Poco se sabe de esta nueva LEB Oro 22/23 tras el cierre de curso con el ascenso del Bàsquet Girona, que supone el pistoletazo de salida, sin descanso alguno, de la nueva temporada. El 1 de julio se sabrán los equipos que la compondrán: que los equipos que suben a ACB cumplan los requisitos pertinentes y que los 18 equipos con los derechos deportivos se inscriban en Oro. En este punto aparecen equipos como Oviedo, Almansa, Albacete o, en menor medida, Cantabria, con dudas para inscribirse; siempre al acecho está algún equipo de Plata como Tizona para obtener el ascenso por vía rápida.
Sí que está claro que el efecto Marc Gasol y el buen hacer de Granada han dejado a Movistar Estudiantes un año en más de LEB Oro, quedando ahora mismo tocado en la confianza. Un plantel que hombre por hombre seguramente podría competir en la misma ACB, pero que en este curso no ha sabido “jugar” en Oro. Ya analizamos en La odisea del Movistar Estudiantes sus fallos durante la Liga Regular y también hemos visto como el mismo Javi Beirán, de los pocos que respondieron en la F4, declaraba que este curso fueron “el rival a batir” y que se juega “más cerrado, al fallo y tanteos de 50-60 puntos, con más trampas y un arbitraje distinto, al que hay que acostumbrarse”.
Con los déficits de su rendimiento fuera de casa y sus dudas con el tiro exterior, el proyecto desde Madrid es ahora mismo un mar de incógnitas. La lógica debería dar una oportunidad en el banquillo desde el inicio del curso a Epi, un coach que conoce la categoría y sabe qué es subir, y basar su proyecto en la continuidad de jugadores como Beirán, Sola o Larsen. Está claro que, con un año más de experiencia en la categoría queda un poso, pero algo debe cambiar en su estructura y plantearse si esa apuesta por la cantera es verídica con 8-9 jugadores importantes y 3-4 de cantera de calidad, o solo un discurso de cara a la galería.
Dos equipos bajan desde ACB sin esperarlo, y lo hacen con proyectos que nadan en dinero para lo que es la realidad de la máxima categoría FEB. Pero lo hacen sin jugadores ni estructura. Recuerdo conversaciones de baloncesto, hablar con gente que sabe y, tal vez, más que un entrenador que sepa que es la categoría, lo vital para subir es tener un equipo con los mejores jugadores de Oro, aderezado con algún toque de calidad externo, como aquello que hizo el Real Betis de Curro Segura, con un All-Star que fue un equipo. Pero, claro, eran otros tiempos, ahora existen tres verdaderos transatlánticos, la clase media de los equipos ha subido su poder económico y, posiblemente, en esta Oro no haya tantos jugadores diferenciales como antes, ya sea porque los años pesan, por las corrientes de ascenso o descenso o porque todo se ha igualado.
Con esas dudas, y más sombras que luces, navegan MoraBanc Andorra y Hereda San Pablo Burgos. Desde el Principat, de la idea inicial de continuidad parece que solo es clara la del interior Llovet, a falta de saber qué pasará con jugadores como Paulí, Jelinek o Tunde, que buscarán apurar sus opciones. Al menos para el banquillo han ido bajo seguro fichando a Natxo Lezkano, uno de los mejores entrenadores de Oro, reconocido en el mundo LEB y que tras dos buenos años y medio en OCB vuelve a un banquillo potente, repescando con él al internacional andorrano Alexis Bartolomé. En Burgos hay más dudas; las informaciones hablan de que, a pesar de tener jugadores bajo contrato, parece que habrá desbandada. No se sabe si Paco Olmos seguirá (o al menos no a su sueldo de ACB) y solo ha llegado que Gonzalo Corbalán, tras su enorme año de Liga EBA, llegará al primer equipo, aunque falta saber si dispondrá de pasaporte comunitario u ocupará ficha extra. Demasiadas dudas, pocos jugadores diferenciales con experiencia LEB y, parece, mucho dinero para gastar. Lo que deben tener claro es que aquí jugadores con pedigrí o fama no han marcado tanta diferencia, salvo el extraterrestre Marc Gasol, por lo que debe primar es el equipo.
Pero ojo, porque hasta ahora solo hemos hablado de los transatlánticos ACB, pero hay mucha vida en la LEB. Nadie puede dudar de que Leyma Coruña volverá a querer estar arriba y que, a falta de entrenador, seguro que lo hará con una plantilla competitiva. En Zunder Palencia, Pedro Rivero es un ganador y tras llegar a la F4 querrá más y más. Además las informaciones que llegan desde varias ciudades apuntan a que hay varios proyectos que hacen una apuesta por subir su poderío económico. El UEMC Real Valladolid Baloncesto de Paco García quiere dar ese paso adelante basado en la continuidad, HLA Alicante puede ser uno de los tapados bajo la mano de Intercity y la seguridad que ofrece Monclova, mientras que también Acunsa Gipuzkoa quiere más y la firma de Sollazo, unida a las renovaciones, lo confirma.
No nos podemos olvidar de los equipos sorpresa. En un mundo tan marcado por el dinero parece difícil, pero los milagros existen. Quién sabe lo que hará Cáceres con ese dinero que va a aportar el más que probable nuevo patrocinador; si ya han sido capaces de montar buenas plantillas low cost, hay que soñar con un medium cost. En ICG Força Lleida, donde la masa social ha despertado, habrá que ver si Gerard Encuentra da continuidad a su buena campaña; por ahora, con la más que segura continuidad de Michael Carrera, que desestimó, según la prensa ilerdense, ofertas de Andorra y Burgos, ya han dado su primer paso. Lo que está claro es que empieza otra temporada apasionante y ojalá estemos todos juntos para contárosla.