Australia está siendo cada vez más un país puntero en cuanto a la producción de jugadores al más alto nivel. Ben Simmons y Joe Ingles, por ejemplo, están muy asentados en la NBA y hay jugadores de gran nivel que han estado yendo y viniendo por grandes ligas de todo el mundo como pueden ser Chris Goulding, Jock Landale o Ryan Broekhoff. Todo su trabajo en formación va cogiendo forma y en las generaciones venideras vamos a ver cada vez más jugadores australianos a gran nivel (Luke Travers, Josh Giddey, Josh Green, Mojave King, Dyson Daniels o Tyrese Proctor). Hoy nos toca centrarnos en los dos mejores proyectos principales del 2002: Josh Giddey y Mojave King.

Josh Giddey

Lo primero que destaca del joven jugador australiano es su gran tamaño, y más aún cuando hablamos de un generador con bote, y es que no todos los días tenemos delante a un generador principal de 202 centímetros de altura. Con esta altura Josh es una amenaza en muchos niveles ya que aporta en cualquier faceta del juego, es muy buen generador, pasador y reboteador.

Si nos centramos en su forma de anotar vemos que aún es algo irregular en el tiro exterior, a pesar de tener una eficiencia muy buena desde el lanzamiento frontal (47%), fuera de ahí es bastante irregular. Le costó bastante anotar desde el perímetro en la NBL, pero desde mitad de febrero sus resultados van siendo mucho mejores. Gracias a su tamaño ha podido finalizar con bastante efectividad en la pintura, donde está rozando el 55% de acierto. No ha utilizado mucho el lanzamiento de media distancia, desde la cual es bastante efectivo, en particular en acciones tras P&R.

Desde mi punto de vista el principal problema que tiene en la anotación es su efectividad en el tiro, puede haber otros factores que también le perjudiquen, pero si logra establecer un tiro decente tendremos delante a un jugador con un arsenal ofensivo cuasi perfecto.

Hay que destacar también la buena evolución que ha tenido en el acierto de cara al aro en términos generales, sus porcentajes han ido mejorando con el paso del tiempo mientras ha ido asumiendo más y más tiros.

Gracias a su buen tamaño, Josh es un jugador que puede ayudar en el rebote, tanto en defensa, donde puede ser un arma de muy buen nivel, ya que ahorra mucho tiempo cogiendo el rebote y saliendo directamente en transición, como en ataque, donde logra capturar hasta un rebote por partido, dotando a su equipo de una acción extra.

Pero donde pienso que Josh Giddey es más especial es, sin lugar a duda, en la facilidad que tiene para interpretar el juego colectivo y dotar a sus interiores de buenos balones. La conexión Josh Giddey – Isaac Humphries ha sido fuente de mucho puntos en el equipo de Adelaida. Y es que dotando a Giddey de un interior con capacidad de generar esa gravedad en la caída tenemos a un jugador que puede generar infinitas posibilidades desde la acción del bloqueo directo. Pero no es solo pase al hombre grande, Josh es capaz tanto de encontrar al tirador abierto como de leer muy rápido el corte de alguno de sus compañeros hacia el aro. Reparte 7 asistencias por partido, llegando en dos ocasiones hasta las 13 asistencias.

Ofensivamente hablando no son todo alegrías. Evidentemente al ser un generador que tiene tanto tiempo termina perdiendo bastantes balones (casi 3 por partido). Pondremos esto en contexto comparando con las pérdidas que hacían la temporada pasada tres jugadores que ahora son conocidos por la mayoría de nosotros:

  • Josh Giddey (2020/21): 2.89 pérdidas.
  • Melo Trimble (2019/20): 2.65 pérdidas.
  • Lamelo Ball (2019/20): 2.50 pérdidas.
  • RJ Hampton (2019/20): 1.53 pérdidas.

Por otro lado, también es un jugador que posiblemente presente problemas de adaptación al ritmo NBA (donde se presupone que jugará la temporada que viene), y es que es un jugador que carece de la velocidad que se necesita en general para el ritmo NBA, aunque siempre han existido los perfiles de jugadores no tan rápidos y algunos como Shaun Livingston, Tomas Satoransky o Kyle Anderson (personalmente creo que Josh podría ser una mezcla de los dos primeros, con algo más de feel por la anotación exterior).

