Se suele decir que “la veteranía es un grado”, una frase recurrida y que busca alabar la calidad y experiencia que estos jugadores aportan a partes iguales en la pista. ¿Cuál es el secreto? ¿Algún elixir de la juventud? ¿Cómo consiguen estos jugadores no perder protagonismo y seguir siendo importantes año tras año?

Si buscamos entre las plantillas de LEB Oro vemos que todavía hay varios nacionales con 35 o más años rindiendo a gran nivel. Con Guille Rubio (1982) retirado del alto nivel al sacar plaza como policía nacional tras su buen año en Granada, sigue habiendo varios viejos rockeros que continuarán, en principio, dando guerra.

Miki Feliu (1985 / 28 mi, 9.3 pt, 38% T3, 4.2 re, 1.5 as) volverá un año más a capitanear al ICG Força Lleida. La temporada pasada cuando el equipo cogió una onda positiva mucho tuvo que ver el buen estado de forma del alero catalán, aportando canastas decisivas, puntería, buena colocación y saber estar.

Carles Bivià (1985 / 19 mi, 8.0 pt, 36% T3, 2.3 re, 1.8 as). En una temporada en la que las cosas no salieron como pensaban en Palma, Carles cumplía su cuarto año tras su vuelta a España. Pieza importante siempre, supo adaptarse la pasada temporada a otro rol, siendo un desatascador ofensivo. Este verano, con el giro que dio el club balear, salió del proyecto y ha recalado en Afanion CB Almansa, donde será uno de los hombres fuertes y pieza vital en el backcourt junto a Josep Pérez.

Txemi Urtasun (1984 / 2 pa, 26 mi, 17.0 pt, 1.5 as). Tras su buena 18/19 con Melilla, la pasada campaña no encontró ofertas que le satisficieran y tardó en llegar. Recaló en el COB y en un solo partido parecía que llevaba toda la vida en el equipo. El COVID paró a un jugador que pintaba a sensación en el último tramo. Este verano descartó la oferta de renovación del equipo ourensano y terminó optando por regresar a Alicante para unirse al ambicioso proyecto del HLA Alicante.

Dani Rodríguez (1984 / 25 mi, 8.7 pt, 37 % T3, 1.9 re, 4.5 as). Otro de los que parece que el tiempo no pasa por él. Pasan los años y ahí sigue siempre al pie de cañón, con ese estilo de base jugón y desequilibrante. Tras un verano en el que hubo un momento donde llegó a valorar otras opciones, finalmente renovó por dos cursos más en Destino Palencia, equipo con el que, si termina su contrato, cumplirá otro ciclo de tres años.

Rafa Huertas (1984 / 20 mi, 4.8 pt, 39% T3, 1.3 re, 1.1 as). Siempre en proyectos potentes (Breo, BSA y Bilbao, entre otros) en los que aportaba su oficio, experiencia y rendimiento sin altibajos, la pasada temporada firmó por el recién ascendido Afanion CB Almansa, convirtiéndose en capitán del mismo. Tras un buen año, cualquier equipo sabe lo que el andaluz puede aportar, que es mucho.

Salva Arco (1984 / 21 mi, 9.8 pt, 41% T3, 2.1 re, 1.5 as). Un arquero sigue suelto. Un jugador de los que no se esconde cuando las cosas no van de cara y que parece ya un lucense más (cumplirá su quinto curso en Leche Rio Breogán). El catalán cumplió la temporada pasada y con su buen nivel mostrado se ganó una renovación que parece clara por sus aptitudes y ganas de vencer.

Jordi Grimau (1983 / 19 mi, 6.2 pt, 65% T2, 2.1 re, 1.8 as). El flamante nuevo director deportivo del Bàsquet Sant Antoni (EBA) ha dejado claro que quiere seguir jugando en Oro y que le queda cuerda. Tres temporadas en Destino Palencia ya y una última con menos minutos y puntos, aunque, desde fuera, con la impresión de haber aumentado el trabajo en la sombra y en la unificación del grupo. ¿Repetirá por cuarto año como morado?

Romà Bas (1983 / 17 mi, 6.8 pt, 46% T3). Uno de los que no fallan. Tardó en llegar a Oro y cuando lo hizo parece que fue para no marcharse nunca. Pujanza, veteranía y tiro. Sigue dándolo todo y sabe adaptarse a todo tipo de situaciones. Cumplirá su cuarta temporada en TAU Castelló (y con un buen rol).

