Como ya habréis imaginado, mi idea con esta serie de artículos es acercar el perfil del psicólogo al público relacionado con el ámbito deportivo. Ya sea esta relación indirecta, directa, profesional, amateur o formativa. Es decir, tener un conocimiento real de lo que aporta esta ciencia a la disciplina del ejercicio físico y del deporte. El objetivo primordial será profundizar en ciertas cuestiones que suelen surgir alrededor de esta figura. Considero necesario clarificarlas para que, al menos, se tenga una idea más objetiva de nuestro trabajo, rompiendo ciertos mitos y exponiendo algunas cuestiones que no suelen salir a la luz en una conversación sobre Psicología del Deporte. Comencemos.
Al ser una explicación extensa veo necesario dotarla de una estructura, de manera que las ideas posteriormente desarrolladas queden claras desde el principio, ya que todo el contenido no va a estar escrito en este texto y será desplegado conforme salgan del horno tanto la parte II como la III. Por ello, tenemos que saber que mi fin último es responder a esta pregunta que aquí os planteo:
¿Por qué deberías incluir la PSICOLOGÍA DEPORTIVA en tu club o rutina?
Normalmente para explicar un PORQUÉ, previamente necesitas apoyarte en:
Un QUÉ
Un CÓMO
Un PARA QUÉ
Efectivamente, estos serán los 3 fascículos en los que dividiré este bonito pastel. Antes de nada, me gustaría recalcar que lo que vengo a plantear no es ni un argumento, ni una reflexión, ni una opinión. La Psicología en general y la Disciplina Deportiva en particular son CIENCIA. Esto significa que no es una cuestión de creencias, sino de conocimiento y confianza en un marco teórico que, correctamente aplicado y rodeado de otros factores influyentes en el contexto, significará tanto un beneficio como un impacto en el rendimiento y acercamiento a los objetivos planteados por cada club o deportista.
Una vez aclarado esto, me gustaría empezar por aquí:
¿QUÉ puede hacer un psicólogo en una ESTRUCTURA DEPORTIVA?
Si tuviera que poner en valor una característica concreta que un Psicólogo Deportivo pudiera aportar, sería sin duda la capacidad de ADAPTACIÓN. Un buen psicólogo siempre considerará, estudiará y evaluará las NECESIDADES y OBJETIVOS que tiene ese equipo o deportista en concreto. Desde nuestra disciplina hablamos y hacemos mucho hincapié en el valor del CONTEXTO. Vale, pues esto no es una quimera. Una de las “garantías” de eficacia de este trabajo es precisamente esta, la aplicación de una u otra METODOLOGÍA en función de lo que QUIERE y PIDE el solicitante en concreto. NUNCA al revés. Pongo garantías entre comillas porque, como he mencionado antes, en el trabajo y la relación psicólogo – club/deportista no influyen solo los contextos de ambos. Hay que tener en cuenta la influencia y el impacto de cada uno de los profesionales implicados en la organización o profesional donde se realiza esta labor. Esto incluye familias, entrenadores, jugadores, preparadores físicos, nutricionistas, médicos…
Por esta serie de factores podréis poner el primer filtro para diferenciar a un buen profesional de uno que no lo sea tanto:
- Si te vende certeza de éxito. Seguramente sea un vendehúmos cuya metodología haga aguas por todos lados y tenga que depender del uso de la palabra para distraer.
- Si te dice lo que debes hacer de manera absolutista y sin matices. Un psicólogo te AYUDA a acercarte a lo que buscas, partiendo de una recogida de información INTENSIVA, carente de juicios y opiniones subjetivas.
Haremos más inciso sobre este proceso de adaptación en el siguiente artículo, a la hora de profundizar en el CÓMO.
Una vez pasado este filtro, conviene saber que existen 3 niveles de trabajo según las necesidades y objetivos planteados previamente:
- CORTO plazo
- MEDIO plazo
- LARGO plazo
Estos timings estarán constantemente retroalimentándose y será responsabilidad del psicólogo en cuestión buscar que, por ejemplo, una alteración de un objetivo a largo plazo no suponga un impacto en el rendimiento del equipo o deportista. Por ejemplo, tu mayor objetivo a largo plazo planteado a principio de temporada, puede verse afectado en enero por los resultados obtenidos hasta ese punto, teniendo que reaccionar de manera proactiva en búsqueda de una reestructuración del plan en cuestión. Por esto, los psicólogos deportivos debemos recalcar no solo la importancia del ESTABLECIMIENTO DE OBJETIVOS para una temporada, sino su flexibilidad por si en un momento dado hay que presentar alternativas. Un claro ejemplo lo tenemos en la manera en la que la LEB Plata se ve estructurada ahora mismo, estando en febrero sin jugarte absolutamente nada o aspirando únicamente a salvar la categoría cuando tu plantilla estaba pensada para aspirar a lo máximo.
Una DISCIPLINA rodeada de MITOS
Existe la concepción errónea de que la psicología deportiva no genera impacto a corto plazo, muchas veces buscado en casos concretos como una mala racha que nos aboca al descenso de manera inmediata o unos playoffs donde se necesitan ciertos ajustes para aumentar el RENDIMIENTO. Como digo, el plantear cierto trabajo a medio y largo plazo no exime al psicólogo de su RESPONSABILIDAD a la hora de generar ese impacto inicial, más aún cuando la situación es “límite” y se requiere de un efecto prácticamente inmediato.
