Turno hoy para hablar con uno de esos jugadores nacionales que deben emigrar de nuestro país para seguir con sus sueños y poder jugar en unas condiciones mínimas y decentes. Hablamos con Alberto Artús (1994), un maño que tras destacar en su región, buscó su oportunidad en EBA en otras regiones y tras hacerlo bastante bien en Cazorla decidió coger su petate e irse a Italia, donde disfruta del baloncesto en New Virtus Mesagne.
ZdB – ¿A qué edad comienzas a jugar al baloncesto?
AA – Bueno, inicialmente jugaba al fútbol y hacía natación en el CN Helios, deportes que me gustaban y en los que mi familia estaba involucrada. Con el paso del tiempo mis padres me dijeron si quería probar en baloncesto y es en la escuela de baloncesto del CN Helios, a los 7-8 años, donde empecé a dar mis primeros botes con la pelota naranja, una decisión que estaré siempre agradecido de haber tomado con mis padres. En principio, si no recuerdo mal, fue lo típico de ser el niño que empieza a crecer mucho y le proponen el probar en baloncesto, pero si os soy sincero, yo creo que fue una conexión, sentir que estaba hecho para mí, tocar esa pelota y no querer separarte nunca de ella. Y en un par de años jugando en la escuela, tomé una de las decisiones más importantes que definirían mi vida: dejar el fútbol y la natación para dedicarle mi vida al baloncesto. En esa decisión tuvo mucha influencia la coordinadora de baloncesto Lourdes Ibarbia, que quiso que le diera una oportunidad a este deporte, así que también quiero agradecérselo a ella.
ZdB – Tu primer equipo federado fue el Helios. ¿Algún recuerdo que mantengas marcado siempre?
AA – Para mí, esa época fue una de las más felices, jugando en Helios, un club que me abrió las puertas haciéndome sentir como en casa, como mi segunda familia. Lo que más recuerdo de esto son los amigos, compañeros, entrenadores… que me vieron y me ayudaron a crecer como jugador y persona. Aunque nuestros caminos se hayan separado, nunca me he olvidado de donde he venido y siempre he dicho con orgullo que fui formado en la cantera de Helios. Agradecer a cada uno de ellos esos años que pasamos juntos.
ZdB – De repente, das un salto y te vas al poderoso Basket Zaragoza, a jugar Campeonatos de España y a aspirar a más. ¿Qué te mueve a ese cambio?
AA – Sí, así fue, un cambio a una disciplina más profesional. Tú como niño siempre sueñas con llegar a lo más alto y que se ofreciera esta oportunidad de estar en el club que representa, ya no solo a tu ciudad, sino a todo Aragón, de poder jugar con y contra los mejores… Era un sueño hecho realidad.
ZdB – Llegas a la primera nacional aragonesa en Sénior y pasas por diferentes equipos (Casablanca, Utebo y Zaragoza). ¿Cómo es ese cambio para un pívot que pase de jugar en Júnior a hacerlo con y contra veteranos que se las saben todas?
AA – El cambio se notó, pero no mucho, ya que desde que era Cadete empecé a subir a la disciplina del 1ª Nacional de Helios de la mano de un gran entrenador y amigo, Antonio Sierra, ahí fue donde sí que no sabía dónde me pegaba el aire. El primer año en Casablanca aún estaba verde, pero entre el 1ª Nacional y el EBA me hicieron espabilar bastante en el aspecto de las picardías y el físico, para ya el siguiente año estar adaptado a la liga en Utebo y seguidamente ser subcampeón de Aragón con Casablanca y campeón con Zaragoza.
ZdB – En el verano de 2016 das un giro y sales hacia Cataluña, a jugar en EBA con Barna. ¿A qué se debe ese giro?
AA – Este giro se debió a la situación que había de baloncesto en Aragón. Había ganado la 1ª Nacional y no íbamos a ascender, tampoco había otro equipo en disciplina de EBA más que el CAI, en el cual jugaban los canteranos. Tenía mucha hambre de seguir progresando, de ver dónde estaba mi techo, de probarme en esa Liga EBA de la que tanto se hablaba y que en Aragón parecía un tema tabú. Así que un día recibo una llamada de un gran amigo y gran entrenador como Sergio Nicuesa, que me comenta que hay un EBA catalán que estaba buscando un jugador de mi perfil. En ese momento vi un rayo de esperanza, porque había pensado en dejar el baloncesto, ya que no me sentía realizado, así que hablando con mis padres decidí irme para Barcelona y todo esto fue posible gracias a ellos, que sacrificaron mucho por mí, les estaré siempre agradecido. Allí en Barcelona continué mis estudios, por la mañana hacía las practicas, por la tarde iba a clase y a la noche entrenaba… Un año muy duro pero que dio sus frutos.
