Gerard Encuentra es el hombre de moda tras conseguir el ascenso de forma brillante con el ICG Força Lleida en una Final Four donde derrotó a los principales favoritos con mega proyectos, cuando su equipo no contaba en verano entre los pronósticos. El entrenador catalán, de tan solo 34 años, debe ser un ejemplo para muchos entrenadores que buscan hacerse un nombre en las Ligas FEB. Como él, muchos se desviven por el baloncesto y buscan esa oportunidad para asomar su cabeza y sobresalir, aunque pocos son los afortunados que lo logran, porque muchas veces hay demasiados factores influyendo.

No podemos descifrar el juego de su equipo de forma técnica. Han salido varios hilos en X muy interesantes, pero solo os podemos decir que el playbook es largo y con múltiples variantes dentro de los mismos. El juego coral, con muchas pautas defensivas, donde priman las ayudas, se une a esas transiciones letales o un juego en estático donde compartir el balón y buscar la mejor opción para el mejor tiro es claro. Siempre se le oye decir que el éxito es de “los nanos”, pero también hay que considerar que sus jugadores creen a pies juntillas en el plan de partido y en sus modificaciones, ese que siempre está escrito en una chuleta que el coach repasa una y otra vez antes del inicio o en el descanso como si no se la supiera de memoria.

Otra de las claves de Gerard Encuentra es que cree en su cuerpo técnico considerándolo una familia, sin dejar ni un detalle al aire con esa obsesión suya de que nada salga mal, comparten horas y horas en el despacho de Barris Nord, donde desgranan cada día a sus rivales y su propio juego. Esa misma familia que se va a cenar juntos a un bar de confianza tras cada partido en casa los viernes bien entrada la noche. Decía su segundo, Jordi Ribas, tras ganar la F4, que nunca había trabajado tanto como esta temporada, pero que cuando veía a Gerard dejarse la vida trabajando lo único que te pedía el cuerpo era llegar a casa y seguir “currando”. El de Prat es un elemento clave su carácter jovial siempre pone un contrapunto, llegó hace tres temporadas por su experiencia Oro y ha sabido aportar todo su trabajo estadístico a la labor diaria. Otro punto importante es Albert Mateus, coach muy joven, el de Valls llegó a Lleida tras una experiencia en USA para estudiar INEF, desde entonces no ha dejado de progresar en las categorías base del Força Lleida, con un máster en Big Data Deportivo. Cuando Marc Díaz dejó un hueco en el staff hace dos cursos, la dirección deportiva tuvo claro que era el perfil: joven, con ganas, con mucho baloncesto y un espléndido futuro. El delegado es David Moyá, que acompaña a Encuentra desde su época de Pardinyes. 

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Otra pieza clave ha sido el plano físico. Muchas veces perdemos la vista, pero hoy en día en estos equipos profesionales el preparador físico es un factor diferencial en muchas ocasiones. Lleida ha sabido protegerse de las lesiones y salvo el contratiempo de la pretemporada de Vega y Hasbrouck, apenas se han perdido partidos algunos jugadores. Enric Conesa es el responsable de este éxito. A pesar de su juventud, ya tenía experiencia en otras temporadas con el equipo ilerdense. Este verano llegaba para trabajar por primera vez con Encuentra. Metódico, serio, profesional, cuidando al mínimo detalle, para él no existe la relajación (solo cuando se va a correr sus carreras de montaña). El preparador físico con un doble grado en CAFYD + Fisioterapia, ha encontrado la sinergia, ha repartido muy bien las cargas de trabajo, ha clavado la realización de los “tapering” y Encuentra ha confiado en él en la distribución de entrenamientos de mayor o menor carga. La extensión de Enric han sido dos hombres claves en el día a día, con las confidencias de jugador además del trabajo de recuperación, la sonrisa y las “buenas manos” del navarro Iñigo Gaínza y Albert Setó. El cuadro médico es un “team»clásico que nunca falla con Xavier Peirau y Roger Poblet.

No se puede pasar por alto, el trabajo en los despachos, de muchos empleados pero sobre todo en la dirección deportiva. Al asturiano Joaquín Prado, afincado en Lleida, le deben faltar horas al día, coordinador de los equipos base, tanto en masculino como femenino, él ha sido uno de los constructores de esta plantilla campeona. Conocedor de la liga donde fue entrenador, con su amplia experiencia y su paso por categorías de formación (actualmente está con la Sub17 de España como entrenador principal) ha sido un apoyo en muchos momentos y la calma en momentos de vientos contrarios. Otro factor clave es Albert Aliaga junto a su junta directiva, llegó en 2020 a la presidencia para hacer crecer al equipo y recuperar la masa social, apostó por Gerard Encuentra en su momento, muy activo en la búsqueda de nuevos patrocinadores que se suman al principal, ICG, con la familia Pi a la cabeza, y siempre optimista en los sueños de ACB desde el minuto uno.

