antes del parón. El pasado curso volvía a Mykolaiv, jugando por tercer año en Ucrania y volviendo a cumplir (29 mi, 12.9 pt, 4.8 re, 4.1 as); tras la finalización de la competición era reclutado en Francia para el sprint final de la ProB, jugando con Poitiers un total de ocho partidos (27 mi, 9.6 pt, 4.5 re, 2.0 as) antes de dejar el equipo para poner rumbo a EEUU y unirse al training camp de la selección nigeriana.

Si fichas a Omoerah está claro lo que buscas: músculo. Hablamos, además, de un jugador versátil que puede jugar en varias posiciones, aunque las de referencia son las de escolta y alero. Jugador pegamento y poderoso en el 1×1 y en el juego sin balón, sabe jugar el bloqueo directo y puede levantarse desde media-larga distancia. Capaz de jugar en el poste ante rivales inferiores físicamente, ayuda mucho en el rebote y se encuentra muy cómodo a campo abierto, donde es letal y crea mucho peligro (su capacidad para generar canasta o para sus compañeros abiertos se agradece). Atrás, ayuda y da intensidad. Su mayor hándicap es la inconsistencia de su tiro exterior, algo que le pasa factura.

Su llegada al Peñas va a aportar un físico privilegiado que siempre viene bien. Con Lafuente en ese papel de jugador multiusos, parece claro que el conjunto altoaragonés quiere crear su fuerza desde atrás, correr a campo abierto con jugadores como Ayoze Alonso y buscar sus generadores, como Van Oostrum y el propio Omoerah, mientras se hace fuertes en el poste. Está claro que el internacional nigeriano puede hacer carrera en Oro, pero falta por ver su nivel de impacto y si su tiro exterior y velocidad de ejecución no le pasan factura, como ha pasado con otros buenos jugadores europeos que llegaron nuevos a esta liga. Ese estilo y ese pasaporte nigeriano evocan a jugadores de pasado reciente (a pesar de las diferencias) y nos llevan a emitir una sonrisa maliciosa…

Gracin Bakumanya
1997 / 212 cm

Gracin Bakumaya vuelve a España, país donde todo empezó allá por 2011, cuando llegó a un Campus de Torrelodones siendo un niño y sin experiencia en su Congo natal a nivel de clubes, pero con una altura que ya llamaba la atención. Consiguió una beca del Torrelodones y empezó a destacar en categorías formativas, como suelen hacer estos jugadores del continente africano en niveles de formación. No solo destacaba a nivel de su equipo, sino que también lo hacía en la selección autonómica de Madrid en un equipo con Yusta, Víctor Moreno, Andy Ramírez y De la Rúa, entre otros. Su buen paso por cadetes, donde en el Campeonato de España de 2013 se fue a 14.5 puntos y 11.0 rebotes, hizo que la rumorología lo situara en el Baskonia, pero finalmente emprendió la aventura americana para jugar en High School. Sin embargo, no estaba cómodo y regresaba a Europa para recalar en Francia, previo paso por Bélgica, y seguir su formación con el legendario equipo Antibes. Allí, jugaba en el filial, donde explotaba en la 15/16 en el campeonato de Espoirs (14.3 pt, 5.3 re), pero con remota presencia en el primer equipo.

Se presentó al draft, en una de estas operaciones de marketing que se dan con los hombres altos con proyección desconocida, y empezó la tournée americana logrando colarse en la Summer League de la NBA con los Houston Rockets, llamando la atención de los Phoenix Suns para el training camp, teniéndole monitorizado en la G-League la 16/17 (Northern Arizona: 35 pa, 2.9 pt, 3.5 re). Con esas medias, su altura dejaba de llamar la atención, pero aun así en el draft de expansión Wisconsin Herd se hizo con sus servicios, jugando solo 4 partidos (15 mi, 5.3 pt, 3.5 re). Y regresaba de nuevo a Europa la 18/19, siendo ahora Serbia el lugar elegido, firmando por un club de la zona media como Spartak Subotica (el último en el que le seguí). Tras un curso cumpliendo su rol y teniendo continuidad, la 19/20 ficha por el Osijek croata, pero sale sin debutar y se va a Irán tras cambiar de agente (Toufarghan: 14.5 pt, 8.7 re, 1.5 ta). Esa 19/20 la iba a finalizar en Mozambique, pero la pandemia lo detuvo todo. Ahora, tras un año sin equipo, vuelve a la dinámica grupal de la mano del conjunto oscense.

Lejos ya de aquellos sueños NBA que en ocasiones logran este perfil de jugadores por su altura, Bakumanya no ha conseguido evolucionar en su juego y, por extensión, no se ha consolidado de forma adecuada en territorio europeo ni ha encontrado la regularidad. El reclutamiento del jugador por parte de una agencia española me hacía pensar en su llegada a España o Francia, como así ha sido. Hablamos de un perfil de ‘cinco’ grande, con buena envergadura, móvil para su tamaño para correr la transición y con coordinación a primera vista, atreviéndose a bajar el balón. Destaca como reboteador por su tamaño más que por su instinto de carpanta de los rechaces. Además, se maneja bien como finalizador, se siente cómodo en el juego de bloqueo y continuación y se atreve (sorprendiendo) desde la media-larga distancia.

No es un jugador que genere ni un virtuoso en el poste bajo, incluso a pesar de su físico le falta algo de fuerza y explosividad para ser más contundente, pudiendo sufrir ante pívots fuertes. Tampoco es un jugador de gran bagaje táctico, algo que le puede pasar factura en una competición como la LEB Oro, pero no nos engañemos, porque viene con un perfil muy determinado: dar descansos al pívot titular, aportar rebote e intimidación atrás, trabajo de bloqueos y aprovechar las pocas opciones que tenga en ataque para finalizar. De él depende encontrar en España de nuevo la regularidad y adquirir una fama como segunda unidad o, en cambio, ser un jugador más como otros de paso anecdótico por la competición.