La Bisbal d’Empordà es una pequeña ciudad gironina, capital de la comarca del Baix Empordà, a 30 kilómetros de Girona y a menos de media hora de las zonas más espectaculares de la Costa Brava catalana. Con algo más de 10 mil habitantes, se ha convertido esta temporada en una de las protagonistas del baloncesto estatal por primera vez en su historia. Y es que su club de baloncesto masculino ha conseguido el hito hasta ahora más importante: acceder a la liga EBA.

Pero hagamos un breve recorrido por su historia. El baloncesto en la Bisbal tiene ya 55 años de historia, con nombres diferentes, pero “con la misma gente vinculada hasta que se estabilizó con el nombre de BC La Bisbal”, nos explica Joan Ferrer, entrenador del club con el que hemos podido realizar esta pieza periodística. En sus primeros años sobresale sobre todo por sus equipos femeninos. Como en muchas otras localidades, también en La Bisbal hubo una separación entre clubs, con la creación de la sección de baloncesto del Atlètic Bisbalenc. Pero el sentido común se impuso y hace unos 25 años se crea el CE Bisbal Bàsquet que se funda con nueva gente y nuevos colores, suponiendo la fundación del único club de la ciudad de hoy en día.

El club cuenta en la actualidad con 22 equipos, 16 de ellos federados. Una de sus señas de identidad es la apuesta por el baloncesto en las escuelas, en las que los niños y niñas compiten hasta la edad de minis bajo el paraguas del deporte escolar, organizado por el Consell Esportiu del Baix Empordà. Además, el Bisbal Bàsquet, hasta la edad de preinfantil, organiza los equipos de forma mixta ya que piensan que de esta forma se recogerán mejores frutos.

Un club con una identidad muy clara

“Somos de donde somos, un pueblo marcadamente independentista, el 70% de los resultados electorales son para opciones independentistas y la camiseta del club es resultado de esta realidad”. El club viste una camiseta llamativa para el público: negra con el símbolo de la estrella y las cuatro barras rojas, de claro signo independentista. La historia de esta camiseta empezó en una de calentamiento, pero tuvo tanto éxito entre su público que se plantearon que pasara a ser la camiseta oficial del club adaptándola a sus colores (rojo y negro). “Este símbolo – la estelada – significa una señal de lucha por unos anhelos y traspasado al ámbito deportivo nos identifica a nosotros, que luchamos también por unos anhelos”. Nos reconocen que no han tenido nunca ningún problema por su uso en la competición, “al revés, mucho respeto y aceptación”. De hecho, tienen mucha demanda por parte de gente de otras localidades que la consiguen en su tienda on-line. “La idea es llevarla hasta que consigamos la independencia de Catalunya, la lucimos con respeto y orgullo allí donde vamos. El 1 de octubre, durante la celebración del referéndum, defendimos como tantas otras entidades de nuestra ciudad los colegios electorales. No es solo una cuestión política, sino que se trata de hacer país y de conseguir una sociedad justa y libre”, afirma Ferrer.

“Hay trenes que sólo pasan una vez en la vida”

En la temporada inacabada anterior el Bisbal Bàsquet competía en Copa Catalunya, la 1ª división de la Federación Catalana de Bàsquet. Era una competición a la que el club tenía mucho respeto puesto que es una categoría con calidad. Pero en plena pandemia, el entrenador del UB Sant Adrià se dirigió a Joan Ferrer para proponerle competir en Liga EBA porque ellos querían renunciar a su plaza en la competición y pensaba que “podíamos ser un buen candidato”. Explica Ferrer que “en primera instancia nos parecía una locura pero lo expuse en el grupo de whatsapp de coordinación deportiva del que aún formaba parte Trifón Poch, vinculado en la temporada anterior al club empordanés. Trifón nos dijo que hay trenes que sólo pasan una vez en la vida y pensé que aún que fuera una idea loca valía la pena reflexionar al respecto”. El club lo compartió con personas que debían ser todavía más claves de hacerse realidad aquella “locura”: el alcalde de la población y el patrocinador del club, Francesc Mateu, de Sol Gironès. “El mismo día en que hablamos con ellos ya hubo muy buena sintonía”. A partir de ahí había que realizar un planteamiento muy serio, plasmando qué debían aportar las diferentes instituciones (también la Diputación de Girona ayuda a los clubes que compiten a nivel estatal) y el patrocinador para hacerlo realidad.

