Hoy en Zona de Básquet volvemos a dirigir nuestras miradas hacia esos entrenadores que están fuera de nuestras fronteras. Lo hacemos con nada menos que Jandro Zubillaga (Barcelona, 1976), entrenador asistente de un equipo mítico de Hungría como es el Alba Fehérvár. Hablamos de un técnico metódico y trabajador como pocos, que hace unos años decidió salir de su zona de confort (un trabajo estable de 8 a 17 horas y baloncesto de 17 a 23 horas) para incorporarse al baloncesto profesional en la estructura del Baloncesto Fuenlabrada, con el que llegó a jugar en LEB Plata. De ahí saltó a Europa, confiando en él Jesús Ramírez para su cuerpo técnico en verano de 2019; a pesar de que Ramírez no acabó esa temporada, Zubillaga sigue en la disciplina del conjunto húngaro y esta temporada repite experiencia en uno de los equipos de la zona alta y a la espera de jugar la Copa y los playoffs de liga.

Zona de Básquet – Ya has contado para otros medios cómo fue ese salto “fuera de la zona de confort”, pero nos gustaría que nos contaras cómo fue ese cambio, ese momento donde dejas un trabajo “estable” y bien remunerado fuera del baloncesto (a la vez que entrenabas en UBSA y hacías tecnificación en la Penya en el verano del 2016) para “ser profesional” del baloncesto.

Jandro Zubillaga – La verdad es que cinco años antes de esta decisión me puse un límite de tiempo para poder entrenar en otras categorías, durante este tiempo me formé tanto dentro como fuera de las pistas y cuando llegó la oportunidad no lo dudé ni un momento. Perdía a nivel laboral dinero y estabilidad, pero esto es mi pasión y no podía dejar escapar esta oportunidad que me daba el Baloncesto Fuenlabrada a través de Armando Gómez (entrenador del segundo equipo) y Ferran López (director deportivo). A día de hoy puedo decir que fue una gran decisión.

ZdB – Pasas tres cursos en la estructura de Fuenlabrada y la confianza del club madrileño hacia tu persona crece a través de tu trabajo: un primer año de asistente en el EBA (filial) más trabajo de tecnificación, la 17/18 ya como entrenador del Júnior-EBA y la 18/19 debutas ya en LEB Plata con el CB Tormes, con muchos jugadores vinculados del Fuenlabrada. ¿Cómo recuerdas ese paso por el Fuenla?

JZ – Entrenar en el Fuenlabrada ha sido una experiencia brutal, no solo por lo vivido en la pista, sino también por toda la gente que he conocido allí. Muchos de ellos se han convertido en mis amigos, como Manuel Antolínez (director de escuelas), y a día de hoy continuamos con un contacto casi semanal. A nivel deportivo, siempre estaré en deuda con ellos, especialmente con Armando Gómez, Ferran López y Nacho Rodilla, por la confianza que depositaron en mí desde el principio hasta el final. Tuve la oportunidad de aprender y compartir conocimientos con entrenadores como Jota Cuspinera, Agustí Julbe, Néstor García y los ayudantes de ese momento, en especial Josep María Raventós, con el cual compartimos muchos momentos trabajando con jugadores jóvenes y profesionales y con el que me une una muy buena amistad. En cuanto a lo demás, yo, personalmente siempre tendré buenas palabras. Todos los dirigentes y empleados del club desde el primero al último se portaron genial desde el primer día y me hicieron sentir como en casa. Por todo esto si me preguntas cuál es mi equipo, yo te diré FUENLABRADA.

ZdB – La 18/19 estás en LEB Plata. Una temporada en la que los resultados no acompañaron, con varias lesiones, pero en la que el equipo no dejó malas sensaciones: el juego era atractivo, la progresión de los jugadores fue buena… ¿Se pagó un poco la inexperiencia?

