Desde hace ya unos años, en España se está instaurando la cultura americana de invertir en uno mismo durante la época de verano, realizando entrenamientos individuales más allá de los tradicionales campus de verano. Es por eso que me gustaría hablar un poco sobre la importancia de ello y el enfoque que debemos darle como entrenadores.

Antes de poder empezar a desgranar lo que para mí es importante trabajar en estas etapas de vacío competitivo, y la manera de hacerlo, me gustaría dejar claro que he creado mi manera de afrontar dichos momentos, cogiendo detalles e ideas de muchos y muy buenos entrenadores: Mateo Rubio, Xavi García, Jenaro Díaz, Antonio Herrera o los últimos triunfadores en el Mundial Femenino U19F con España (Javi Torralba y Fabián Téllez). Estos son algunos de los nombres propios de los que he tenido la gran suerte de aprender muchísimo, pero también hay un largo etcétera de grandes entrenadores de los que he aprendido mucho también pero probablemente ejerzan más desde su anonimato. Por eso quiero dejar bien claro que la mayoría de las ideas que voy a exponer no son mías, sino un popurrí de cada uno de los entrenadores de los que he podido aprender y que, junto con mi filosofía de entrenamiento, han hecho de todo éste sin fin de conceptos una metodología de entrenamiento que uso durante no solo las épocas de no competición, sino también durante los trabajos individuales que realizo durante la temporada con mis jugadores.

Lo primero de lo que me gustaría hablar es de la cantidad de “conceptos o detalles” que mal enseñamos en general. A veces, nos guiamos simplemente por la teoría de los libros o por el cómo se han hecho las cosas anteriormente, y esto nos lleva a enseñar conceptos o detalles que no son reales, que no tienen una transferencia real a la competición o que simplemente son conceptos abstractos que tan solo figuran en nuestra mente. Es por eso que cada vez estoy más seguro que dentro de este trabajo individual del jugador, debemos buscar “espejos” (tal y como Jenaro Díaz ha implantado en WePro Basketball) de casos reales de jugadores que realicen el gesto o concepto que queremos enseñar, para desde ese punto empezar a desglosar los detalles que vemos y proceder a trabajarlos. El baloncesto es de los jugadores (como dice Ricard Casas), así que estudiemos a los mejores, desgranemos sus movimientos y trabajemos desde ahí. Evidentemente es necesaria una base técnica, más analítica que nos permita tener conocimiento de los recursos básicos, para poder saltar de nivel y realizar un trabajo más técnico-táctico, en el cual se puedan trabajar situaciones reales de juego, con una gran transferencia a situaciones reales.

Dicho esto, otra de las cosas para mí importantes en la manera de planificar el trabajo o las sesiones individuales, es intentar trabajar desde las fortalezas (confianza) para luego poder invertir tiempo en las debilidades (salir de la zona de confort, según nos contaba Xavi García en alguno de sus seminarios). Esto es algo que intento tener bastante presente en mis sesiones, ya que la situación emocional en la que el jugador capta los mensajes, las correcciones y sobre todo la sensación de estar fuera de su zona de confort (trabajar sus debilidades), afecta considerablemente a la predisposición del mismo y, por supuesto, a la confianza. Es por eso que me gusta trabajar siempre desde los puntos fuertes, intentando planificar los primeros ejercicios del entrenamiento sencillos, realizando pequeños ajustes y mejoras en algo de lo que el jugador ya hace francamente bien, creando este clima de bien estar, confianza, positivismo, alegría… para poder afrontar con más garantías el siguiente punto de la sesión, que sería intentar trabajar algún aspecto de mayor dificultad (bien por el nivel o por que sea algún punto débil de nuestro jugador). Para finalizar la sesión, y usando una vuelta a la calma, me gusta acabar también con algo de tiro, donde el jugador pueda recuperar buenas sensaciones.

Por último, otro de los detalles importantes a tener en cuenta al realizar la sesión, o el trabajo en cuestión, es intentar enseñar “movimiento – contra movimiento” (tal y como trabajábamos con Javi Torralba). La idea es simple: intentar dotar de recursos para poder tener soluciones a la respuesta (ofensiva o defensiva) al trabajo expuesto. Es decir, poder trabajar profundamente sobre un movimiento o concepto, desgranándolo técnicamente, al mismo tiempo que nos imaginamos una respuesta por parte del contrincante, por lo que enseñaremos también el gesto o concepto técnico-táctico para atacar dicha respuesta. Esto nos permite estar trabajando sobre un movimiento base, haciendo una pequeña adaptación que nos permita crear el contra movimiento para así realizar un trabajo más completo para el jugador que le permita tener más recursos durante el juego.

Estoy convencido que nada de lo que he dicho es nuevo, pero quería compartir la manera en la que últimamente estoy enfocando en el trabajo individual.

En épocas de competición, el trabajo a realizar debería enfocarse más al rendimiento, pero sin olvidar que cuanto más crezcan nuestros jugadores durante el año individualmente, más lo hará el equipo colectivamente, por eso creo que como entrenadores debemos intentar buscar tiempo para poder “invertir” en nuestros jugadores, ya que no sólo les estaremos ayudando individualmente a ellos, sino que en consecuencia, lo haremos como equipo.


Autor: Boris Balibrea
Entrenador del Wetterbygden Stars (Suecia)