Las lesiones azotan al Leche Rio Breogán, que ya reemplazó a De Thaey por Marshawn Powell y que ahora hace lo propio, tras unas jornadas, con el francotirador Ahonen, siendo el elegido ha sido un joven estadounidense con cierto pedigrí NCAA y alguna experiencia europea ya: Elijah Brown (1995 / 193 cm / 91 kg).

El nuevo jugador celeste, hijo de una leyenda como Mike Brown (ex jugador y entrenador NBA), empezó en Butler pero tras su año Freshman (13/14) salió en dirección a New Mexico, pues preveía que en Butler no tendría condición de titular al tener por delante a Dunham y Roosevelt Jones. Allí permaneció dos cursos (15-17) tras previo año parado (Redshirt). Su faceta anotadora (21.7 pt, Sophomore; 18.7 pt, Júnior) hizo que en su último año, cuando ya podía volver a cambiar hacia un gran programa como Graduate Student, se fuera a Oregon, siendo titular aunque sin tanto ímpetu anotador (29 mi, 13.6 pt, 3.3 re, 2.5 as).

En la postemporada probó con varias franquicias y jugó el prestigioso PIT ’18, torneo de Séniors NCAA, destacando con 15.3 puntos de media. Aunque no fue elegido en el Draft, jugó la liga de verano de la NBA, pasando a G-League la 18/19 (fue elegido en Draft y disputó 10 partidos en Grand Rapids Drive -14 mi, 5.4 pt, 1.9 re-, siendo despedido en diciembre). En febrero firmaría por el Dzūkija lituano (LKL), jugando 19 partidos (22 mi, 13.8 pt, 2.7 re, 2.2 as) y alternando actuaciones espectaculares y otros partidos en los que apenas apareció.

Esta temporada llega a la Serie A2 italiana, una categoría en la que los extranjeros suelen ser mejores que los que vemos por Oro, jugando 15 partidos en Rieti (28 mi, 14.7 pt, 4.5 re, 2.9 as), donde sería sustituido cuando el equipo decidió buscar un cambio y fichar un base.

Es complicado ocupar el hueco de Ahonen, sin lugar a dudas, porque el finés conoce la categoría, podía jugar de ‘uno’ y ofrecía una muñeca 100% garantizada. A cambio llega Brown, con pedigrí universitario, con presencia en ligas europeas (pero con varios cambios en su carrera) y ofreciendo grandes actuaciones frente a otras menos lúcidas.

Se trata de un jugador de rachas, buen anotador en transición y un peligro desde el triple (levantándose de forma rápida y segura), además de ser un seguro desde el tiro libre. Ojo, porque también puede anotar desde el dribbling, aunque no es un jugador excesivamente alto para el ‘dos’ (de ahí su poca carrera en EEUU) y no es un playmaker al uso, acumulando más pérdidas de balón de las que debería (un factor que le puede pasar factura en las defensas intensas de Oro). Brown será un jugador que brillará más cuanto mejor juegue su equipo, en función de circular el balón y moverlo, ya que se trata de un jugador muy efectivo a la hora de encontrar las zonas desde donde poder lanzar y del cual disfrutarán sus 4.000 socios cuando el equipo defienda y salgan corriendo al ataque (a campo abierto también es muy efectivo). Sin embargo, si el Breo ofrece su “otra cara” (se encasquilla desde el triple), Brown puede ser un arma de doble filo, porque aunque es un killer desde el triple su selección de lanzamientos es dudosa y con balón pierde más de lo que asiste.

Nadie puede dudar de la calidad de Brown, aunque por los motivos que comentamos (suplir a Ahonen y la ascendencia que este tenía en el juego celeste) no sabemos si podrá ofrecer lo mismo. Ya hemos visto cómo otros jugadores “con fama” que han llegado con el curso iniciado (Holmes, Riley o Powell) no están destacando en plan figura, por lo que tal vez la mejor noticia sería que Brown se convirtiera en un especialista fiable en el tiro en un equipo que necesitará la mejor versión de sus jugadores para lograr el objetivo de retornar a la ACB.