A esto se unió el consejo de personas conocedoras de las competiciones FEB que los animó a dar el paso. Así pues, cuadraron todos los intereses, además de los deportivos: pasar a competir con clubes históricos que significan un salto adelante, sin desmerecer el nivel de la mejor competición catalana, y una base que augura un futuro prometedor.

Según el propio Ferrer, la actual Liga EBA, “es una competición muy complicada, con mucho nivel baloncestístico y con dificultades logísticas. El acondicionamiento a la realidad actual de la pandemia, pasando de 3 a 5 grupos, comporta una liga más realista pero más dura, porque reduce el margen de error, pero a la vez muy interesante”.

Bisbal Bàsquet y su entorno

La “masa social” del club consta de 230 familias y los 120 nuevos socios que, con motivo del salto a EBA, se han apuntado a la aventura después de la campaña “Tu lugar en la historia” que lanzó el club. Estos socios lo pueden ser en dos modalidades diferentes: “socio de grada”, con un sitio en ésta durante todo el año y la “fila Nicholson”, con un asiento reservado en el fondo de la pista. Con las restricciones de la pandemia, el club ideó un sistema por el que se podía realizar una reserva previa mediante una aplicación y en la que éstos tienen prioridad con un aforo máximo de 180 espectadores. Pero hasta el momento aún no han podido tener público en su pabellón, lo que ha supuesto un aplazamiento en las cuotas.

Según el mismo Ferrer, a parte de este activo social, “que da sentido al trabajo del club para conseguir los objetivos formativos, sociales y competitivos de un club que quiere crecer no solamente en volumen si no también calidad”, también la ciudad es consciente de la importancia de la gesta alcanzada por el club, “la respuesta de la ciudadanía es muy positiva, con mucho seguimiento, y la concienciación del ayuntamiento cada vez es más fuerte y aunque han existido algunas tiranteces al respecto de las instalaciones deportivas, ven que nuestro proyecto es serio. Creemos que La Bisbal es una ciudad de baloncesto”.

El Sol Gironés Bisbal Bàsquet se planteó de forma muy seria la cuestión presupuestaria al saltar a la categoría. Aunque dispone de un presupuesto importante para la entidad, hizo el ejercicio de diferenciar el presupuesto del equipo EBA del resto de la entidad, con la ayuda importante en el primer caso de las instituciones y el patrocinador principal, imprescindible para esta categoría. El club, según sus propias fuentes, diversifica el origen de sus recursos, siendo la principal fuente de ingresos las cuotas de las familias de sus jugadores de la base y la multitud de actividades que realizan durante la temporada, participando en la Fiesta Mayor con una barra de bar propia, con la realización de un torneo 3×3, con la “Diada del bàsquet base” en la que participan una treintena de equipos, la lotería de Navidad, la “Quina” de fin de año (un evento típico en Catalunya en el que participan más de 700 personas que se reúnen para realizar una especia de bingo claramente familiar), la venta de merchandising, etc.