JZ – Yo creo que se pagó en cierto modo la inexperiencia de todos en la categoría, desde mí como entrenador, jugadores que pasan de baloncesto de formación a profesionales hasta el CB Tormes incluido. Es difícil conseguir el equilibrio entre resultados y formación que requería esa temporada. En cuanto a la formación estoy orgulloso del trabajo que hicimos, pero en cuanto a los resultados lógicamente no.

ZdB – Las LEB son ligas duras para los jóvenes y cuesta verles evolucionar. Solo Osas Ehigiator se ha instaurado en la ACB, mientras los Sikiraš, Ramírez, Moreno y Round están por las LEB. ¿Cuando les entrenabas veías a alguno con posibilidades de llegar a lo más alto?

JZ – Lo tenía claro con Osas. Es inteligente y era diferente, aprendía rápido. En cuanto al resto todavía tendríamos que seguir a Sikiraš y Jacob Round, cada uno por cualidades diferentes, pero esta es solo mi opinión. Moreno ha progresado mucho cambiando su estilo de juego, por ejemplo. Otro jugador en el que tenía muchas esperanzas era Pere Sureda; las lesiones no le han ayudado, pero este chico es increíble.

ZdB – El verano de 2019 vuelves a dar un giro e inicias la aventura internacional. ¿Cómo se gesta tu incorporación al Alba Fehérvár y qué te anima a dar el paso?

JZ – Muy a mi pesar no podía seguir en Fuenlabrada ya que mi contrato estaba vinculado a LEB Plata y no íbamos a sacar equipo; además, en el primer equipo estaban ocupadas todas la plazas de entrenador ayudante, así que tuvimos que buscar nuevos retos. Recalo en Alba porque varias personas dan mi nombre a Jesús Ramírez; nos ponemos en contacto y  a partir de allí todo fue para adelante.

ZdB – El equipo no acaba de arrancar y Jesús Ramírez es cesado, llegando poco después la pandemia. ¿Cómo vives esa temporada?

JZ – Fue difícil no poder seguir con Jesús trabajando, covid… pero hay cosas que no podemos controlar, así que seguimos adelante y a día de hoy también puedo decir que fue una decisión acertada por muchos diferentes motivos profesionales y personales.

ZdB – No puedo parar sin preguntarte cómo viviste como emigrante la aparición del coronavirus. ¿Afectó mucho a Hungría al inicio? ¿Decidiste quedarte allí o volviste al poco a España?

JZ – En principio fue mejor que en España. Yo decidí quedarme aquí porque conocí a una persona especial, la cual a día de hoy es mi mujer, así que fue más fácil dentro de las dificultades de estar en otro país y lejos de la familia.

ZdB – En un verano tan complicado por la pandemia llega al equipo un entrenador reconocido en el baloncesto húngaro como Gábor Forray y sigues en el equipo. ¿Cómo se gesta esa continuidad?

JZ – Antes de acabar la temporada anterior ya habíamos pactado mi continuidad en el club con el presidente. Fue fácil ponernos de acuerdo, estoy contento de trabajar aquí y quiero ayudar a mejorar al club en todo lo posible, desde el trabajo por supuesto.

ZdB – Tener de preparador físico a Adrián Ariza imaginamos que ayuda un poco a evitar esa morriña, ¿no?

JZ – La verdad es que estar con Adri ha sido de gran ayuda desde el principio, vinimos juntos y tenemos muy buena conexión. He de decir que independientemente de su carácter, rápidamente hubo buena sintonía por su capacidad de trabajo y su ilusión por mejorar. Es una persona muy preparada, fue una gran sorpresa y siendo tan joven lo veo trabajando a muy buen nivel en pocos años.

ZdB – Este curso el equipo vuelve a estar en la zona alta. Tal vez el Szolnok o Falco sean los “teóricos” favoritos, pero vemos mucha igualdad. ¿Cómo ves las opciones para ganar la Copa esta semana?

JZ – Nosotros tenemos buen roster, un equipo completo, por lo que creo que tenemos que luchar por jugar la final. El calendario es el más difícil que podía tocar, a priori, pero si quieres ganar la Copa tienes que ganar los tres partidos independientemente de quién sea el primer rival.