Gerard Encuentra entra en las Ligas FEB siendo muy joven, pero con la idea clara de que el baloncesto era su vida. Era la 14-15, y estuvo de ayudante dos cursos en Pardinyes. Tras el descenso del equipo y comunicar Serna que no continuaba, la directiva del equipo de barrio ilerdense apostaba por él tras conseguir mantener la plaza. El método Encuentra empezaba a carburar y esa 16-17 el modesto equipo llegaba a las fases de Ascenso a LEB Plata. Esta web lo entrevistaba y siete años después los titulares podían calcarse a los que hemos visto estos días en diferentes medios: “El éxito es gracias a los jugadores, durante todo el año han sido unos auténticos profesionales. El equipo ha sido una piña desde el primer día y han trabajado como auténticos profesionales; gracias al esfuerzo estamos disfrutando de esto…Me considero algo maniático o perfeccionista, como lo queráis llamar, tiene que estar todo controlado, si no enfermo. El estilo de juego que me gusta es el de ser muy intensos en defensa y en ataque jugar a un ritmo rápido, jugar dinámicos, pasarnos mucho la pelota”. Una temporada donde a sus 27 años hacía creer a su equipo y trataba con jugadores con mayor experiencia como Pau López o Xavi Mendiburu. No se pudo lograr el ascenso y la temporada siguiente quedaron eliminados en el cruce previo del Grupo C después de ser segundos otra vez de su grupo. Fue la 18/19, en una temporada de cambios, con despedidas, pero la vinculación con Lleida trajo varios jóvenes, unidos a la estrella Wendell Davis, cuando llegó el ascenso a Plata ganando al GranCa de Kljajic-Diop, o a Chantada entre otros.

Con un proyecto muy modesto Pardinyes llegaba a Plata, el inicio no fue fácil, les pesaba la categoría, los problemas físicos de Dieng pasaban factura, un 1V-6D, podía desmoralizar a otros. Pero las victorias ante equipos top del Grupo Este como Barça y Prat les dieron confianza. Cayeron en el corte de la segunda fase en el grupo de descenso, pero el equipo iba in crescendo y derrotaban a sus rivales siendo líderes del grupo Permanencia, lo que les hubiera dado el derecho a jugar Playoff hasta que el Covid paró todo. La siguiente temporada, la 20-21, en un año raro, no falló, clasificó a su equipo para playoff, pero unos episodios de COVID le paró el ritmo y un duro Zornotza los eliminaba sin problemas.

El verano de 2021 fue muy convulso en Lleida, el run-run era fuerte, Força Lleida había descendido con un final abrupto en una temporada marcada por el Covid, Pardinyes intentaba crecer. Pero la directiva ilerdense hizo una buena labor en los despachos, consiguió una permuta con el filial del Barcelona, y convencían a Gerard Encuentra para coger las riendas del equipo, mientras que Pardinyes tras la marcha del coach renunciaba finalmente a jugar en Ligas FEB. Aun así era una apuesta arriesgada, su juventud, un club que venía de descender y de vivir unas temporadas en el desierto, la dificultad de apostar por un entrenador de ligas de inferior nivel (hasta ese verano en los últimos cuatro cursos de Oro, solo dos entrenadores, Gerard Encuentra y Roberto González, habían llegado desde la Plata y EBA desde otro equipo), generaba ciertas dudas, ante un Barris Nord que en sus partidos iniciales juntaba poco más de mil personas.

La temporada 21-22 fue muy buena, tras debutar con derrota ante Estudiantes, sumaron varios triunfos y se quedaron a un paso de jugar la Copa Princesa, empatados a triunfos con Granada y tan solo cuatro derrotas. La segunda vuelta se hizo un poco larga, pero a pesar de ello obtuvieron un meritorio tercer puesto en liga regular con 22 victorias y 12 derrotas. Los playoff fueron una durísima serie contra Cáceres que les llevó hasta el quinto partido pero el germen ya estaba instalado en Lleida, una ciudad de baloncesto que soñaba con volver a su equipo en lo más grande. La Final Four fue en Girona y la proximidad hizo que el color burdeos, al cual se habían cambiado ese curso, destacase y mucho. Las semis contra el Girona de Marc Gasol se saldaron con derrota en un partido donde pesaron los nervios y la calidad gironí.

