El modesto proyecto del Cáceres Patrimonio de la Humanidad ha optado por un juego exterior fuerte, buscando piezas sueltas en una batería interior ya completada según el club. Repite Sanz en la dirección y llega cedido desde Breogán el impetuoso Mateo Díaz para poner el mordiente. Renovación estrella con Devin Schmidt, al que se unen el anotador de LEB Plata Jaume Lobo, el fiable Manu Rodríguez, la fuerza de Carlos Toledo y la versatilidad de Romaric Belemene, a sabiendas de que estos dos últimos pueden hacer el ‘cuatro’. Por dentro, el otro ala-pívot será el combo forward Nik Slavica (1997 / 205 cm), una promesa croata que no ha evolucionado como se esperaba en su momento, pero que sigue lleno de calidad y cuyo perfil vamos a analizar en las próximas líneas. Dejando el puesto de ‘cinco’ para el ACB Julen Olaizola y para una mole física y 4×4 como es el internacional camerunés Ben Mbala, cuya historia nos contaba antes de saltar al profesionalismo en la 17/18, llevándole por México, Corea del Sur y, sobre todo, Francia, donde ha permanecido las últimas cuatro temporadas, jugando el pasado curso al máximo nivel en Limoges en la JEEP Elite (2.6 pt, 1.7 re) para acabar en la ProB en Aix-Maurienne (11.3 pt, 7.4 re). Pero como decíamos hoy es turno de hablar de Nik Slavica.

Nacido en Šibenik, fue reclutado por la mítica Cibona cuando era muy de joven, haciendo sus primeras apariciones en la 14/15 y siendo en ese verano de 2015 uno de los pilares de la selección croata que fue plata en el Mundial U19 (máximo anotador de la final), algo que le catapultó para ser importante la 15/16 (9.0 pt, 5.6 re). La 16/17 realiza un buen año sobre todo en la liga croata (12.4 pt, 5.4 re), yéndose en la ABA League a 6.7 puntos y 3.7 rebotes de media, pero no acaba de estar a gusto y en marzo decide salir de común acuerdo con sus agentes para poner rumbo los Estados Unidos de cara al draft, retirando su candidatura tras sufrir en el primer entrenamiento una pequeña lesión que le privó de brillar en los workouts. Ese verano hizo la pretemporada con el Fenerbahçe turco, pero el Cedevita mostró el mayor interés y le firmó por tres años, aunque ya esa misma 17/18 no encontraba espacio en la liga adriática y prácticamente solo jugaría la liga local croata (9.9 pt, 3.6 re).

Sin sitio para el desarrollo de jóvenes, Slavica volvió a la Cibona la 18/19 (ABA: 9.5 pt, 2.1 re) y terminó la temporada en Šibenik, destacando en los ocho partidos que jugó (20.9 pt, 5.8 re). Iba a jugar en Eslovaquia la 19/20, pero una vez allí se dio cuenta de que no reunía las expectativas que él esperaba ni el juego y prefirió primar disfrutar del juego al dinero. Así, llegó con la temporada iniciada al Škrljevo, que lo usó como ‘cuatro’ y ‘tres’, dándole confianza en su tiro exterior para que el croata se fuera a unas grandes medias (5 pa, 29.4 pt, 11.0 re, 4.0 as) antes de que el Covid lo parase todo. Finalmente, la pasada campaña iba a jugar en Šibenik, aunque no lo haría por decisión propia, esperando tal vez alguna oferta por el extranjero que nunca firmaría/llegaría, acumulando año y medio de inactividad. Antes de firmar con Cáceres, su nombre estuvo relacionó con la Cibona.

El mismo jugador relataba la temporada 19/20 en una entrevista que donde más cómodo se sentía era en el ala, contando cómo necesitaba confianza en su tiro exterior y que no debía pasar nada si lanzaba y fallaba para evitar el miedo al fallo, como le había pasado en otros equipos como Cibona y Cedevita. Habló también de su época en Cedevita, cuando le “obligaron” a jugar de pívot y acabó con sus huesos en el banquillo, y cómo de ‘cuatro’ tuvo su éxito en Cibona.

Durante su corta estancia en Škrljevo lo seguí al detalle, unida a su carrera de altos y bajos. Para mí es un combo forward que donde más rinde es como ‘cuatro’. Prototipo 4×4, portento físico, capaz de correr la pista (algo que hace a la perfección), atacar el rebote ofensivo y cortar sin balón, tiene buenas condiciones físicas y es un buen matador. No se queda ahí solo, pues también anota desde la media distancia (con rango de tiro) y sabe ser resolutivo en el poste bajo. En defensa, sabe leer el juego, puede intercambiar a sus rivales y es capaz de llegar en las ayudas. No ha logrado complementar su reconversión al 100% al ‘tres’, aunque puede jugar perfectamente en ese puesto exhibiendo sus virtudes (correr y juego sin balón y abajo). Esa falta de regularidad a lo largo de su carrera y no haber conseguido aumentar su consistencia en el tiro exterior le han perseguido, así su selección de determinada toma de decisiones.

Un jugador de trayectoria errática que no ha logrado dar ese espaldarazo y que vivirá su primera etapa en el extranjero para intentar buscar el relanzamiento. Su buen físico y su potente tren inferior le hicieron tener desde muy temprano una etiqueta de promesa que no ha conseguido cuajar ni ganar en regularidad. Con paso por equipos importantes (Cedevita y Cibona) y con minutos en la élite, se ha sentido más cómodo en equipos de perfiles medio-bajo de Croacia en los que ha tenido confianza, espacio y minutos. Con un perfil de combo forwards variados como Toledo y Belemene en el plantel, Slavica, en mi opinión, debería orientarse al ‘cuatro’. El juego de Roberto Blanco puede irle como anillo al dedo. Versátil en defensa, en ataque aprovechará su movilidad, su peligrosidad en la transición y su potencia. Está claro que viene desde la inactividad, que su tiro exterior le lastra y que es su primera experiencia en el exterior, pero desde estas líneas pienso que puede volver a hacer que su nombre resuene si está a gusto y se adapta, Cáceres es buen sitio para ello, aunque deberá ser consciente de donde está, que aún no ha logrado romperla en el profesionalismo y que la palabra trabajo es clave.