Un miércoles estás entrenando, la semana fluye con «normalidad». Estás cansado, con ganas de que llegue mayo, se acabe esto y tirar para casa rapidito. Y al día siguiente estás metiendo cuatro cosas en una maleta y yéndote, sin saber para cuánto. Incertidumbre. Piensas, «hostia, quería que terminase rápido, pero no así». Todo muy raro.
Normalidad entre comillas porque, los días previos se estaba valorando la opción de jugar a puerta cerrada las dos próximas jornadas, a la espera de ver cómo avanzaba la propagación del virus. Bastantes jugadores nos pronunciamos, incluso hablando con clubes, de cara a plantear la posible opción de posponer esas jornadas. No hizo falta. Obviamente la decisión de la FEB vino desde la seguridad, no nos flipemos, nuestras opiniones siguen sin valer nada en ese coto.
De hecho, el tema de jugar a puerta cerrada tiene gracia, ¿en algún momento preguntaron opiniones a directivas o plantillas? Noup. No nos sorprende, pero si era por precaución es entendible. Al fin y al cabo, los jugadores somos una mezcla de robots/mascotas, que nos ceñimos únicamente a lo que se nos ordena hacer, con la pequeña diferencia de que a tu perro le tienes cariño. Bueno miento, en redes sociales siempre hay mucho cariño, allí somos dioses, nos movemos como pez en el agua mientras nuestro ego se va alimentando. Luego llega el verano y la realidad aparece, otro año más a caer en contratos basura, mira qué poco me quieren, qué putada. En septiembre ya se me ha olvidado.
La situación es complicada, no lo vamos a negar. Aunque más que complicada diría incierta, lo cual genera incertidumbre y, en consecuencia, ansiedad y frustración. FEB y clubes valorando las mejores opciones para ahorrarse toda la pasta que puedan. Nosotros, mientras tanto, haciendo retos en Instagram. Pasividad goes on, sí señor. Como ya dije hace poco por Twitter, hay que ir preparándose para las excusas que llegarán para pagarnos lo menos posible. O nada. Pero claro ¿cómo vamos a defender nuestros derechos si no tenemos? ¿Cómo voy a decir lo que pienso con el verano asomándose por la esquina? ¿Y si luego no me ficha nadie o no me quieren renovar? Menos mal que tenemos una asociación de jugadores que nos representa, ah no… Pero tranquilos, que siempre hay segundas oportunidades, la AEJB volverá. Solo espero que nos acordemos de todo esto cuando haya que relanzarla. Aprendizaje.
Ahora nos dicen constantemente que la responsabilidad y la solidaridad son los asesinos del covid-19. Yo creo que se puede extrapolar a nuestra situación en el baloncesto. A veces tengo la sensación de que lo del “deporte de equipo” se queda exclusivamente en la pista. El que juguemos aquí, en España, en estas ligas, debería implicar ciertas responsabilidades. Nos cuesta entender que pelear por los derechos de mi compañero también implica estar haciéndolo por los míos. Y viceversa, claro. Pero nos han vendido toda la vida las americanadas de “tu propio camino”, “hay que seguir pese a la frustración”, “el no days off” y “el puto pensamiento positivo” y tantas mierdas más que lo único que generan es un individualismo y un egoísmo brutales. Mirar por mí y solo por mí.
Pues nada, a día de hoy seguimos a la espera de una decisión que aún no llega. Os hago spoiler: no nos van a tener cuenta para nada. Haceros a la idea. Ha sido una temporada atípica, de siete meses (poniéndonos en la situación de que cierren la liga). Así que tiene pinta de que se viene un verano largo. Tenemos que aprender de esto, no queda otra. Entiendo que es complicado, pero también creo que siempre hay tiempo de aportar un poquito de “pensamiento crítico”, dar tu opinión sobre el asunto, reflexionar, no sé… hacer algo para revertir la situación o, al menos, generar unión. El problema y el enemigo están claros.
Como dijo Kevin Love en su día, “todo el mundo pasa por algo” y lo último que pretendo es generalizar y deciros lo que tenéis que hacer. Cada uno es “de su padre y de su madre” y lidia con contextos y ambientes distintos, lo que supone que tanto nuestros aprendizajes como nuestras opiniones y maneras de ver las cosas, sean distintas. Pero como digo, o pretendo expresar, esto no quita que haga falta aceptación, apoyo, debate, confrontación, argumentos… aspectos que desgraciadamente veo poco. ¿Pesimista? Puede ser. ¿Realista? Es lo que intento, aportar lo que opino y veo acerca de lo que puede ocurrir ahora, que no es más que otra situación en la que ni se nos tiene en cuenta, ni se nos valora. Seguramente me deje cosas en el tintero, pero prefiero hablar estos temas desde el corazón y no desde la diplomacia.
Y como por ahora no lo estoy viendo, escribo esto. No quiero que se opine como yo, quiero que se tenga una opinión, un argumento, un plan de acción. Que se tenga algo, en definitiva. Para que luego se exprese, se debata. Que no es ni lo usual, ni lo políticamente correcto, ni lo más pedagógico del mundo. Pero para salir de ciertas situaciones hace falta romper con algunos hábitos y presuposiciones. No estamos limitados a meter la pelota por el aro. Somos mucho más. Así que nada, a reflexionar.
¿Qué papel tienes en todo esto?
Un abrazo a todos y feliz cuarentena, desencantados.