Además de esta falta de velocidad también preocupa un poco su lateralidad, y es que los exteriores NBA poseen un cambio de ritmo que se antoja complicado de parar para Josh. Lo bueno es que debido a su complexión física puede empezar defendiendo a jugadores de mayor tamaño, pero menos explosivos, y poco a poco ir trabajando en esto. También podría plantearse como un problema esta falta de explosividad de cara a atacar el aro, pero lo compensa con su gran tamaño y sus buenas lecturas.

Es uno de los jugadores con mayor talento de esta camada que se presenta al draft de la NBA y no debería bajar del puesto 15. Aunque desde mi punto de vista su potencial está más arriba, es un perfil de jugador al que hay que saber trabajar para maximizarlo.


Mojave King

El joven jugador de los Cairns Taipans presenta un físico envidiable para jugar al baloncesto profesional a su edad. Es un jugador con mucha fuerza y sabe cómo utilizarla. Presenta, además, un tren superior muy desarrollado, aunque aún necesita algo de trabajo en este aspecto. Por otro lado, si nos centramos un poco en su tren inferior, tenemos a un jugador que es bastante rápido, pero necesita pulir un poco su explosividad y sobre todo su lateralidad, aspecto que le ha hecho no gozar de tantas oportunidades como su compañero generacional.

Ofensivamente es un jugador que sabe cómo utilizar su cuerpo: es fuerte y rápido e intenta aprovechar su potencia en el tren superior para hacerse espacio frente al defensor. El tiro exterior iba a ser, en principio, una de sus grandes armas, proyectándose como un jugador capaz de desarrollarse como un 3&D en un periodo relativamente corto de tiempo, pero este año los números no han acompañado. A pesar de tener una buena mecánica de lanzamiento, dejando el balón muy arriba y dando un buen arco a la pelota, solo ha logrado anotar el 26.4% de sus lanzamientos exteriores, esto ha sido otro de los factores que más le ha limitado en cuanto a la cantidad de minutos jugados, ya que, como hemos mencionado, iba como proyecto de 3&D y si una parte ya no la cumples verás reducido tu rol.

De cara a atacar el aro es un jugador que finaliza bien con ambas manos. Su elongación final es buena y su toque es bastante bueno. Finaliza también bastante bien en tráfico, aunque pienso que le falta explosividad para llegar al aro con facilidad, sobre todo al siguiente nivel. Es cierto que después de acciones de closeout podrá llegar con bastante solvencia, pero no compro en absoluto su desarrollo como un jugador de ISOs con mucho volumen a día de hoy.

Defensivamente es un jugador muy versátil, capaz de defender tanto a bases como a aleros de tamaño medio. Destaca, desde mi punto de vista, en la defensa sin balón, lee bastante bien el juego y entiende el timing de actuación en las ayudas. También lee muy bien las caídas del roll en el P&R y se interpone bien molestando correctamente al roller. Ahora, contra hombres muy grandes todavía sufre, principalmente por un tema físico; cuando desarrolle y estabilice el físico podrá aguantar mejor.

En la defensa sobre balón tiene un defecto que me preocupa bastante y es su capacidad de reacción, ya que es bastante floja. A nivel formativo le compensaba con su velocidad de pies y la facilidad que tiene en el giro de cadera, pero en profesionales le cuesta bastante más y va a tener que trabajar en ello durante este verano.

Posiblemente, debido a los pocos minutos jugados, no se va a presentar al draft de la NBA, aunque seguirá en la NBL y seguramente en el mismo equipo trabajando para solventar el escalón del baloncesto formativo (de la NBA Global Academy donde jugaba) al baloncesto profesional. Si logra solventar este escalón, tan duro muchas veces, podrá tener un año breakout, como dicen los países anglosajones, y volver al escenario en el que se le proyectaba a principio de temporada.


Aquí hemos visto dos jugadores australianos de gran nivel y no hay que olvidarles porque estén en la otra parte del mundo. Clave ha sido el trabajo formativo, sumado al de la NBA Global Academy, que tiene sede allí y que está produciendo una cantidad muy grande de talento (tanto en Australia como en Nueva Zelanda). Si todo va bien pronto nos empezarán a sonar nombres como Dyson Daniels, Yaak Yaak, Tyrese Proctor (que acaba de jugar los U18 australianos a muy buen nivel) o el neozelandés Tafara Gaparé, algunos de los jóvenes jugadores que nos presenta el continente oceánico para el futuro más a medio plazo.


Autor: @notvalls99