El eco de la escasez de jugadores españoles en la máxima competición española, la ACB, ha sido motivo de noticia y discusión en los principales medios del país. Es hora de volcar nuestra mirada sobre su hermana pequeña, la LEB Oro, una competición repudiada en cierto modo por sus propios organizadores, esa misma que después de 14 meses tiene una plataforma en la red para ver los partidos que sigue sin funcionar como debería, para decepción y resignación de aquellos fieles que la seguimos, esa liga que apenas sale en los periódicos nacionales y cuando aparece es, por ejemplo, con los nombres de los patrocinadores de los equipos desfasados o con tipo de datos que no se ajustan a la actualidad de la competición.
Los jugadores nacidos en España empiezan a ser un rara avis: la pérdida de la calidad de las condiciones económicas, una política de conflicto dominada por decisiones como la de apretujar la competición en el calendario para ahorrar costes y llena de contradicciones (al mismo tiempo que los dirigentes se quejan de las ventanas FIBA, permiten que sus competiciones se disputen en esas fechas a pesar del perjuicio causado a los entrenadores, que ven cómo se llevan piezas internacionales claves de sus equipos), la apuesta casi nula por el producto joven (este curso ha caído el número de jugadores U22, y muchos son extranjeros), o la internacionalización de las grandes canteras, va desembocando en unos datos preocupantes para el baloncesto nacional si en los años venideros se mantiene esta tendencia.
En la temporada 16/17 las plantillas que finalizaron la Liga Regular tenían a 114 jugadores nacidos en España (de los 193 que las componían), lo que supone un 59.1% de españoles en los equipos. Si dirigimos nuestras miradas a los datos de los minutos totales de la 16/17, vemos que los jugadores “nacidos en España” han jugado un total del 58.2% de todos los minutos posibles de esa Liga Regular de la LEB Oro.
Con ocho jornadas jugadas de la LEB Oro 17/18 disputadas (la recogida de datos la hicimos antes de la disputa de la novena jornada), nos encontramos que de los 191 jugadores que tienen ficha FEB o forman parte de la primera plantilla habitualmente (dejamos fuera a jugadores vinculados e incluimos a jugadores habituales como Samanic, Maura, Abia, Ferreiro o Araujo) y que han jugado algún minuto (descartamos a Derksen, JJ García, Agirre o Gordo), solo 100 son nacidos en España, lo que supone un 52.3% del total de las plantillas, y una bajada de jugadores nacionales en casi 7 puntos porcentuales, lo que prácticamente representa un puesto por cada equipo, que antes ocupaba un jugador español y ahora suele ocupar un comunitario o extracomunitario en la mayoría de los casos.
Si nos vamos al minutaje, en estas ocho jornadas de la 17/18, los jugadores nacidos en España solo ocupan el 48.3% de los minutos totales de la competición, casi 10 puntos porcentuales menos respecto a la 16/17, lo que viene producido, además del ya señalado menor número de jugadores nacidos en España en la plantilla, por un menor protagonismo de ellos en el juego.
Los datos de los jugadores «nacidos en España»
Equipo | Nº Jugadores | % de minutos | % de minutos 16/17 |
Levitec Huesca | 6/10 | 72.7% | 52.7% |
Melilla | 7/11 | 65.4% | 77.2% |
Sammic Host. | 8/11 | 65.2% | LEB Plata |
Leyma Coruña | 7/12 | 62.5% | 45.1% |
IBEROSTAR Palma | 6/10 | 59.7% | 80.9% |
Cafés Candelas Breogán | 5/11 | 51.6% | 52.1% |
Chocolates Trapa Palencia | 5/11 | 50.2% | 59.2% |
Unión Financiera Oviedo | 5/11 | 48.4% | 59.7% |
ICL Manresa | 5/10 | 47.4% | ACB |
Cáceres Pat. H. | 5/10 | 47.2% | 52% |
Barcelona Lassa B | 5/12 | 46.9% | 53.8% |
TAU Castelló | 4/9 | 44.2% | 70.7% |
Prat | 6/12 | 44.2% | 85.2% |
Carramimbre Valladolid | 4/10 | 38.7% | LEB Plata |
Actel Força Lleida | 3/10 | 38.1% | 49.2% |
Rio Ourense T. | 4/11 | 35.2% | 45.2% |
Clavijo | 4/11 | 33.6% | 47.7% |
Sáenz Horeca Araberri | 3/11 | 18.2% | 52.3% |
Analizando los datos de los minutos de los jugadores nacidos en España, Levitec Huesca es el equipo que más los usa, seguido de Melilla y Sammic Hostelería. En el lado negativo, están Sáenz Horeca Araberri con menos de un 20% de minutos para españoles, seguidos de Clavijo y Rio Ourense Termal. De los 18 equipos de la liga en solo 7 de ellos los jugadores nacidos en España juegan más de la mitad de los minutos de juego, mientras que si miramos la composición de las plantillas, en solo 5 de los 18 equipos los jugadores nacidos en España son más del 50% del total de la plantilla.
