Hoy es turno de hablar con Miguel García Granados (Plasencia, 1994), un jugador que desde muy pequeño sabe lo que es dejar su casa por el sueño del baloncesto, que durante muchos años se consolidó en la Liga EBA, sobre todo en el CB Chantada, y que desde hace dos años disfruta del baloncesto en Suecia. Hablamos con él para que repasar su trayectoria y hablar de muchas más cosas.

ZdB – Comenzamos por tus inicios en el baloncesto. ¿A qué edad empezaste a jugar y quién te influyó para hacerlo?

Miguel García Granados – Comencé a jugar con 10-11 años en el colegio San Calixto en Plasencia (Cáceres); recuerdo que teníamos baloncesto como actividad extraescolar y nunca me dio por practicar otro tipo de deporte, solo me gustaba el básquet. Poco a poco tuve la posibilidad de empezar con el equipo de los alevines del equipo del Colegio San Calixto, que mas tarde ya nos fusionaron con el equipo Plasencia Ambroz. No me sentí influido por nadie, siempre fui fiel a mi mismo: lo que me gustaba, lo hacía, y eso mismo es lo que me decían mis padres («tú haz siempre lo que más te guste»). Les tengo que estar muy agradecido por inculcarme esos valores.

ZdB – Destacas de pequeño con la selección de Extremadura y con Plasencia y consigues pronto una beca para jugar en Valencia. ¿Cómo fue marcharte fuera de casa con esa edad?

MGG – Desde que me llegó la oferta de la beca, pues imagínate… Yo no tenía otra cosa en mi cabeza que irme y disfrutar de lo que me encantaba. Marchar fue duro, como puedes imaginar, con 14 años irme de casa a Valencia, dejando a mis padres aquí y siendo hijo único.

ZdB – ¿Qué tal la experiencia en categorías formativas en cadete con Valencia?

MGG – Siempre, desde bien pequeño, me adapté rápido a los sitios donde iba. En Valencia fue muy especial, todo lo que me lleve de allí fue una experiencia ÚNICA. Era todo diferente a lo que había visto, desde entrenamientos, hasta el trato con jugadores, entrenadores, directivos… 

Íbamos al colegio por las mañanas y entrenos a la tarde. Muchos días había que doblar con cadetes y júniors y algún entreno de EBA, más partidos o torneos por toda España, entrenamientos específicos los fines de semana o cuando no había colegio; básicamente era una vida mini-profesional.

Aprendí mucho en aquellos años tanto como deportista como persona y me dio la oportunidad de medirme a los mejores en los campeonatos de España y jugar con la selección de la Comunidad Valenciana dos años. Ser invitado al Jordan Brand Classic de Estambul fue una experiencia única también.

ZdB – Das un giro y en júnior acabas en la cantera del Cajasol, actual Real Betis, y también cerca de casa, en Cáceres. ¿Tal vez fueron muchos cambios en corto tiempo o más bien experiencias para guardar en la mochila?

MGG – Por aquel entonces recibimos la oferta de Cajasol y decidimos salir de Valencia y probar en otro sitio, pero no nos salió como queríamos. Tal vez por las malas decisiones o por no tener el nivel esperado, pero contento de esa experiencia en Sevilla también porque me hizo ver el mundo del básquet de otra manera y aprender a ser más humilde.

En Cáceres fue una experiencia genial: segundo año de júnior con Roberto Blanco (actual entrenador de Cáceres en LEB Oro) y ya teniendo minutos en EBA con Arnau Moreno, entrando en el rol con LEB Oro para ayudar al primer equipo. Ahí fue la primera vez que debuté con ellos. Recuerdo que Carlos Cherry habló con Aranzana y le dijo que nos sacara a los jóvenes en el ultimo cuarto. FUE INCREÍBLE. 

ZdB – Tu primera experiencia sénior es en Salamanca en la 12/13, en Tormes, donde a pesar de tu juventud tienes bastantes minutos al lado de jugadores como Arturo Cruz y Austin Simon. ¿Cómo era ser joven en aquella EBA?

MGG – Recuerdo ese año como uno de los mejores años en la EBA a nivel de jugadores y equipos. Había grandes equipos, llenos de americanos que querían probar en España, pero ya te digo que con un gran nivel, como Austin Simon (JUGADORAZO) .

Era mi primera experiencia como senior y la verdad el club se portó conmigo muy bien; al que tengo que agradecer a su presidente, Darío, porque es una gran persona. Me llevé buenas amistades, como Pedro de la Calle, Arturo Cruz y Diadia Mbaye, entre otros.

ZdB – La 13/14 tiene como un significado especial, ya que vuelves a casa al fichar por Plasencia. Sin embargo, los Vargas, Blázquez y Cuesta te cierran el paso. ¿Cómo fue ese retorno?