ZdB – El verano siguiente (2017) llega uno de los mejores momentos de tu corta carrera: haces la pretemporada con el Força Lleida de LEB Oro. ¿Cómo fue esa experiencia?
AA – Me puse en contacto con Jorge Serna, otro gran entrenador y gran persona, en esos momentos no tenía agente y me tenía que mover por mí mismo. La experiencia fue increíble, estar entrenando en la LEB Oro, la segunda división española, con jugadores de un nivel increíble. Incluso tuve la oportunidad, gracias al entrenador Borja Comenge, de disputar unos minutos contra el Manresa, histórico de nuestra ACB, algo que jamás pensé que podría vivir, soñando despierto.
ZdB – En noviembre llegas a Cazorla, un equipo donde el peso del juego lo llevaban los americanos. Te costó al principio pero poco a poco fuiste entrando y haciéndote indispensable en la rotación interior. ¿Cómo viviste esa Liga Regular?
AA – Cuando llegue aún no estaba Francis Sánchez al frente de la plantilla, estaba un amigo y gran entrenador como Jesús Gutiérrez, pero sí, como decís era un equipo increíble: cinco americanos espectaculares, pero nacionales que también daban guerra, capaces de estar en LEB Plata fácilmente, pero que también había que saber llevar. La LR la viví con paciencia y mucho trabajo, ya que al principio apenas jugaba; después me fui haciendo un hueco en el equipo aún a las órdenes de Jesús, ya que había conseguido estar a la altura de lo que se me exigía. Cuando llego Francis empecé a ganar más minutos, él mismo decía que el que trabajara iba a jugar, otra cosa no sé si tendré, pero trabajo y perseverancia son la base de mi vida, creo que es porque soy maño [risas].
ZdB – El salto cualitativo lo das en la Fase de Ascenso de Menorca, donde ante las bajas, promedias 25 minutos y das un plus de intensidad al equipo. ¿Cómo recuerdas ese fin de semana?
AA – Otro de los recuerdos de mi vida para no olvidar: estar en una Fase de Ascenso a LEB Plata increíble. Ese fin de semana estuvo lleno de emociones contrastadas, ya que faltaban integrantes del equipo que lo dejaron por diversos motivos y dieron mucho al equipo para llegar ahí, son muy participes de lo que conseguimos. Fue mi mayor estancia en la pista, la recuerdo con mucha ilusión, jugar contra equipazos como Zornotza, que iba a salir en Plata y al final no salió por problemas, menudos americanos tenían… Tuvimos el partido en las manos pero se nos escapó… El partido de Menorca para mí fue increíble en cuanto a expectación, un pabellón de ACB y toda la ciudad volcada con el equipo, no había vivido algo así dentro de la pista en mi vida, fue brutal. En cuanto al partido no puedo decir mucho, porque nos comieron. El último contra Benidorm lo ganamos, no nos fuimos con tan mal sabor de boca. Una experiencia que pocas veces tienes la oportunidad de vivir.
ZdB – Visto el rendimiento de jugadores como Moro (en Plata, ahora lesionado) o Kalinicenko (en EBA, aunque podía estar en Plata perfectamente), ¿por qué te vas a Italia este curso?
AA – Ya que los mencionáis, un saludo para mis dos grandes amigos y compañeros de piso Angelito y Eric, que obtuvieron una gran recompensa este año tras el trabajo duro del año pasado, aunque Moro no haya tenido suerte con las lesiones. ¡Ánimo, guaje!
Sinceramente, me fui por dos razones: una, deportiva, que para mí es más importante, y dos, económica. En cuanto a lo deportivo, después de todo lo duro que había trabajado en Cazorla, y como anteriormente habéis dicho, ganándome los minutos en una Fase de Ascenso a LEB Plata, las ofertas que me llegaron eran incluso peores que las que ya había tenido y sí tenía la esperanza de después de todo lo trabajado tener alguna oportunidad en Plata, aunque fuera para probar si estaba a la altura, pero mi agente dijo que era imposible. Después está el tema económico, pues tras las ofertas que no tenían ningún objetivo deportivo que me interesara (LEB Plata o Ascenso a LEB Plata) no quería irme a un equipo por cuatro míseros euros que me iba a tener que gastar en comida. Hay que pensar un poco también en el futuro y como vi que el tema deportivo en España estaba mal para mí, decidí irme a Italia, donde las condiciones te dan para vivir y dedicarte en cuerpo y alma al basket, además de, simultáneamente, poder ahorrar para el futuro.
