Una de las primeras plantillas que está ya oficialmente cerrada es la de Palencia Baloncesto, que ha conseguido un equipo físico, lleno de jugadores consolidados en la competición y con calidad: Dani Rodríguez se junta con nada menos que Micah Speight; a las alas llegan Noah Allen y Chumi Ortega desde Fundación Lucentum, sumando más talento nacional con el tirador Chuso González y con el potente Juan Rubio; y por dentro, los centímetros de calidad de Bamba Fall se complementarán con los de proyección de Tomáš Pavelka. Además de los ocho anteriores, hay tres caras nuevas en la liga que se unen al proyecto que liderará este curso Pedro Rivero: Devine Eke, Prince Ali y el letón Roberts Blumbergs (1998 / 208 cm), que ha cerrado la plantilla.

Con formación NCAA, tras dos años como profesional sale de su país para recalar en tierras palentinas. Desde muy joven con la etiqueta de promesa en su país, se formó en Ventspils antes de emigrar a Alemania, recalando en Artland Dragons para jugar la 15/16 con el equipo NBBL y el sénior (ProB). La siguiente temporada iba a fichar por el Rasta Vechta, pero tras cuatro partidos se fue a la prestigiosa academia checa GBA, donde ya habían estado otros talentos letones. Allí, como muchos jugadores, llamó la atención de la NCAA y era Grand Canyon la universidad que le reclutaba. En la entidad de Arizona jugaría dos temporadas, pero Dan Majerle no le dio mucha cancha y tuvo un rol de segunda unidad. Tras promediar 3.1 puntos y 2.1 rebotes en 10 minutos, la 18/19 decidía firmar con un agente. Para su primera temporada rookie (19/20) volvía a casa, uniéndose a un equipo de la zona media-baja como Valmiera, donde gozó de minutos para seguir progresando (30 mi, 13.8 pt, 7.8 re). La pasada 20/21 recalaba en Liepāja, donde no tuvo tanto protagonismo (21 mi, 10.1 pt, 5.5 re), pero al menos pudo jugar de ‘cuatro’ la mayor parte del tiempo (con Sīpoliņš y Gromovs en el ‘cinco’ y con Dāvis Geks -RVB 21/22- como referencia anotadora del equipo).

Hablamos de un jugador que siempre ha tenido una lupa sobre él por su combinación de centímetros, movilidad, muñeca y capacidad reboteadora. Con variedad de registros, tal vez ser aún un 4.5 le perjudica. Capaz de anotar de media-larga distancia con buena mecánica, sin embargo no es consistente a pesar de que lleva intentándolo toda su carrera (uno de sus caballos de batalla). Sorprende ver con su tamaño el buen manejo de balón que tiene. Con facilidad para sumar en ataque, saca faltas porque con su estatura sus pares bajos sufren. Cómodo en los cortes (uno de sus puntos fuertes) o en situaciones de tiro, es ágil para correr la transición y también busca el posteo ante rivales inferiores físicamente (saca ventajas, aunque no es un generador). Le falta mejorar conceptos como el bloqueo y continuación para aumentar sus prestaciones en el roll o el pop. Con movilidad en tareas defensivas por su capacidad de desplazamiento, no es un jugador excesivamente duro en dicho ámbito. Con buenas medias reboteadoras, es más por el espacio que ocupa que por instinto. Otro tema importante es que debe mantener la concentración en todos los momentos de partido.

Sin duda, Roberts Blumbergs es un fichaje muy interesante y un perfil que le gusta a Rivero: jugador joven con cualidades, pero con camino por recorrer aún. En determinados momentos podrá alternar las dos posiciones interiores; de hecho, puede asemejarse al perfil Galán que tenía Rivero en FLBA, aunque el letón tal vez tenga más facilidad para sumar en ataque y sea menos aguerrido atrás. Precisamente el aspecto defensivo es el que me preocupa y donde espero ver una evolución positiva, porque Rivero siempre se ha caracterizado por no perdonar en este sentido. Lo mejor es que tiene dos bases que ven muy bien el juego sin balón y los cortes, y ahí Blumbergs se puede forrar (además de ser con su talla una herramienta muy útil ante determinados equipos). El otro factor de riesgo que veo es que el otro ‘cuatro’, Devine Eke, también es novato en la liga y no hay un jugador polivalente para dar esos minutos en caso de que no den el rendimiento que se espera, siendo tal vez uno de los talones de Aquiles de un equipo que se ha reforzado enormemente y que va a ser sí o sí uno de los gallitos de la competición.