El Adidas Next Generation Tournament nos ha dejado un sabor agridulce después de tres días muy intensos. Por una parte, ha sido muy emocionante ver como un equipo español partiendo desde la segunda fila del baloncesto estatal en categorías inferiores, ganara el torneo. El Valencia ni llegó a clasificarse el año pasado entre los ocho primeros en el Campeonato de España Júnior ni en el Cadete y, sin embargo, estará el próximo mes de mayo en Vitoria jugando contra la élite europea juvenil con todo el merecimiento del mundo. Por otra parte, esperábamos mucho más de la calidad del torneo. Aunque se pueden sacar conclusiones positivas, en general, los proyectos de futuro han dejado algunas dudas. La comparación con años anteriores es inevitable: en L’Hospitalet, hemos visto brillar a los Šamanić, Maledon, Žagars, Bonga, Abalde, Hezonja, Mirotić y este año cuesta encontrar proyectos de esta altura.

  1. El proyecto de futuro más sólido que ha dejado el campeonato ha sido Vinicius da Silva (2001). La transformación del pívot en el año y medio que lleva en el Joventut ha sido fantástica. Sus condiciones físicas son tremendas, con 2,12 de altura y largos brazos y a ello lo acompaña un gran sentido en el juego en lo técnico y en lo defensivo. Tiene que mejorarlo todo aún, porque en algunos momentos del torneo se ha encallado y no ha podido superar a pívots igual de altos y más formados que él, pero ver cómo ha progresado desde el último ANGT denota que el techo del jugador es mucho más alto de lo que se puede ver a simple vista.
  2. El gran proyecto del Barça es Haris Bratanović (2001) que, por un lado enseña flashes de jugador diferente: extraordinario en el pase, en la finalización y en la visión de juego, pero por otro, físicamente no es nada del otro mundo y atrás deja visos de inconsistencia. Tiene cualidades para estar en el otro nivel, de eso no hay duda.
  3. Nos quedamos un poco decepcionados con la infrautilización de Adrià Domènech (2002) en el último europeo U16, relegado a un papel secundario. Pero en este campeonato ha vuelto a demostrar que también tiene un techo alto. Si el baloncesto del futuro queda encaminado hacia jugadores más versátiles, el ala-pívot del Joventut rebotea, bota, pasa, anota y tira en muy buenas condiciones. El año pasado ya hizo el gran salto de calidad y este año, siendo de primer año, parece haber asentado esas cualidades.
  4. Cuesta evaluar a los jugadores del Barça en condiciones en este torneo porque el equipo ha sido una montaña rusa. Junto al Joventut eran los dos favoritos para jugar la final y ni uno ni el otro lo han conseguido. En el caso del Barça, los destellos que ha dejado Tom Digbeu (2001) invitan al optimismo: como ejecutor no hay nadie que le pueda igualar gracias a sus condiciones físicas y a su habilidad en la batida. Y su entrenador Mateo Rubio acierta poniéndole en muchos momentos como playmaker para que asiente su interpretación del juego que es, junto al tiro exterior, su lunar en el juego en la actualidad.
  5. El torneo del Valencia ha sido espectacular y es por ello que a Alejandro Ruiz, Guillem Ferrando y Millán Jiménez hay que darles mucho crédito. Pero la gran sorpresa ha sido la aparición de Alonso Faure (2002). España no tiene muchos postes de 2,05, con brazos largos y que sean útiles. Evidentemente, todo en él tiene una mejora porque le cuesta finalizar en condiciones y crearse sus propias canastas pero la base física ahí está.
  6. Teníamos ganas de ver a la torre israelí del Estudiantes Gilad Levy, pero no era el mejor torneo para él porque han abundado los postes ya hechos. En cambio, cada día maravilla más todas y cada una de las capacidades de Héctor Alderete (2002). Cada día que pasa se ve más evidente que su traslación al 3 le hará ganarse el pan en el baloncesto profesional gracias a su gran tiro exterior, especialmente desde las esquinas, y a su capacidad de leer el juego. Es difícil que su techo lo lleve a la NBA porque ni tiene los brazos largos ni es atlético, pero en Europa gusta mucho de este tipo de jugadores que tienen esa sensibilidad por el juego.
  7. El jugador más joven del torneo, Kymany Houinsou (2004), ha sido ser el mejor proyecto del ASVEL Villeurbanne que traía como estrella a Matthew Strazel de quien se esperaba una mejor actuación. El físico de Houinsou enamora a cualquier scout y su productividad siendo cadete de primer año da motivos a la esperanza.
  8. Lukas Herzog ha sido el sleeper que más me ha impresionado con un impresionante tiro exterior pero los ojos se van inevitablemente a Ariel Hukporti (2002) que ha tenido un papel notable. Recibía al alemán, nacido en Togo, con ciertas dudas por su actuación en el pasado U16 pero se le ha visto alguna mejora en la creación de tiro con algún movimiento más o menos interesante.
  9. Tengo que decir que no me ha impresionado Gora Camara (2001), el mejor reboteador del torneo me ha dejado frío al proyectarlo en el siguiente nivel. Que no me malinterprete nadie: hará carrera en el baloncesto porque ese tamaño no te lo encuentras por la calle. La Virtus, en cambio, ha tenido grandes jugadores exteriores: el dinamismo de Deri (2001) ha sido diferencial pero, como proyecto, quien más me convence es Gabriele Procida (2002), jugador invitado del Cantù. Grandes condiciones físicas para un exterior, no se limita solo a la producción en ataque y una mejora, liviana, en el tiro exterior, su gran lunar como jugador.

Autor: Andrés Guerrero