El efecto del calentamiento en el desempeño deportivo posterior ha sido investigado desde la década de 1930. Existe la creencia generalizada de que el calentamiento antes de una actividad deportiva puede mejorar el rendimiento deportivo. Esto puede ser a través de una variedad de respuestas biomecánicas, fisiológicas y bioquímicas que incluyen aumento del rango articular de movimiento y la viscoelasticidad de los músculos, aumento de la sangre en los músculos, aceleración de las reacciones metabólicas, así como la aceleración de la respuesta del consumo de oxígeno al ejercicio posterior. El calentamiento también tiene la intención de reducir el riesgo de lesiones y el aumento de la temperatura corporal, temperatura central y muscular. Finalmente, se ha planteado la hipótesis de que el calentamiento puede conferir una serie de efectos psicológicos, como una mayor preparación. Como tal, el calentamiento precede a la participación de casi todos los atletas en un evento competitivo.

Si bien esta preparación proporciona un estímulo significativo para los atletas antes del comienzo de la competencia, hay otros atletas dentro de un equipo que permanecen inactivos después del calentamiento previo al partido: los/as jugadores/as suplentes.

¿Qué es lo que ocurre en estos jugadores según avanzan los minutos de partido y siguen en banquillo?

Analizando las respuestas fisiológicas y bioquímicas de estos jugadores que permanecen sentados se ha demostrado que:

  • Su frecuencia cardíaca disminuye cerca del 40% de la conseguida al final del calentamiento en los 6 primeros minutos de partido llegando a valores de reposo al finalizar el primer cuarto.
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Comportamiento de la frecuencia cardíaca en jugadores que no inician el partido
  • Su temperatura central disminuye hasta medio grado siendo la disminución de la temperatura de la piel de hasta dos grados.
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Comportamiento de la temperatura central de los jugadores que no inician el partido
  • También se reducen los niveles de glucosa en sangre limitando la energía disponible para acciones altamente exigentes.

Estos cambios fisiológicos que se producen mientras el jugador se encuentra en el banquillo provocan la anulación de los beneficios conseguidos por parte del calentamiento a nivel de rendimiento.

Se ha demostrado que en acciones imprescindibles para el baloncesto como son la altura del salto y el sprint el rendimiento disminuye según avanzan los minutos en los jugadores que no se encuentran en la cancha. Respecto a la altura del salto las pérdidas de altura en salto son de un 13% a los diez minutos de comenzar el partido llegando a pérdidas del 20% de la altura en salto cuando han transcurrido 40 minutos desde el salto inicial, caso de jugadores que no han disputado ningún minuto de juego en toda la primera parte del partido. Si nos fijamos en lo que ocurre con el sprint se conocen datos con resultados similares a lo ocurrido con la altura del salto. Comparando el tiempo de sprint en 20 metros a los 10 minutos, los jugadores que se encuentran en el banquillo sus tiempos son un 4% más lentos aumentando hasta una diferencia de 6% al final de la primera parte. Para acciones de 10 metros, situaciones más específicas del baloncesto la pérdida de rendimiento es mayor llegando a ser de una diferencia de un 5% más lento a los 10 minutos del inicio del partido que sigue creciendo siendo esta diferencia de un 8,5% más lento el jugador que permanece en banquillo al final del segundo cuarto. A todos estos datos hay que sumar que, por reglamento, los jugadores que no están participando deben permanecer sentados lo que hace que todos estos valores se incrementen.

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Comportamiento de la altura del salto y tiempo en sprint de 20 metros en jugadores que no inician el partido

Sabemos que el baloncesto es un deporte en el que ocurren muchas acciones por segundo y en el que la incertidumbre es muy alta. Esto genera que en ocasiones se produzcan cambios de jugadores de manera repentina ya sea debido a un acumulo de faltas y acciones negativas por parte de un mismo jugador o por lesión. Sin embargo, la mayoría de los entrenadores previo a la competición lleva un esquema de cómo afrontarla, lo que se llama el “plan de partido” en el que tiene más o menos planeado en qué momento se comenzarán a producir los cambios de los jugadores que no han salido en el “5 inicial” y que si no sucede ningún acontecimiento de los mencionados anteriormente así ocurrirá.

Conociendo ya todo lo que ocurre en los jugadores que no inician el partido me surgen varias dudas, ¿debemos informar a los entrenadores de esta disminución del rendimiento de los jugadores no titulares o que permanecen más de 10 minutos sin saltar a la pista desde que fueron cambiados? Si ese jugador que sale tras un tiempo en el banquillo sabemos que se encuentra en desventaja con respecto a los jugadores que se están en pista para acciones explosivas como el salto o el sprint, ¿como serán sus primeras acciones de exigencia física? ¿saldrá vencedor de ese rebote o ese sprint en una recuperación defensiva o contraataque? Existe una gran probabilidad de que pierda en esas primeras acciones lo que puede provocar su vuelta al banquillo por esas primeras acciones en las que es superado por el rival. Tras todas estas cuestiones aparece la pregunta que da título a este artículo, ¿deberían calentar l@s jugador@s cuando salen desde el banquillo?

Para reflexionar…

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Autor: Álvaro Manzanares Gutiérrez
Licenciado en Ciencias de la actividad Física y el deporte
Colegiado 58127
Preparador Físico especialista en Baloncesto

Bibliografía
  1. Galazoulas, C., Tzimou, A., karamousalidis, G., y Mougios, V., (2012). Gradual decline in performance and changes in biochemical parameters of basketball players While resting after warm-up. European Journal of applied physiology. DOI 10.1007/s00421-012-2320-1.
  2. Crowther, R., Leicht, A.S., Pohlman, J.M., y Shakespear-Durey, J. (2017). Influence of Rest on Player´s Performance and Phisiological Responses during Basketball Play. Sports. DOI: 10.3390/sports5020027.