Tras la mala 19/20 y la reducción económica de esta 20/21, al Liberbank Oviedo Baloncesto le ha tocado hacer apuestas como hace unos años no veíamos. Al noruego Harald Frey, un rookie con pedigrí, lo complementará otro rookie como es el estadounidense Micah Speight (1998 / 178 cm), que llega desde la NCAA-DII. Cabe destacar que junto a ellos también estará un Pablo Ferreiro que cuenta con cuatro años de experiencia en la categoría y que se unió al remozado proyecto carbayón tras desvincularse de Coruña.
Se trata de un base pequeño que ha destacado en una de las mejores universidades de la DII, aunque los galones los llevaba su compañero Jonathan Dunn, que ha firmado en Países Bajos. Pieza básica desde su año Sophomore (16.5 pt, 5.1 as), ya fue clave en su tercer año (18/19: 14.5 pt, 5.1 re) hasta hacerse imprescindible en su último año (37 mi, 17.5 pt, 4.5 re, 5.5 as, 2.0 ro). Además, se llevó varios premios, como el de primer equipo de la conferencia y el de mejor defensor tras la graduación de su compañero Noah Starkey el verano pasado.
Para conocer mejor al nuevo ‘uno’ carbayón, nada mejor que el análisis del asturiano Gonzalo Bedia, afamado analista NCAA.
EL ANÁLISIS DE GONZALO BEDIA: Micah Speight ha sido, sin lugar a dudas, uno de los jugadores más determinantes de la NCAA-DII. Este pequeño base ha pasado su periplo colegial en Southern Nazarene University, en su Oklahoma nativa. A pesar de estar en las agendas de todos los que seguimos de cerca esta competición, quizás sorprende que el primer destino como profesional sea la segunda competición española, ya que por perfil de jugador, puesto y físico, podía encajar a priori en otras ligas menores, lo que hace que la apuesta de Héctor Galán sea cuanto menos arriesgada, y más cuando tu otro base es otro debutante, como es el caso del noruego Harald Frey. Sin embargo, hay que decir que si vemos en LEB Oro lo que hemos podido ver de Speight en su paso por universidad, estaremos sin duda ante uno de los mejores bases de la competición (NCAA-DII), y una grata sorpresa.
Para ello, debe adaptarse rápido a una nueva cultura, un nuevo país y una nueva (y exigente) liga. Lo positivo es que las referencias que nos llegan sobre el jugador (por parte de Nefer León, jugadora española de la misma universidad que Micah) son excelentes y confirman que es un excelente chico dentro y fuera de las canchas, además de un fantástico jugador. Con Micah, estamos ante un base con un excepcional dominio de balón, con un bote a pocos centímetros del suelo que hacen casi imposible robarle el esférico en dribbling.
Su zona de confort está recibiendo bloqueos directos, ya que es un excelso lector de los mismos, y de ahí que su contexto preferido sea el Pick & Roll, donde obtiene alta nota tanto encontrando el pase (dominando ambas manos para el mismo) las continuaciones del bloqueador, bien hacia canasta (roll) o bien abriéndose al tiro (pop); como también finalizando él mismo, ya que no nos dejemos engañar por la estatura del jugador: Micah no evita el contacto físico, es más, domina el mismo y con una gran potencia del tren inferior consigue elevarse y protegerse con el cuerpo para quedar suspendido en el aire y poder finalizar con éxito.
Su modus operandi con el balón en las manos son los cambios de ritmo, bote de protección y alta explosividad, que hacen muy difícil defenderle en el 1c1, siempre buscando la ventaja que le da su velocidad y su notable lectura. Otro aspecto que hay que destacar de Speight es la rapidez y efectividad con la que arma el tiro, sobre todo tras bote, y llamando la atención concretamente tras step-back, sin importarle utilizar este recurso incluso para tiros lejanos de tres, distancia desde la cual ha demostrado ser un más que fiable francotirador (la pasada temporada -Sénior- anotó casi 4 triples por partido con un excelente 43%).
Por último, destacar su intensidad defensiva: no podemos obviar que sufrirá con rivales que le jueguen físico, pero pocos con su rapidez de piernas para los desplazamientos defensivos, su celeridad y actividad de manos, su intensidad y el no dar un balón por perdido, lo que hará sentirse al que tenga enfrente como en el infierno porque no permitirá un pase fácil; además, intentar driblarle en bote, al tener un centro de equilibrio tan bajo, se hace casi imposible.
En definitiva, si somos capaces de ver la mejor versión de Micah Speight en Oviedo puede convertirse en una de las sensaciones de la competición, pero no deja de ser una apuesta arriesgada, imaginamos, fruto de los reajustes económicos que ha habido en el club.
Tras esta completa definición de Speight que nos acerca Gonzalo Bedia, poco podemos añadir. Sin duda, el perfil que se nos puede venir a la cabeza es el de Justin Pitts, pero el base lucentino venía de ser el mejor jugador de la NCAA-DII en su año júnior. Habrá que ver cómo se adapta al profesionalismo y a una liga exigente tácticamente (y a ver si no sufre ante jugadores físicos en defensa). Base pequeño, rápido, habilidoso, con manejo de balón, capaz de jugar el P&R, anotar de fuera con consistencia y cómodo a campo abierto, habrá que comprobar si está a la altura de esta oportunidad de Oro que le brinda el OCB.