ZdB – Los playoffs están a la vuelta de la esquina. ¿Cuál es el objetivo del equipo en ellos?

JZ – En principio nuestro objetivo desde el principio es finalizar entre los tres primeros para poder disputar competición europea la temporada que viene, por lo que tenemos que centrarnos en pasar la eliminatoria de cuartos contra DEAC, equipo muy bien dirigido y que ha ido creciendo desde la temporada pasada. A partir de allí, ya veremos cuál es el siguiente paso.

ZdB – El baloncesto en Hungría tiene un estilo de juego (como en otras ligas europeas) en el que los extranjeros con buenos contratos llevan el peso. Además, como hace poco recordaba Lluís Costa en “Tirando de tres”, se les exigen puntos y rendimiento inmediato y continuo. Vosotros en ese sentido tenéis a una estrella como Dávid Vojvoda, un jugador que quería COB para su frustrado ascenso a ACB. Un seguro contar con él y además cumplir, así, la norma de un jugador local en pista.

JZ – Tenemos mucha suerte de contar en nuestro equipo con David, es un jugador muy respetado en el país y su talento es extraordinario, aparte de ser un gran trabajador. Los jugadores jóvenes que tenemos también son de gran ayuda. A diferencia de otros clubes contamos con un buen número de jugadores jóvenes que nos ayudan durante toda la temporada.

ZdB – La legión extranjera parece también estar funcionando: un todoterreno como Stacy Davis, un interesante Ronald Curry, un jugador destacado en NCAA como Esa Ahmad (“rookie” en Chipre)… Sin embargo llama la atención, no los números de Gillon, que es un base de perfil más director, sino que al ex Oro Zaid Hearst le está costando hacer esos numerazos a los que nos tiene habituados. ¿Cómo les ves?

JZ – Estos  lógicamente deben llevar el peso del partido, aunque nos está siendo difícil porque dos llegaron bien empezada la temporada. Encajar todas las piezas del puzle suele ser lo más complicado de conseguir, pero para eso estamos los entrenadores. Todos ellos tienen talento en su parcela y pueden ser jugadores importantes en lo que resta de temporada, lo importante es que encajemos las piezas del puzle.

ZdB – Otro punto positivo de Alba es la apuesta por jugadores U22 locales, como Omenaka y Lukács. Con lo que te gusta a ti trabajar con los jóvenes y su formación, imaginamos que se pasarán tiempo contigo, ¿verdad?

JZ – Para mí es genial, es una de las parcelas que más me gusta de mi trabajo. Durante la temporada estoy trabajando semanalmente con Omenaka, un jugador muy atlético y que ha ido progresando; tiene 20 años, por lo que creo que puede dar un salto de calidad en su juego. Lukács es otro tipo de jugador, trabajamos con él en post temporada; es realmente prospect y creo que tendrá nivel para hacer grandes cosas.

ZdB – ¿Qué funciones realizas dentro del club?

JZ – Mi principal función es la de entrenador ayudante. En esta parcela me encargo de los scoutings del rival (ataque, defensa y jugadores), en los cuales realizo los vídeos e informes para el entrenador y los jugadores. Por otra parte también me encargo del trabajo individual de jugadores interiores del primer equipo. En cuanto a funciones fuera de la parcela del primer equipo colaboro en el trabajo individual con jugadores de la cantera.

ZdB – ¿Notas como una cierta admiración hacia el trabajo de los entrenadores españoles después de tantos éxitos cosechados internacionalmente por nuestro baloncesto?

JZ – En Hungría la gente es muy educada y lo que noto, más que admiración, es respeto por tu opinión. Al principio son gente muy prudente y no quieren molestar con preguntas u opiniones, pero una vez pasa el tiempo y cogen confianza respetan mucho tu opinión y puedes compartir conocimientos.

