Tras ya pasar unos días de la obtención del ascenso, no queremos dejar este pequeño particular homenaje en forma de reconocimiento al nuevo equipo de LEB Oro, un Juaristi ISB que ya saboreó esas mieles la 17/18 y que intentó mantener la categoría hasta los momentos finales esa temporada. Un proyecto modesto, compartido por las localidades de Azpeitia y Azkoitia y que, a pesar de no tener a su fiel público en la grada, no se ha atenazado y ha dado lo mejor de sí.
La palabra que debe definir la temporada es impresionante. Con la misma estructura que la del anterior ascenso, basando su fuerza en jugadores de casa y refuerzos puntuales, este curso lo lograron en una Plata más dura y más compleja por el aumento de equipos. La marcha de Lolo Encinas en dirección a la ACB el verano de 2019 abrió las puertas del equipo a un joven entrenador donostiarra como Iñaki Jiménez. La idea inicial era clara: empezar como motos y luchar cada balón como si fuera el último. Y la idea cuajó. Terminaron primeros en la primera vuelta y lograron el premio de jugar la Copa LEB Plata. Al final, tras ese espectacular inicio, los resultados positivos cayeron un poco debido a lesiones y demás aspectos, y cuando la pandemia detuvo la competición no lograron estar en las tres primeras posiciones, por lo que no pudieron ascender. Para el recuerdo queda la copa ganada a Bàsquet Girona con aquella gran actuación del ahora jugador de Oro Spencer Reaves.
En un verano complicado, a José Luis Zubizarreta, ‘Xubi’, y todo el equipo que le acompaña les volvió a tocar ir de puerta en puerta para asegurar los apoyos y ponerse a trabajar duramente en la configuración del plantel. Con lo que supone en estas categorías tener jugadores de la cantera, Iraurgi Saski Baloia hace lo más importante: da oportunidades reales y huye de la «moda» de otros equipos que solo los usan de relleno o para minutos de la basura. Iraurgi apuesta por una formación integral. Sin falta de ser una cantera ACB ni nada por el estilo, tenerlos en el equipo supone tener a alguien que siente los colores y un componente identificativo para la comarca y el club, siendo hasta cuatro los canteranos del conjunto azpeitiarra. Entre ellos está el eterno capitán Ibon Guridi, un jugador básico con muchas temporadas a sus espaldas y que volvió del retiro; de hecho, es el único superviviente del anterior ascenso. Los tres restantes son más jóvenes que Guridi y han venido pisando fuerte: Ander Merketegi (1998), Ierai Aizpitarte (2000 / que compatibiliza el baloncesto trabajando a media jornada en la empresa Juaristi) y Manex Ansorregi (2002). Los tres han tenido un reflejo de cómo se debe ser en la figura de Guridi.
Para apuntalar el equipo, llegó ya hace dos temporadas y media otro guipuzcoano como Beñat Hevia, que tras pasar por el baloncesto universitario americano volvía a España y ha progresado de forma espectacular. Siempre atentos a optar a cesiones, la entidad vasca se hizo la pasada campaña con Bartolomé (Andorra), llegando esta 20/21 dos joyas del Baskonia como son Ondřej Hanzlík y Pavel Savkov, a los que la EBA se les quedaba pequeña, pero con mucha inexperiencia porque afrontaban su primera temporada sénior. Y de qué forma lo ha hecho el ruso, siendo un jugador muy decisivo y de un futuro prometedor.
Con el bloque del perímetro confirmado, tocaba trabajar en esos refuerzos que suelen llegar en la pintura. En ese terreno fangoso Xubi se mueve a la perfección. Lleva muchos años en esto, tiene las ideas claras y sabe lo que quiere y busca pronto atar sus piezas. De esta forma llegó Kevin Buckingham, un rookie estadounidense al que una temporada en Plata le iba venir genial, como luego se ha comprobado. También llegó Deion Bute desde Menorca, y lo hizo con ganas de afianzarse en la zona.