MGG – Fue complicado. Era mi segundo año de sénior y no tuve los minutos que esperaba. Yo lo que quería era jugar, pero ese año no tuve mucha suerte y tuve pocos minutos. Decir que teníamos una gran plantilla y había muchos jugadores con peso y con experiencia; los jóvenes debíamos aprovechar minutos para hacerlo bien y darle confianza al entrenador.

ZdB – Entonces, vuelves a emigrar y realizas una buena temporada en Ferrol, lo que te vale para tener un buen contrato en la temporada 15/16 con Enrique Soler, pero la falta de minutos te hace recalar esa misma campaña en Chantada.

MGG – Tras una gran temporada en Ferrol a nivel personal, en la que tuve muchos minutos y buenos números, mi agente me pasó la oferta y decidimos emigrar a Melilla porque había una buena situación deportiva, con el Club Melilla Baloncesto como vinculado.

Hacía vida con el Enrique Soler en EBA y con el Melilla Baloncesto casi a la par, doblando entrenos también. Uno de los días de entreno durante la pretemporada del primer equipo tuve una lesión en acromioclavicular tras un bloqueo y me tiro apartado al menos un mes. Me costó reenganchar con el equipo EBA y buscar mis minutos, pero no tenía mucha confianza en mí mismo y tampoco tenía la del entrenador por aquel entonces. En Navidad hablamos con el club y les comenté la posibilidad de salir. 

Mi agente se puso en contacto con Chantada y hicimos un cambio de jugadores yo me fui para allí y vino otro jugador de Chantada en mi lugar (Octavio Cabrera).

ZdB – Al final estuviste cuatro temporadas y media en Chantada. ¿Esperabas permanecer tanto tiempo? ¿Cuáles fueron las claves para renovar año tras año?

MGG – Desde el momento en el que llegué me hicieron sentir como uno más de casa y como de la familia; yo creo que esa es la razón por la que renové año tras año. Creo que fue una de mis mejores etapas como jugador, que me hizo madurar mucho, también como persona.

ZdB – ¿Qué recuerdos o anécdotas guardas?

MGG – Pues imagínate qué recuerdos… Campeonato de Liga, fases de ascenso, el pueblo volcado con nosotros, gente maravillosa, todos los amigos que me llevo de allí, jugadores y entrenadores.

Desde aquí quería agradecer personalmente a toda la familia del Club Baloncesto Chantada todo lo que hicieron por mí: a todos los jugadores con los que he tenido el placer de compartir vestuario y a mis dos entrenadores, Alberto Gómez y Alberto Fafián. Tengo que hacer una mención muy especial a su antiguo Presidente, José Antonio García, y a su esposa, Teresa, y a Maruja del bar Centro porque me trataron como a un hijo más.

ZdB – Integrado en la ciudad y con un trabajo como técnico de ambulancia, en el verano de 2020 anuncias tu marcha del equipo. ¿Qué razones te llevan a tomar esa decisión? 

MGG – Decidí dejar el equipo aquel verano, aun teniendo algunos meses más de contrato en mi trabajo, pues sabía que después de los dos años no me iban a renovar. Además, tenía una relación sentimental fuera y quería probar y salir de mi zona de confort… Probar algo nuevo y, sobre todo, aprender inglés y poder tener otra lengua más para poder comunicarme. Era muy feliz, como ya he dicho; creo que fueron mis mejores años, pero quería algo mas y era ahora o nunca.

ZdB – En la segunda división de Suecia (Superettan) firmas por Trelleborg.

MGG – Salió la oportunidad de jugar en la segunda división del baloncesto sueco y tener la posibilidad de poder trabajar y jugar al mismo tiempo, ya que un sueldo de jugadores de básquet a este nivel no te da para vivir y hay que buscarse un poco la vida.

Tenía mi pareja fuera, en ese país, y las condiciones del club eran bastante aceptables para como esta todo. Además, tenía la posibilidad de optar a un puesto de trabajo en el que ahora mismo estoy fijo en la empresa para la que trabajo, lo que me ofrecía una estabilidad.

Compagino baloncesto y vida laboral desde que estoy en Chantada: un trabajo de 8 horas diarias, sala de pesas y entreno de básquet cuatro días a la semana. Si quieres jugar a estos niveles o estudias o trabajas, porque las situaciones económicas son tan pobres que no puedes dedicarte solo al baloncesto.

ZdB – Ya llevas dos temporadas en un equipo que está en una pequeña ciudad que tiene un puerto importante y está situada en el sur de Suecia. ¿Cómo es tu día a día?