Por eso, dentro de esa responsabilidad de la que hablo, se encuentra la exhaustiva EVALUACIÓN y RECOGIDA DE INFORMACIÓN desde el minuto 0 de cara a generar una retribución a corto plazo. No vamos a negar que será mucho más sencillo generar ese beneficio cuando se tiene la seguridad de poder aplicar el trabajo durante los 8, 9 o 10 meses que dura una temporada, lo cual es paradójico porque cuando más se nubla ese resultado inmediato es cuando más limitada es la situación. Más de una vez hemos visto una clara polarización en un equipo que contrata a un psicólogo en las últimas jornadas para salvar la categoría, desembocando en un “lo hicimos gracias al psicólogo” o un “es que el psicólogo no hizo bien su trabajo”, dependiendo del final de esa historia en concreto.
Como bien sabéis, los absolutismos no tienen (o no deberían tener) cabida en el deporte. Pero sí será objeto de trabajo por parte del psicólogo el estudio de TODOS los contextos presentes que afecten al deportista o club, para así DESCRIBIR, PREDECIR y MODIFICAR un comportamiento concreto. Lo cual repercute positivamente en el RENDIMIENTO a CORTO PLAZO.
Una vez se ha hecho la evaluación inicial es conveniente estudiar factibles opciones de abordar los medios y largos plazos, siempre desde la adaptación a los objetivos y necesidades. Esto normalmente consiste en comenzar a aplicar técnicas propias de la psicología deportiva de manera individual (deportista) o colectiva (dinámicas de equipo). Algunas de las aplicaciones o aspectos a trabajar pueden ser:
- Visualización.
- Autodeterminación.
- Anticipación.
- Técnicas de relajación/activación.
- Establecimiento de objetivos.
- Búsqueda de niveles estables de confianza.
- Variación del foco atencional según la jugada.
- Trabajar en la identidad colectiva.
- Potenciar aspectos concretos del juego (mayor resistencia al cansancio, percepción de éxito en cierta jugada…).
- Aspectos comunicativos. Cómo me hablo y cómo lo hago con los demás.
- Trabajo de sentimientos y pensamientos limitantes como el miedo o la incapacidad percibida ante cierta acción.
Largo camino por COMPRENDER y RECORRER
Cómo veis, así podría seguir hasta mañana. La Psicología Deportiva puede potenciar tanto aspectos en un principio más globales y subjetivos (construir una sólida química de equipo) hasta detalles hiperespecíficos como el nivel de concentración y toma de decisiones del jugador encargado de defender al máximo anotador del otro equipo. Y aquí vuelvo a donde comencé, la ADAPTACIÓN. Ayudamos a resolver problemas, sí. Pero el margen de mejora (a veces imperceptible en el día a día) que encuentras cuando consigues POTENCIAR lo que en un principio no parece problemático es brutal.
Para terminar. No hay que tener en cuenta solo los 3 plazos en los que puedes dividir el trabajo de una temporada (con las correspondientes variantes comentadas), sino la constante presencia de estos en un corto espacio de tiempo. Por ejemplo, si hay una semana de partido importante será conveniente controlar y trabajar estas cargas psicológicas en función de si se va a trabajar un lunes o si, en cambio, lo hacemos el día previo al partido. También otros factores, como si se viene de una victoria o una derrota, del ambiente y rendimiento en ese momento concreto, etc. Es por esto que NUNCA se deja de trabajar a corto plazo. Cuanto mejor abordado sea éste, mejor se podrá adaptar y aplicar a un escenario en el medio y largo plazo, EVALUANDO y AJUSTANDO según los contextos dados.
¿El BENEFICIO último? RENDIMIENTO DEPORTIVO. Entendido éste como aquellos objetivos y necesidades planteadas por aquel que trabaje de la mano de la PSICOLOGÍA DEPORTIVA. Sea ganar, mejorar mi porcentaje de tiro o crecer a nivel de gestión de vestuario.
Nos vemos en la segunda parte.
PD: como los compañeros de Zona de Básquet son muy apañaos, me dejan deciros que el próximo lunes 8 de junio comenzarán las Segundas Jornadas de Psicología y Baloncesto, las cuales tengo el placer de organizar junto con David Llopis y Florida Universitaria. Durante cuatro días traeremos doce ponencias que, de manera online, servirán para encontrar maneras útiles y didácticas de aplicar esta disciplina a la práctica. Los asistentes que contéis con nosotros recibiréis el correspondiente certificado formativo aportado por Florida Universitaria.
Tenéis hasta el viernes 5 de junio para inscribiros. Para más información, pasaos por este enlace.
¡Os esperamos!
Excelente, recuerdo que en año 2000 la selección de Futbol de Venezuela era conocida a nivel mundial como la cenicienta, luego de un gran trabajo incluyendo la psicología deportiva , disputó puesto de clasificación mundial y para el 2007 remontó a 4tos de Final de Copa América, hubo un antes y un después de ese trabajo del psicologico Carlos Saul Rodriguez.
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