El futuro deportivo del club

El Bisbal Bàsquet es un club con muchos años de trabajo en su cantera, parte fundamental de sus éxitos deportivos. Incluso en el año en que algunos jugadores dejaron el primer equipo se plantearon prescindir del equipo sénior y centrarse sólo en la base para subir desde abajo. Pero en estos momentos tienen una generación de jugadores “muy preparados que, si no pudieran competir en EBA, tienen mucha experiencia para hacerlo en Copa Catalunya. Muchos de ellos trabajan en dinámica de primer equipo. Detrás de esta generación vienen algunas con muy buena pinta y los hacemos competir en categorías superiores para que no se marchen”. El objetivo del club es formar jugadores para el primer equipo y, además, “queremos trasladar este objetivo a la línea de chicas, en la que el júnior es en estos momentos el equipo con más futuro”.

Para el club, en un momento de tanta dificultad, el objetivo sería la permanencia y la consolidación en la categoría, lo que no dejaría de ser un sueño para ellos. También le dan mucha importancia a conseguir una dinámica parecida para su baloncesto femenino, que esperan conseguir en los próximos 3 o 4 años.

El Bisbal Bàsquet es un club que se caracteriza por llenar su pabellón en cada jornada, con un muy buen ambiente de baloncesto, logrando aforos de hasta 600 personas en su pabellón. “El ambiente lo hemos perdido en estos momentos y no es una situación fácil por el parón del resto de categorías en las que participamos. Tememos el riesgo de perder vínculos y que haya desafección por parte de jugadores y por ese motivo intentamos promover dinámicas de club para mitigar las consecuencias. Habrá problemas importantes a nivel económico por la imposibilidad de realizar las actividades anuales del club, donde venían jugadoras como Laia Palau, Marta Xargay, a actividades de baloncesto femenino y esta situación mina el día a día. Pero esperamos poder recuperar la actividad lo antes posible”. En este sentido la federación territorial no tiene mucho margen de maniobra y tendrá que realizar modificaciones de competición realistas para empezar, si es posible, a partir del mes de enero. Del mismo modo lo ha hecho la FEB, realizando ajustes en la competición EBA que son más realistas y que comportan reducción de costes o redimensionamiento de estos a favor de la seguridad en la salud de los participantes. Además, posibilita poder jugar partidos aplazados. En cualquier caso “hay muchas ganas de baloncesto y se está realizando mucho seguimiento de las categorías que sí pueden jugar”.

Terry Hopewell y Cesc Senpau

Ferrer nos cuenta que en los últimos años tuvieron la suerte y el acierto de hacerse con los servicios del jugador americano Terry Hopewell, que aportó un salto de calidad y también social para la ciudad y que también le sirvió a él mismo para dar el salto al baloncesto francés (no es extraño si tenemos en cuenta su apellido). Hopewell resultó un boom mediático. En la temporada anterior no tuvieron tanta suerte con el nuevo americano, Walker, por lo que decidieron destinar más recursos a jugadores catalanes (Torrent, Jiménez o Montalat, son algunos ejemplos de esta apuesta), “buscamos jugadores comprometidos y ellos encajan totalmente en nuestro proyecto”. El salario EBA, continua Ferrer, sólo lo reciben algunos de sus jugadores y el resto son conscientes de esta situación desde el inicio. Porque “es evidente que necesitas gente con las máximas garantías, hablamos de un aspecto como es la semi-profesionalización, como cuando Trifón Poch estuvo con nosotros y fue un aspecto increíble para nuestros entrenadores”.  Para el club es muy importante que los entrenadores se sientan bien tratados y que haya una estructura administrativa que dé respuesta a las necesidades diarias que tienen, “por ese motivo buscamos gente que, aunque no reciban emolumentos sean al máximo profesionales posible para tareas como las de comunicación”.

Esta temporada han conseguido un interesante fichaje en la figura del primer entrenador del equipo EBA, Cesc Senpau: “buscábamos liderazgo, experiencia, con una personalidad que encajara con nuestro club y nos hemos encontrado con él en el momento óptimo. Un entrenador con preparación, metódico y que entiende como trabaja el club. Han sido unos meses de trabajo muy intenso y le ha dado un plus de solidez a nuestro proyecto”.


Autor: @Xavier_Boix