MGG – La primera temporada fue complicada, apenas tuvimos partidos por la pandemia, pero la segunda ya sí con toda la normalidad. Ahora mi día a día es trabajo (7:00-15:45), sala de pesas de una hora de duración y entrenamiento técnico-táctico de dos horas.

ZdB – ¿Y cómo es la vida allí?

MGG – La vida aquí es muy diferente, no lo puedes comparar con España. Económicamente es uno de los países más ricos de Europa y el nivel de vida es bastante alto también, el cual políticamente hablando es bastante correcto y las leyes están bien establecidas. Nuestra cultura, gastronomía y clima son muy diferentes al de allí.

ZdB – ¿Cuál es el objetivo de los Pirates? En la temporada quedasteis en mitad de tabla y perdisteis en cuartos de final de playoffs, a pesar de que en varios partidos contasteis con Javi Medori e incluso el exLEB internacional sueco Carl Engström.

MGG – El objetivo del club es formar jugadores jóvenes y también asegurar la permanencia, como en cualquier equipo, si bien he de decir que ahora el club dio un salto de calidad y tenemos buenos jugadores con los que hemos llegado lejos esta temporada, con hambre de más cada partido que hemos jugado. Fuimos madurando mucho en la pista y las últimas incorporaciones nos hacían exigirnos más y luchar por el ascenso en los playoffs, pero nos salió un mal partido de vuelta en los cuartos de final que no nos dejó avanzar más.

ZdB – ¿Cómo es la vida en el equipo en comparación con España y en términos de intensidad de los entrenamientos, scouting, calidad de desplazamientos, facilidades para la vida diaria…?

MGG – Más o menos parecida a nivel de entrenamientos, aunque con más intensidad. Hay ritmo de juego y jugadores muy talentosos, pero creo que les falta más juego de equipo y saber leer más los partidos, pero hay muy buenos jugadores.

Hacemos scouting un día o dos antes del partido, para trabajar un poquito sobre lo que el rival hace. A nivel desplazamientos todos son en furgonetas pagadas por nuestros sponsors y muchas veces hacemos noche el día antes de partido, ya que estos son bastante lejos, a más de sies horas muchos de ellos. Es todo sencillo si estás metido en el sistema, pero hasta que estás dentro del sistema sueco es bastante complicado.

ZdB – Respecto a lo que no es baloncesto, ¿cómo te has encontrado en Suecia? ¿Es hospitalaria la gente? ¿Has tenido oportunidad de viajar, algo que nos recomiendes?

MGG – La gente es bastante fría, si bien tengo que decir que en el club hay gente de diversos países y es diferente el trato. Como recomendación, las ciudades de Estocolmo, Gotemburgo, Copenhague (Dinamarca) y los grandes bosques del norte, que son una experiencia excepcional para los amantes de la naturaleza.

ZdB – Por rendimiento, por físico y baloncesto, se me hace raro que nunca hayas jugado en LEB. ¿Qué crees que te ha faltado para dar ese salto: mejores condiciones, una pizca de suerte, alguna cualidad más?

MGG – Creo que todo en conjunto. Al final no solo es cosa tuya y cada vez es más complicado dedicarse a esto porque hay mucha competencia y muchos jugadores. Son muchos factores… Los números, uno de ello, y creo que en el que más se fijan entrenadores y agentes. Hay jugadores que destacan mucho como jugadores de equipo y no se los tiene en cuenta. Al fin y al cabo esto es un juego de equipo y, sí, algunos partidos los ganarán algunos jugadores, pero los campeonatos no se ganan así. 

ZdB – Tu cambio físico con los años es espectacular. Siendo una persona a la que le gusta mucho el gimnasio, ¿crees que con sacrifico y trabajo se consigue todo? Al final, ¿es un hobby pasar por la sala de pesas?

MGG – Con sacrificio y ganas se consigue todo lo que te propongas, sobre todo tus objetivos personales. Yo decidí que quería cambiar y así lo hice. Sin duda, una de mis mejores inversiones y uno de mis mayores descubrimientos.

Es una obligación conmigo mismo… Es como un reto personal pero a la vez es como un hobby porque me encanta y siempre estoy probando cosas nuevas y adaptándolas por supuesto al básquet. Quiero reconocer que es complicado estar siempre en la cima de la montaña, pero si sabes como llegar allí es mucho más fácil mantenerse siempre equilibrado tanto mental como físicamente.

ZdB – ¿Cómo te planteas esta próxima temporada? ¿Te gustaría regresar a España si tuvieras una buena oferta?

Con entusiasmo como siempre, esperando conocer nuevos compañeros y cómo congeniar para conseguir un buen grupo y hacer algo bonito. Y sí, por qué no volver a España. Me encanta y es mi casa; al fin y al cabo es donde me siento más identificado.