Estamos de estreno en Zona de Básquet. Llega una nueva sección con la que os acercaremos las andanzas de los españoles que juegan en el extranjero. Queremos saber más de ellos, las razones por las que se han ido, el lugar en el que viven… Por tanto, ellos serán los protagonistas, contándonos todo lo anterior y muchas otras cosas en un formato similar a un diario.

Para esta primera entrega nada mejor que David Guardia Ramos (Llíria, 1990), jugador proveniente de una familia de baloncesto. Formado en canteras de grandes equipos como Unicaja y Valencia, debutó en ACB y pasó por las Ligas FEB, pero tras unos años priorizando otros aspectos sobre el baloncesto, decidió probar la aventura de jugar fuera. Luego de una 18/19 en la que una lesión le dejó en el dique seco, Höttur confió en él y le renovó, afrontando ahora este combo forward luchador con instinto ofensivo su segunda temporada allí.

Inicios

Mi contacto con el básquet empezó gracias a mis padres, ellos me animaron en un principio a jugar al baloncesto. Con seis años ya destacaba en altura y además tenía la referencia de mis dos hermanos (Salva y Javi). La experiencia para ellos fue muy buena, al margen de que después mi hermano Salva Guardia sobresaliera como profesional. El baloncesto era una forma de divertirme y de formarme en otros aspectos que la escuela no te enseña. Empecé en la Escola de Bàsquet Llíria con 6 años, donde tuve la suerte de coincidir con un muy buen entrenador base (José Pérez Lapiedra, padre de Josep Pérez, actual jugador de LEB Oro) y con un grupo fantástico de compañeros.

Después de esa etapa en Llíria, jugando mi último año de infantil, vino el momento de irme a Málaga. Ese año antes de irme encadené una buena temporada e incluso me convocaron para ir a una concentración de las categorías inferiores de la selección española. Seguidamente después de la concentración, mis compañeros de Llíria y yo fuimos al campus de Unicaja. Fue una cosa que se convirtió en costumbre después de varios veranos, era un campus donde disfrutábamos mucho y cada verano queríamos repetir. Al finalizar el campus el Unicaja se puso en contacto conmigo para irme a jugar allí y becarme, no lo dudé y acepté. Mucha gente cercana a mí pensaba que era una locura irme tan lejos de mi familia con solo 14 años, pero pensé que siempre estaría a tiempo de volver a casa si algo fuera mal, por qué no intentarlo. La verdad es que fue una decisión acertada, no fue fácil pero gracias a mis compañeros becados se hizo más llevadero el estar lejos de los míos. Años de todo tipo de experiencias, buenas y no tan buenas, pero al fin y al cabo experiencias que te hacen madurar. Fueron cinco años que nunca olvidaré. Tuve la suerte de ganar un Campeonato de Europa con la selección española (Europeo U16, Jaén ’06) y un Campeonato de España Júnior donde fui MVP de la final (Almería ’08). Habitualmente entrenaba con el equipo filial, que jugaba en LEB Oro bajo la denominación de Clínicas Rincón Axarquía, y allí tuve la oportunidad de debutar en una liga profesional.

Salto al profesionalismo

El año 2009 fue mi primer año sénior en Clínicas, año donde no fue del todo como yo quería. Mi papel en el club no fue muy relevante (no comprendía por qué) y sentía que me estancaba. Mi familia y yo decidimos buscar otras opciones. A la ciudad de Málaga y al Unicaja les tengo que agradecer todo lo que dieron por mí. Sobre todo a gente como Francis Tomé, que creyó en mí en todo momento. Sin ellos no sería quien soy hoy en día, gracias.

Una vez acabado mi periplo por tierras malagueñas, tuve una oferta del Lucentum. Formé parte del equipo filial (EBA) y pude entrenar con el ACB durante dos temporadas. La oferta vino de la mano de Óscar Quintana, quien me dio la oportunidad de continuar formándome y de debutar en ACB. No fueron temporadas fáciles. El club no pasaba por su mejor momento económico y los retrasos en los pagos se sucederían a lo largo de las dos temporadas. Puede que las cosas fuera de la pista no fueran bien, pero a nivel profesional fue una temporada en la que maduré mucho como jugador. Aprender de jugadores de la talla de Mario Stojić, Carlos Cazorla, Vule Avdalović, Thomas Heurtel o Serkan Erdoğan es un lujo. Cada día había algo que aprender en los entrenamientos.

Al acabar la segunda temporada en Alicante, fiché por el Óbila (LEB Plata) y al año siguiente, por el Andorra (LEB Oro). El año de Óbila fue muy duro, los retrasos en el pago y las condiciones precarias hicieron que ese año fuera especialmente duro. En Andorra fue un cambio radical, no fue mi mejor temporada en lo individual, pero como grupo humano fue una completa pasada. Me llevé muy buenos recuerdos del país andorrano.

