«¿Qué hay de nuevo, viejo?» deben de preguntarse los aficionados del Movistar Estudiantes, un equipo que en la jornada 9 puede que haya dicho adiós a sus opciones de ascenso directo. Tres derrotas contra rivales directos top ha dejado a los de Toni Ten en la lona, aunque no K.O. Tal vez el mal endémico que persigue a los estudiantiles les deja siempre como un equipo que de repente sufre un virus y no logra el objetivo marcado. A su vez, la leyenda negra crece. Un equipo que cumple su quinta temporada en la categorías y que nunca ha logrado ser dominador en la competición a pesar de su caché.

Si hacemos un resumen, la 21-22 fue Granada quien sube directo y el Girona de Marc Gasol quien ejerció de coco en la final de la F4. La 22-23 Javi Rodríguez no termina el curso en los playoff y el equipo no llegó ni a la F4, pasando a una 23-24 donde Coruña logró el ascenso directo y el coach Rivero, vio como fue engullido en la final en casa por el ciclón que fue el Lleida de Gerard Encuentra. La pasada campaña Rivero fue cesado cuando estaba en la zona alta. Al final, San Pablo subió con un récord espectacular y en la F4 de nuevo caían, esta vez en semis ante el Real Betis, que no podría subir en los despachos tras ganar la F4.

Ni los cambios de entrenador, ni los decretazos, ni la eterna paciencia de su afición, ni las plantillas llenas de nombres de élite de cada curso, hacen que la dinámica cambie, a pesar de que la deuda económica cada vez se reduce más. Siempre daba tiempo a hacer artículos (2022 o 2023) buscando causas de por qué no convencían. Una vez que el ascenso directo se evaporaba, la llegada a la F4 empezaba a pesar como una losa.

Este verano surgía un nuevo Estudiantes con Toni Ten como nuevo inquilino en el banquillo, que se ponía al frente tras su buena temporada en Fuenlabrada, Granger y Garino seguían y se fichaban jugadores top desde Fuenla como Nwogbo, McGrew… Otros eran jugadores consolidados como Salin o directos desde la ACB como Silverio o Brimah y también estrellas en Primera FEB como Vaulet. Hasta el equipo parecía más estructurado que en otras ocasiones. Tras nueve jornadas, las caras son otras y el balance es 6V-3D, un equipo al que a diferencia de otras ocasiones no se les escapan partidos fáciles que te hagan caer en la clasificación hasta el momento, pero que cuando llegan a rivales top caen de forma estrepitosa, no tanto en resultados sino por la forma, un hecho que tampoco es nuevo.

Si miramos esas tres derrotas, ante el Obradoiro Estudiantes supo rehacerse de un inicio dubitativo, jugaba en casa, y sacaban una distancia prudencial con el partido casi acabado. Sin embargo, unas dudosas tomas de decisiones y un Obra sin red, sin miedo a caer, les hizo llevarse el partido con un tiro libre de Barcello al final que resultó definitivo y puso el 78-79 y primer run-run. La llegada luego de Leyma Coruña fue similar, Estudiantes ofreció esperanzas durante el partido, pero parecía que Marco tenía un plan, maduró el partido y con un ritmo alto y un partido físico acabo extenuando a un Estudiantes que se ahogó sin ideas y cayendo de nuevo.

De esta forma, y tras ir sacando partidos le llegaba una nueva revalida, tal vez no era el mejor escenario, Súper Agropal Palencia ya había dejado atrás su mini crisis, un buen equipo y una pista que la afición morada la convierte en una caldera de verdad. Lo que se preveía ocurrió, la intensidad de Palencia no dejaba respirar al Estu, castigaba todos los intercambios y Wintering ajusticiaba una y otra vez, mientras que Kunkel ejecutaba. En defensa, Palencia parecía jugar con 6 o 7 a la vez, y el Estu ni encontraba opciones, ni fluía el balón, ni llegaba a dentro balones donde los cincos colegiales serían superiores. En el banquillo, un Ten pensativo veía como nada salía, ni jugar López en vez de un inoperante Brimah, ni los interiores producían faltos de balones, ni jugar con dos bases… y tal vez lo peor fue el 83-52 para un posible average, y esa sensación que va más allá del bloqueo mental, y cómo recuperar a un equipo, donde jugadores que han visto de todo como Granger, Garino o Salin, estaban más que tocados y sin ofrecer su mejor versión.

Si miramos los datos, en las tres derrotas lo han intentado con su columna vertebral Granger – Garino – McGrew jugando minutos, y luego se alternaban en el cinco Nwogbo con Brimah y por fuera Silverio con Salin. Si miramos más cosas, vemos que el equipo de Ten busca jugar a más posesiones que los equipos estudiantiles predecesores, juegan a 87.1 posesiones vs 84-83 de otros años, y si miramos las tres derrotas incluso han buscado aún más posesiones (88.3). Sin embargo, en las derrotas no han sido tan efectivos, solo 0.85 puntos por posesión respecto al 0.99 de la liga. Con un porcentaje en triples parecidos, el fallo ha venido en las canastas de dos donde han pasado a tirar más frecuente de dos en las derrotas con porcentajes más erráticos que se reflejan en ese descenso de 44% a 36% en T2, y de 36% a 33% en triples.

Más datos son que este Estu da menos asistencias que otros años (15.7 as respecto a las 18 de media de las dos temporadas de atrás), y que esa cifra ha bajado a 13 as en las tres derrotas al haber peor circulación del balón. También la intensidad atrás, es un equipo que roba menos que otros cursos (solo 6.5 ro en la actual), que baja en las derrotas a un 4.3 ro, a cambio es un equipo que tapona mucho más, acercándose a los 4 por partido. Los 14.1 de puntos obtenidos tras pérdidas de los rivales que han obtenido en estas nueve jornadas (el mejor de las últimas tres temporadas) se reduce a un triste 8.3 en las derrotas.

¿Qué ha pasado en las tres derrotas? Si no tienes el nivel de intensidad atrás que se requiere, se corre menos, y es que han pasado de 6 jugadas de transición casi por partido al 4.3 jugadas en las derrotas y bajando mucho la efectividad (52% al 38%) de las transiciones a la hora de obtener éxito. Otro problema es que corriendo menos, tampoco se logró conseguir en posicional las pantallas para los tiradores que tiene, de casi 4 jugadas de este estilo, en las derrotas se pasó a 1.8, y encima sin anotar ninguno de los que se intentó en los tres partidos, según los datos. En ellos, el equipo intentó jugar más cortes y decidió seguir buscando el P&R (Granger-dependencia) pero sin la eficacia requerida.

Al final las caras reflejaban lo que fue un partido y lo que significa la situación. No se lleva ni un tercio de la campaña y es demasiado pronto para hablar, pero sí que hay jugadores que no están rindiendo lo que se esperaba, y tal vez el ritmo elevado no sea lo más práctico para un equipo que en el cara a cara sufre, como se ha visto. Si algo deben haber aprendido de cursos pasados, es que no pueden depender de si Granger está bien o no, y que a sus pívots les tiene que llegar el balón, pero sin defensa no hay forma de sostener los partidos. Para el recuerdo, Toni Ten necesitó dos campañas para que su Fuenlabrada funcionase. El Estudiantes echó a Rivero siendo líder. ¿habrá de nuevo nervios, habrá cambios a gran escala o movimientos en una plantilla de alta gama para la categoría?