La plantilla estaba casi configurada y a ella se unía Manny Suárez, internacional chileno con pasaporte español, un jugador que cuando vieron que podían optar por él no dudaron en hacerse con sus servicios. La última pieza, ese ‘cuatro’ anárquico que atacase el aro, no llegaba. Las opciones “internacionales” iban cayendo y en ese momento apareció la opción de Iñigo Royo, apostando por el joven valor formado en Baskonia, que se convertía en el sexto jugador vasco de la plantilla.
Con la lección aprendida del éxito, los lobos repitieron fórmula: mucha hambre y luchar en cada entrenamiento como si fuera el último. Empezaron ganando, cayeron en Ponferrada y a partir de ahí diez victorias consecutivas con un juego alegre, basado en cero egoísmos, gran acierto desde el triple y la presencia por dentro de Suárez. Volverían a disputar la Copa y faltaría por ver si aguantarían el ritmo en la segunda vuelta.
El rival en la final copera era el todopoderoso filial del Barça, a cuya pista tenía que desplazarse al tener que ser sede el Este esta temporada. El inicio fue espectacular por parte de los blaugrana, que dejaban un 28-11 en los primeros diez minutos y se iban al descanso 13 puntos arriba. Pero los de Iñaki Jiménez siempre muerden y remontaron el marcador en el tercer cuarto, entrando en un toma y daca que acabó con una prórroga en la que impusieron su experiencia para llevarse el título, con Guridi como MVP.
Una derrota en Gijón que no se esperaba en febrero podía abrir las puertas a sus perseguidores, pero fue una falsa alarma y siguieron ganando. Los problemas físicos apartaban a Manny Suárez, llegando en su lugar el esloveno Andraž Kavaš, que al menos contaba con experiencia en España.
De esa forma, llegaba el 4 de abril, día que recibía a Grupo AlegA Cantabria, su perseguidor inmediato, que no había aflojado nada. Era el partido decisivo, los cántabros necesitaban ganar y hacerlo de más de tres. Empezaron como motos con 13-25 en el primer cuarto, pero Iraurgi nunca se rinde y se iba al descanso tras haber igualado el choque. Llegaban los instantes finales, con Will Perry imperial, pero el cuadro vasco sabe que hasta el pitido final puede pasar de todo. Y eso pasó. Empezó a anotar en los instantes finales, mientras los cántabros esperaban a la magia de un Perry muy cansado. Tras remontar el partido, Iraurgi, en una decisión extraña, empataba el partido, teniendo Estela cinco minutos extra para intentar ganar de más de tres. Pero Iraurgi no perdonó y venció para optar al ascenso directo.
En la final de campeones esperaba el mismo rival de la copa, Barça B. En el partido de ida en casa, con tanteos bajos para el equipo, supieron realizar un partido muy serio para llevarse el triunfo por 6 puntos (65-59). El duelo de vuelta en la CE Joan Gamper fue un partido de errores, desacierto y nervios, con un tridente del Barça usado casi todo el partido (Marcos-Badio-Sergi Martínez). Pero Iraurgi trataba de controlar el partido. De repente, algunas acciones de calidad hacían peligrar su mínima ventaja y el ascenso, pero emergía la figura de Manex Ansorregi, un chaval del 2002 que se iba a 16 puntos y 9 rebotes en el partido decisivo. No se rendía el filial y Marcos anotaba triples imposibles, pero Beñat Hevia respondía sin pestañear para mantener el resultado, entrar en un carrusel de tiros libres y derrotar por tercera vez en la temporada al Barça B (63-66).
El ascenso a LEB Oro ya estaba en el bolsillo. El equipo vasco es el mejor ejemplo de que con trabajo, un bloque de la casa y buenos fichajes se puede optar a tener éxitos. No hay que olvidar que Iraurgi ha sido un vivero para los jugadores guipuzcoanos y un club por el que han pasado jugadores que ahora están en ACB y Oro como Oroz, Motos, Olaizola, Maiza, Sanz o Zubizarreta.
Seguro que su directiva ya está pensando en los requisitos de Oro y cómo cumplir con lo que su equipo se ha ganado en la pista. Y seguro que volverán a mantener la misma fórmula con su apuesta por jugadores de la casa, mucho trabajo y refuerzos interesantes.