Cuando acabo mi contrato con Andorra estaba un poco desilusionado con el básquet y decidí dejarlo un poco de lado y centrarme en mis estudios. Las ofertas para jugar en LEB no eran nada buenas y decidí quedarme en Valencia y ponerme al día con mis estudios. Pero se me ocurrió la idea de llamar al Valencia Basket y ver si me podían hacer un hueco en el filial y así fue. Era la mejor manera de seguir jugando a básquet a buen nivel y poder estudiar al mismo tiempo. Fui jugando bien con el filial y poco a poco me fueron llamando del primer equipo para completar entrenamientos. Pasé de querer dejar el básquet a entrenar con el primer equipo del Valencia Basket, no me lo creía. Soy muy afortunado de haber pasado cuatro años de mi vida en un club como el Valencia. Siempre les estaré muy agradecido por todo lo que me han dado.

Acabados esos cuatro años en el club taronja acabé en el equipo de mi casa, Llíria. Me quedé en casa para poder seguir estudiando la oposición de bombero mientras jugaba en el Llíria. Y finalmente buscando una buena opción económica y nuevas experiencias me vine aquí a Islandia la temporada pasada.

Oportunidad de jugar en el extranjero

Logré jugar lejos de casa gracias a mi representante David González (Free Agency Basketball), al cual le pedí ayuda para que me encontrara algún sitio en el que jugar. Le dije que no me importaba jugar fuera de España. La mejor oferta que tuvimos fue la del Höttur y aquí que me vine. Para ser la primera experiencia fuera de casa la verdad es que la sensación ha sido muy muy buena. De los sitios donde más realizado me siento como jugador. Lo único malo de la temporada pasada fue mi lesión de rodilla. Aun así me han renovado por otro año y están teniendo paciencia conmigo, en pocos sitios me han dado la confianza que me han dado aquí.

La vida en Islandia

Equipo
Höttur (Islandia).

Liga
Deild Karla (2ª división).

Situación en liga
Vamos primeros, con idea de subir a primera división. El nivel de la liga es parecido a la LEB Plata.

Localidad
Egilsstaðir (Austurland), 2.500 habitantes.

Acogida de la gente
Ha sido muy buena. Es una localidad relativamente pequeña y la gente se ayuda mucho entre ella. La gente te arropa mucho, te hacen sentir uno más.

Residencia y adaptación
Vivo con un compañero de equipo, cerca del pabellón. La adaptación al lugar ha sido rápida, estoy acostumbrado a vivir fuera de casa y además la gente en este país es muy civilizada. No ha habido problemas con la adaptación.

Morriña
Lo que más echo de menos de España es el ocio que tengo allí. Soy una persona que le gusta estar cerca de mi familia y amigos, eso es quizás lo peor de vivir fuera.

Lo mejor de Islandia
Sin duda la tranquilidad y el bienestar que se respira aquí. Es otro ritmo de vida más tranquilo y con menos preocupaciones. En España por desgracia tenemos carencias de muchas cosas que aquí no echan de menos. Todos tienen trabajo, tienen un buen sistema educativo, respetan el medio ambiente, etc. Cosas básicas que deberíamos de tener en España.

Opciones de ocio
Esa quizás es la peor parte de donde vivo. Es una población pequeña alejada de las grandes urbes. En la vida social española no nos faltan cosas que aquí sí. Sí que hay otras cosas para hacer eso sí, como ir a los baños de aguas termales, hacer rutas de montaña, visitar pequeñas poblaciones perdidas…

Seguimiento de ligas españolas
Sigo la ACB y la LEB. Hoy en día con la herramienta de internet es muy fácil seguir las ligas y ver lo que pasa en el mundo del baloncesto. Además, me gusta seguir a mis amigos o antiguos compañeros. Soy básicamente un enfermo del básquet.

Futuro

Tengo claro que en un futuro no muy lejano seré bombero, pero desde muy pequeño he apostado por jugar al baloncesto, no puedo dejarlo así como así. Todavía puedo sacar cosas buenas de este deporte. No he sido una grande estrella ni me han pagado cantidades desorbitadas, soy un currante del básquet y por ello quiero aprobar la oposición de bombero, ese es el único pensamiento de futuro lejano que tengo. En cuanto a dónde jugaré y qué será de mí el año que viene, nunca se sabe. Todo puede cambiar muy rápido y de repente verte en Islandia jugando a básquet o teniendo una lesión grave como la que tuve el año pasado. Solo pienso en volver a ser el que era y acabar la temporada sano… después ya veremos. Obviamente me gustaría subir a primera división con el Höttur y jugar otro año aquí. Creo que todavía tengo margen de mejora y puedo ser importante en esta liga.