Óliver Arteaga (1983 / 22 mi, 10.9 pt, 55% T2 6.1 re). El veterano pívot canario sigue siendo pieza indispensable en el Liberbank Oviedo Baloncesto. Cuando está libre de percances físicos es un verdadero martirio para sus rivales y un seguro para los asturianos cuando recibe el balón. Recién renovado, cumplirá su cuarta campaña en el OCB para volver a ser decisivo.

Alberto Ruiz de Galarreta (1983 / 28 mi, 14.0 pt, 38% T3, 2.4 re, 1.1 as). Vuelve a Oro la metralleta riojana. Salió de Clavijo y se fue a Iraurgi, pero la 18/19 no encontró acomodo y acabó en la Primera Nacional valenciana. Luego, le llegó la oportunidad en UBU Tizona, que buscaba experiencia y puntos; Galarreta no faltó a su cita, siendo imprescindible en la escuadra burgalesa y una de las piezas básicas en la vuelta del equipo Oro.

Víctor Pérez (1982 / 13 mi, 3.1 pt). El eterno capitán del OCB ha jugado durante ocho temporadas en el equipo asturiano. Legendarios son en Pumarín sus lejanos triples y canastas ganadoras, pero el tiempo ha ido pasando y en los últimos dos años le había costado encontrar su lugar. El club anunciaba hace unas semanas que no seguiría, declarando el jugador que todavía tenía mecha para jugar (aunque algún medio apuntaba que a lo mejor opta por no jugar).

Pedro Llompart (1982 / 24 mi, 7.4 pt, 39% T3, 2.5 re, 5.9 as). Tras muchos años en ACB y con experiencias también en el extranjero, Llompart volvía a Oro de la mano de HLA Alicante. Y qué forma de volver. Con Pedro Rivero en el banquillo, el base balear ha sido su extensión. Pareja de baile de Pitts, ha puesto la pausa, el temple, los puntos, esa asistencia que no se ve… En definitiva, el motor del equipo. Renovado hasta 2023, cumpliría 41 años en el cuadro lucentino.

Ricardo Úriz (1980 / 22 mi / 12.0 pt, 40% T3, 2.3 re, 3.4 as). Espectacular 19/20 del navarro, que venía de una temporada marcada por las molestias físicas que le habían impedido apenas ayudar al Breogán en ACB. Llegó a Cáceres Patrimonio de la Humanidad con ganas de resarcirse y disfrutar… y vaya si lo hizo. Los de Roberto Blanco sorprendieron y mucho tuvo que ver en ello el mayor de la saga. Parecía que se iba a retirar, pero el COVID lo cambió todo y este curso dirigirá las operaciones de Tizona, cerca de casa, ofreciendo un año más clínics en la pista.

Nacho Martín (1983 / 15 mi, 4.7 pt, 49% T3, 2.6 re). Vuelve Nacho Martín a Valladolid por tercera vez desde que es profesional (tras empezar en las categorías inferiores del extinto CB Valladolid). Lo hace con todos los honores tras dos cursos en ACB tal vez con menos minutos de lo que le hubiera gustado. En Manresa (17/18) fue básico y ahora compartiendo puesto con otra referencia pucelana como Sergio de la Fuente, seguro que vuelve a ser un jugador decisivo en el remozado Carramimbre CBC Valladolid.

David Navarro (1983 / 10 mi, 1.7 pt). Un jugador de equipo de enorme valía. Ya hace años destacaba en Oro, desde donde dio el salto a ACB tras curtirse en Ligas FEB. Andorra apostó por él la 13/14 en su proyecto Oro y allí consiguió el ascenso a ACB, permaneciendo en el Principat cuatro temporadas. Recalaría después en Obradoiro, donde durante tres campañas se ganó el cariño y el respeto de la afición compostelana. Ahora, prioriza estar cerca de casa y tras escribir El sueño de Liam quiere vivir su propio sueño con el COB.

Albert Sàbat (1985 / 31 mi, 13.5 pt, 39% T3, 2.6 re, 4.0 as). Vuelve a Oro una de las estrellas de la pasada LEB Plata. Una LEB Oro en la que fue uno de los jugadores más destacados durante temporadas. La Penya le dio la oportunidad de jugar en ACB y el de Llagostera no falló. Tras dos años en Joventut y otros dos en Obradoiro, volvió a su tierra la 19/20 para ser el emblema del proyecto que preside Marc Gasol.

Sin duda, los jugadores veteranos suelen ser piezas codiciadas, profesionales que se cuidan al máximo, que siguen exhibiendo un gran nivel, conocedores en su mayoría de la liga y de los entresijos del juego y dominadores del tempo de partido. Todo hace pensar que poner un veterano en tu plantilla te arregla la vida. Lo que sabemos los aficionados es que el disfrute de verles jugar es máximo.