Los datos van más allá si los comparamos con la temporada pasada, de los 15 equipos que continúan en LEB Oro, solo en dos de ellos (el 13% de los 15) los jugadores españoles han aumentado su cuota de protagonismo, estamos hablando de Levitec Huesca y de Leyma Coruña.
Casos llamativos son el Prat, donde la finalización de la vinculación con la Penya le ha obligado a reinventarse y buscar otras alternativas pasando del 85% al 44%, o el TAU Castelló, que de un proyecto altamente nacional (70% de los minutos de la 16/17) se ha equiparado a los otros equipos de la competición (44%).
Estos datos, como señalábamos, son de las primeras ocho jornadas de la LEB Oro, lo que representa solo una cuarta parte de la competición, pero creemos que si lo hiciéramos al final de la Liga Regular los datos poco diferirían de la situación actual. Los datos no son solo preocupantes en la ACB, en su antesala también hay una tendencia a la baja, con jugadores que deciden dejar de jugar o emigrar.
¿Cuáles son las razones de esta tendencia negativa? Las razones pueden ser variadas, lo que está claro es la realidad producida por este cúmulo de factores. Las condiciones económicas, no salir de tu zona de confort, la globalización, una pérdida de calidad…y así podíamos estar unos buenos párrafos. Tampoco se ha traducido en oportunidades para los jóvenes jugadores a pesar del descuento ofrecido por la FEB en los costes de inscripción, donde ya hemos analizado en un artículo anterior en la web el descenso que hubo en el número de jugadores U22 (de 40 la 16/17 a los 31 de la 17/18) lo que supone solo un 16.2% de todos los puestos de las plantillas. Y hay que hacer hincapié que de estos 31 jugadores U22, solo 15 de ellos son jugadores nacidos en España.
Las normas de composición de las plantillas impuestas por los organizadores tampoco ayudan. Los equipos deben de tener inscritos y contratados un mínimo de ocho y un máximo de doce jugadores por plantilla, existiendo un mínimo de jugadores de formación (3 en una plantilla de 8-9, y 4 si es de 10-12, siendo esta última la habitual composición), y permitiendo un máximo de dos extracomunitarios (cuya licencia de inscripción es más cara). La trampa del jugador de formación hace que extranjeros que lleguen en cadetes cuenten como jugadores de formación, si cumplen los requisitos de ser comunitario y estar tres temporadas federado entre los 14 y 20 años.
La situación se agrava más si nos comparamos con otros países europeos con una segunda división de cierto prestigio y con poderío parejo a la LEB Oro como pueden ser Italia, Francia o Alemania. En estos países las respectivas ligas tienen un claro sabor nacional. En la ProB de Francia solo se permiten 4 jugadores foráneos con un máximo de tres extracomunitarios en las plantillas. Van más allá en Italia, donde solo dos jugadores no formados en el país pueden tener sitio en cada equipo, obligando a estos además a tener unas plazas reservadas para los jugadores jóvenes, aunque si que es cierto que cada vez se van observando jugadores extranjeros formados allí (Janelidze, Wheatle), aunque nada comparado con el alto número de las canteras españolas. En Alemania, las medidas de protección te obligan a tener siempre dos jugadores alemanes en pista con lo que al menos te aseguras un 40% del total de los minutos.
Las comparaciones son odiosas, pero la LEB Oro sale derrotada. La pérdida de protagonismo del jugador español se hace evidente y repercute en la máxima competición (los españoles apenas se ven en ACB), o incluso en las hermanas pequeñas, ya que no es infrecuente ver equipos EBA con cinco extranjeros copando el mayor tiempo de juego (esa es otra historia). Lo que está claro es que una FEB que siempre tiene todos sus ojos en la selección nacional, dando una impresión de dejar sus ligas de lado (insistimos en que tras 14 meses la plataforma de CanalFEB sigue teniendo fallos), puede quedarse sin su gallina de los huevos de oro porque los talentos siempre saldrán pero si la clase media que te eleva el nivel de competitividad no llega, la situación será cada vez peor.
Nota – Si hubiéramos cambiado el término de jugador «nacido en España» por el de «seleccionable» los datos poco hubieran variado (las excepciones fueron dejar fuera a jugadores como Samb nacido en Senegal, o Sutina en Argentina). En ningún caso consideramos usar el término de jugador de formación porque aunque es el requisito que la FEB pide para inscribir un mínimo de jugadores, varios son los formados aquí pero fichados de otros países siendo niños o adolescentes.