Algo que sorprendió en la 21/22 fue ver cómo en Portugal, país vecino, no hubo ni un solo jugador español, algo que no sucedió en los banquillos, con un clásico como Moncho López (ahora en Japón tras trece años en Porto) y otro técnico con pedigrí allí como Manolo Povea (actualmente en Venezuela tras dirigir al Oliveirense hasta el mes de enero), apareciendo también en escena Rafa Sanz (Académica).

Decimos que sorprende porque a finales de los años 90 la explosión de la Ley Bosman fue determinante para que muchos jugadores emigrasen fuera de nuestras fronteras, faltos de oportunidades en ACB-LEB. Eran tiempos en los que los españoles llegaban a la ACB, pero buenos jugadores se iban a buenas ligas europeas de peso, como, por ejemplo, Lasa (Grecia), Isma Santos y Tomás Jofresa (Benneton, Italia), Pablo Laso (Trieste, Italia), el NCAA Peral (Grecia), los interiores Ferran y Morales (Grecia), Óscar Yebra (que acabaría por Irán antes de pasar por el Limoges francés), el tirador Alex Escudero, el base cerebral Pablo Martínez y el ‘cinco’ Moraga (los tres en Italia), los ahora agentes Aisa y Villalobos (ambos Francia), Montero (Francia), Alfonso Reyes (PSG, Francia), otro agente como Diego Fajardo (Italia, donde hizo carrera larga)…

Pero donde hubo un verdadero boom fue en Portugal, donde la Ley Bosman abrió las puertas a los jugadores españoles con una invasión progresiva y las buenas condiciones económicas, como relataba Pepón Artiles, que se unían a los jugadores locales y dos jugadores extranjeros también (normalmente americanos). Al final, si lo comparamos con el momento actual, el baloncesto de ahora se ha modernizado y es raro ver al jugador español marchar, salvo los casos de estrellas de NBA-Euroliga, aunque siempre hay jugadores que buscan (mejores) opciones que en España no pueden ofrecerles en la LEB (porque hablar de españoles en ACB es hablar de algo que no existe…), como, por ejemplo, los casos de Fede Uclés y el hispanodominicano Juanjo García (en Francia la 21/22). Además, tal vez en Portugal no se cumplen ahora mismo las condiciones para emigrar allí (la invasión hispana cesó a principios del 2000, cuando empezaron a aparecer los problemas de la crisis económica, como relataba Artiles), a lo que se suma al cambio de una normativa que permite cinco jugadores extranjeros sin mirar la nacionalidad, lo que abre las puertas sobre todo al mercado americano, dejando a los españoles fuera de su punto de mira.

Pero remontémonos un poco en la historia. La apertura de fronteras hizo que nombres míticos dieran el salto de España a Portugal. Hablábamos de jugadores incluso con pasado internacional en la selección española como fueron Pep Cargol y el ala-pívot Zapata (Benfica), Carlos Ruf (Queluz) y el pívot olímpico en Barcelona ’92 Santi Aldama (Porto), los predecesores para que en la temporada 1999/2000 hubiese una verdadera invasión con nada menos que 34 representantes españoles en la liga, repartidos en los 13 equipos que la disputaban (media de 2.6 españoles/equipo), impulsados a hacer las maletas porque los equipos ACB apostaban por otros comunitarios (que en determinados casos no mejoraban al jugador español).

Repasamos los jugadores españoles que estaban en la liga portuguesa al inicio de la temporada 1999/2000. Nombres que seguro que os sonarán.

Porto. El gran favorito y el campeón de las últimas ediciones contaba con el alero José María Pedrera, que antes de su aventura portuguesa había estado en ACB con Murcia y Cacéres.

Ovarense. A la postre campeón sorpresivo, donde la estrella del conjunto era Joffre Lleal, que tras su paso por Penya y Murcia llegó con muchas ganas a Portugal y se hizo un nombre durante varias campañas en el país luso como afamado anotador. Esa temporada le acompañaban un base cerebral como David Berbois, un guerrero de la zona como José Luis Guerrero y Willy Villar, actual director deportivo del Gran Canaria.

Benfica. En horas bajas, fichaba al alero Jerónimo Bucero, que tras formarse en la NCAA había jugado en ACB (Cáceres y Girona).

Portugal Telecom. Outsider en los años previos, tenía como fichaje estrella nada menos que a Ernesto Serrano, que llegaba desde el Unicaja con un rol secundario en la ACB, y el mítico Pepón Artiles, que hace nada veíamos en EBA aún.

Oliveirense. Otro outsider. Contaba con Joaquín Arcega, que tras su paso por LEB y ACB hizo carrera en Portugal, con categoría de estrella allí, y se juntó con Jordi Tombas.

CAB Madeira. Un equipo mítico que contaba con varios españoles. Un base director como Diego Sancho, el ex-Penya Josep Perich, la fuerza de Alberto Rodríguez (hasta hace poco dando guerra en Plata -Xuven, 15/16-) y la estrella Juan Carlos Barros (un ala-pívot con muchos años en ACB y que con la apertura de fronteras se fue a Portugal, donde permaneció varias temporadas). A todos ellos los apoyaban extranjeros con pasado en España como Kenneth Roberts y Chima Valentine.

Esgueira Aveiro. Contaba con dos pívots españoles con pasado en ACB. Uno era Pablo Giménez, que hizo carrera en el equipo tras llegar desde la LEB y haber jugado en ACB con el COB. Le acompañaba Rafa Talaverón, que llevaba unos años en tierras portuguesas tras jugar en la ACB con Granada.

Seixal. Entrenado por el legendario Melynchuk, venía de ganar la Copa con el bloque español y sufrió varias bajas, pero esa campaña era el único que podía hacer un quinteto español optando por jugadores jóvenes de proyección, como el base Daniel Cerezo, el ex-Penya Óscar González, el anotador Tomás López, los centímetros de Rubén Navarro y David Fernández, que volvía al equipo para ser jugador franquicia.

Queluz. También varios jugadores nacionales en el equipo, como eran el veterano Edu Piñero (desde la LEB y con pasado ACB), el interior Tomás González (tras su paso por Cáceres y Girona en ACB había llegaba el curso anterior a Portugal y fichaba ahora por Queluz) y Fernando Ovelleiro (otro pívot que llevaba años también en Portugal).

Iliabum. En sus filas, dos interiores con pasado en Ligas FEB: Óscar Revuelto y Antonio Mendoza.

Gaia. Sorprendía con una pintura completamente española, dejando un backcourt americano. Los 210 centímetros de Félix Aguilar se unían a los de Jesús Del Río, Pedro Rodríguez y Óscar García.

Imortal. Era uno de los equipos más modestos y tenía en sus filas a Miguel López y Sergio Segado.

Figueira Ginásio. Con otros comunitarios de otros países, contaba con Pedro Cruz y el tirador Rafa Granollers.

Como se puede comprobar había un poco de todo: jugadores veteranos que hicieron carrera, bastantes con pasado en ACB que buscaban un campeonato “más sencillo” unido con un buen contrato, otros con ganas de tener oportunidades y reencontrarse o jóvenes que preferían vivir una experiencia fuera de España. Está claro que el baloncesto portugués ha cambiado. La primera división lusa poco a poco ha ido elevando el nivel tras unos años de travesía en el desierto y en su pasado, hace ya más de veinte años, sufrió una invasión española que queríamos que recordarais.