ZdB – Muchas veces leemos artículos interesantes sobre cómo debe ser un buen entrenador asistente, un puesto que cada vez coge más protagonismo al alto nivel y que es imprescindibles en el trabajo diario. ¿Cuáles son “tus imprescindibles” para ser un buen entrenador asistente?

JZ – No sé si soy la persona con más experiencia para dar mi opinión, ya que llevo solo tres años como ayudante, pero una cosa que aprendía de Miguel Ángel Samaniego es que el entrenador ayudante tiene que tener adaptabilidad al contexto donde se mueve diariamente, ya sea con el entrenador jefe o con más aspectos del trabajo diario. Por otro lado, creo que pasar desapercibido y no querer demostrar nada a nadie también es importante. En definitiva, tienes que dar tu 100% en todos los aspectos y ponerlos a disposición del equipo.

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SIMON ERIKA (ALBA FEHÉRVÁR)

ZdB – La liga húngara siempre nos pareció una competición interesante, pero en un limbo entre la Oro y la ACB, como por ejemplo pudimos ver con Perl o algún extranjero. ¿Qué le falta para dar ese salto?

JZ – Aquí hay jugadores muy capaces para jugar en otras ligas y algunos de ellos ya lo están haciendo. Creo que mejorando no la calidad, sino la cantidad de jugadores húngaros, podría mejorar la liga, ya que habría más jugadores para rotar del país y no se tendrían que traer tantos foráneos, que como ya sabéis son más caros para cualquier club de cualquier liga. Este es un trabajo desde la base que algunos clubes ya están realizando desde hace unas temporadas. Para mí debe ser una tendencia a seguir.

ZdB – Székesfehérvár es una ciudad cercana a Budapest y bastante grande (cerca de 100.000 habitantes). ¿Cómo es vivir en Hungría?

JZ – Es una ciudad pequeña y muy bien situada en el país. El problema en mi caso son los meses de invierno, que personalmente se me hacen duros, pero los otros meses puedes disfrutar mucho del entorno natural, que es extraordinario. En cuanto a la gente, es muy educada y prudente, creo que para tratar de entender el comportamiento de diferentes culturas debes saber su historia, lo que te facilita entender su comportamiento en el día a día. En mi caso me ha ayudado bastante, y ahora que mi inglés ha mejorado estoy intentando aprender húngaro para poder aclimatarme mejor al país.

ZdB – ¿Cómo está ahora la situación respecto al COVID tanto en la calle como en el deporte? ¿Hay restricciones fuertes?

JZ – Más o menos como en España. Las mismas restricciones desde hace cuatro meses, tanto en baloncesto como en la vida cotidiana. La diferencia es que aquí la población cumple las normas al 100%, cosa que me parece de admirar.

ZdB – Por último, hemos leído que siempre tomas decisiones como a medio plazo, con vista a cinco años. En este 2021 se cumplen los cinco años del “cambio”. Siempre que preguntamos en estas fechas por el futuro la contestación suele ser evasiva, como es lógico. ¿Podemos decir que Jandro Zubillaga quiere seguir apostando por el baloncesto otros cinco años como mínimo?

JZ – Sí que suelo ponerme límites en tiempo [risas]. Por el momento yo estoy muy bien aquí, me siento respetado y querido. Lo más importante para mí es ver que voy mejorando en diferentes aspectos de mi trabajo y hasta ahora lo he ido haciendo, por lo que a día de hoy pienso que mi futuro cercano está en Alba. Por otra parte, tengo sueños y no soy una persona que le guste vivir en su zona de confort, por lo que cuando llegue ese momento ya veremos lo que sucede, ahora toca seguir mejorando y preparándose para cuando lleguen otros retos.

Si me permitís, no querría acabar la entrevista sin agradecer a Salva Maldonado, José Ángel Samaniego y Joan Plaza la ayuda que llevan dándome desde hace muchísimos años cada vez que lo he necesitado. Son grandes amigos y para mí son un ejemplo a seguir, siempre les tendré que agradecer la influencia que han tenido sobre mi pasión antes y ahora también profesión.