La 22-23 el ICG también rayó a un gran nivel, con ganas de confirmar que la anterior temporada no fue un espejismo, el equipo seguía sumando triunfos y se mantenía en la zona alta, aunque no llegaban a dar ese paso. La salida abrupta de Carrera hacia la ACB les hizo convulsionar tímidamente pero el plantel aguantó el tirón y quedaban sextos repitiendo el mismo balance de 22V-12D. En playoff sin factor pista les tocó el Real Valladolid. El primer partido se les escapó, y en el segundo una acción polémica sin pitar les llevó a la prórroga donde el cara y cruz les salió con una nueva derrota. La serie viajaba a Lleida pero un Valladolid más tranquilo, ganaba el cuarto partido y se llevaba la serie.

La 23-24 la conocéis todos, bastantes cambios en la plantilla, lesiones en pretemporada, derrotas en el inicio que los colocaron en zona de descenso, la llegada de Krutwig y, partido a partido, un equipo que crecía desde la defensa, un juego coral en el que cada partido no sabrías quien te iba a hacer daño. Hasbrouck podría ser tu clutch player o de repente Lobo era una metralleta, Villar te robaba el balón, Kuath volaba o Krutwig parecía un miniJokic. La confianza era tal que a veces la segunda unidad es quien finalizaba los partidos para ganar. La racha victoriosa final, el estilo de juego, hizo que llegase al final como un tiro, lograban el tercer puesto de liga regular con un balance de 26V-8D, la sensación de un Barris Nord cada vez más inexpugnable y Gerard Encuentra pasando de los 100 partidos en Oro y con el mejor balance de victorias de la historia reciente del Força Lleida. No dejaron opciones al HLA Alicante con un claro 3-0 en modo rodillo en los playoff y llegaron a la F4 para aguantarle a San Pablo Burgos en las semis siendo mejores en los últimos minutos, derrotando sin paliativos a Estudiantes en una final que quedará para el recuerdo.

Comentaba Gerard Encuentra a sus allegados que su paso por Oro le recordaba a su etapa de EBA en Pardinyes, “un debut espectacular a las puertas, una segunda temporada buena pero sin caramelo, y la tercera tocaba”. El trabajo de un grupo que estaba tranquilo, seguía a tope, cuidaban las cargas, creían en el plan y además esmeraban hasta el último detalle, sin apenas salidas a eventos para evitar distracciones como les sucedió hace dos cursos. No sabemos si el propio coach en septiembre hubiera apostado por su ascenso a ACB, pero seguro que la semana previa a la F4 lo hubiera hecho. Un entrenador enfermo del baloncesto, capaz de escaparse por semana a Manresa, Barcelona o Madrid entre otros para ver básquet en directo, afable en el trato a la vez que reservado, pero maniático del mínimo detalle. Una de las virtudes que apenas he leído en esta semana donde ha sido el hombre de moda es el magnetismo que produce su trabajo en su entorno y que te hace creer que eres capaz de todo. Reservado en la vida normal, afable con los aficionados cuando pasea por Terra Ferma, su carácter ganador le hace transformarse en la pista con ese carácter volcánico que ha ido modulando de forma progresiva desde su primera temporada en Oro hasta en la actualidad. Su capacidad de buscar sistemas para sacar virtudes para sus jugadores hace que ellos se sientan mejor y quieran estar junto a él. A su lado, son varios los jugadores que han madurado en su juego y dado un paso hacia el siguiente escalón hasta acabar en la NBA como Badji o en la ACB como Rosa, Carrera, Marcos o González, tras ser entrenados por él. Ha demostrado que puede convivir con caracteres incendiarios como Carrera buscando lo mejor para el equipo, como la temporada y media que estuvo en Lleida el criollo antes de irse, cuando otros entrenadores no pudieron ni convivir con él medio curso. Recordaba Vega en un podcast local que con Encuentra estaba muy a gusto, que les daba mucha confianza, pero que no se casaba con nadie, si fallabas atrás te ibas al banco, pero que sabías que había cero rencor y a los dos minutos volverías a salir. La misma exigencia que se exige a sí mismo, como cuando pierde un partido y su cabeza solo da vueltas en que ha fallado “mientras cuesta hablarle”, alguien que disfruta con su trabajo porque hasta que llegó a Oro compaginaba su función de entrenador con otra actividad laboral, donde sabe que siempre tendrá las puertas abiertas.

Ahora llega la ACB, un nuevo reto para todos, el club deberá crecer en estructura, en presupuesto, pero la ilusión permanece intacta en un entrenador sobradamente preparado a pesar de su juventud. Sabe que la afición estará detrás (espectacular Nucli Burdeos), que el reto es grande, pero seguro que Gerard Encuentra ya está dándole vueltas a todo mientras espera que esta locura mediática se apacigüe, y pueda volver a su rutina y tranquilidad con su vida donde el baloncesto ocupa una amplia parte.