ZdB – En cierto modo, nos ruboriza ver una Plata llena de extranjeros y que jugadores nacionales de tu estilo se tengan que ir fuera sin que les den una oportunidad. ¿Por qué crees que sucede esto?
AA – Sí, la verdad es que da coraje, rabia… Que en tu propio país se trate mejor o se valore más lo de fuera cuando tienes lo mismo o mejor aquí… Es verdad que hay jugadores extranjeros que son espectaculares, no lo voy a negar, pero muchas veces es más fácil coger algo que ya está formado, que arriesgarse por uno de casa que pueda progresar con un poco más de tiempo y no darte un año, sino varios, a ese proyecto, a ese club, a esos colores. También he llegado a oír que “los jugadores nacionales piden mucho”. ¡PIDEN MUCHO! Para dejar toda su vida, familia, amigos, estudios… TODO para dedicar su vida por cuatro perras y encima sin facilidades para poder estudiar. Y lo más gracioso es que luego se traen un jugador de fuera, con las mismas cualidades o incluso peores… pero como es extranjero y pone Made in USA, France, Rusia… le pagas más, con mejores condiciones… Pero es culpa de los jugadores nacionales que piden mucho. Resumiendo, opino que se piensa que los jugadores de fuera van a ser siempre mejores que los nacionales, y se prefiere dar oportunidades a estos antes que sacrificarse un poco más o tener más margen de mejora con los nacionales. No tengo nada en contra de los extranjeros, ya he tenido muchos en mis equipos y ahora son amigos e incluso yo soy ahora uno de ellos aquí en Italia. Habría que regular un poco más este tema, ya que así estamos destruyendo nuestra propia cantera, aquí en Italia solo se permiten dos extranjeros por equipo, e incluso tienen una liga solo para jugadores nacionales o no nacionales pero formados en categorías inferiores. Tampoco creo que sea la solución cerrar una liga por completo, pero poner un límite de 2 jugadores extranjeros ya sean comunitarios o no, creo que bastaría y así potenciaríamos nuestro baloncesto. Cuando hablo de cantera no me refiero a fichar un Júnior de otro país ya formado por otros y que a mitad de temporada debute en ACB contándolo como un éxito de cantera. Éxito de cantera es formar jugadores desde pequeños y si son de la misma ciudad es un logro muy admirable para esa cantera, como por ejemplo Carlos Alocén, nacional y de la propia Zaragoza jugando con el Tecnyconta Zaragoza.
ZdB – Para los que no conocen cómo es tu juego, podemos decir que eres un pívot aguerrido de los que no temen al contacto y que van fuerte al rebote. ¿Cuáles crees que son tus puntos a mejorar?
AA – Este tema para mí es un quebradero de cabeza, ya que siempre acabo jugando en la posición de pívot. En realidad soy ala-pívot, incluso he llegado a jugar de alero, aunque las circunstancias de los equipos donde he estado, y tanto mi actitud en el juego como mis características físicas, me han llevado a jugar de ‘cinco’. Sin duda, siempre he sido un jugador de contacto y que va fuerte al rebote, pero también son mis fuertes el trabajo duro, la defensa y el juego de cara sobre bote, ya que suelo ser más ágil que defensores de mi posición. Esto último es algo que he ido perdiendo estos años como pívot. Este año, aunque esté jugando de center, lo estoy recuperando e incluso mejorando mi tiro y mi rango de tiro, cosa que fui perdiendo conforme me iba adentrando en la zona.
ZdB – Estás en la Serie D, en el New Virtus Mesagne. ¿Cómo te encuentras en Italia y en el equipo? Tu temporada es muy buena, con un promedio de 15 puntos por partido.
AA – Al principio, como todo, cuesta un poco adaptarse. Te vas fuera de tu país… No hablan mucho inglés por aquí y al principio se hacía duro el querer comunicarse y no poder, tienen diferente forma de tomarse las cosas deportivamente… pero en general muy bien, me tratan genial y estoy cómodo. Aunque no he tenido mucha suerte con las lesiones, lo que me ha hecho bajar el rendimiento y los resultados, parece que ahora voy recuperándome y esperemos que ahora todo vaya mejor y esos 15 PPP suban [risas].
ZdB – ¿Cómo es el nivel de la Serie D? Nos llaman la atención las fotos que subes de la afición, con los “tifosi” llenando un colorido pabellón…
AA – El nivel de la Serie D es más bajo que el de EBA. La afición que hay aquí en cualquier deporte, desde esta categoría para arriba, es INCREÍBLE. Aquí viven el deporte, son muy emotivos y apoyan a sus equipos independientemente del deporte que sea. Yo vivo en un pueblo de 27.000 habitantes; en uno de los últimos partidos, el pabellón estaba lleno, tanto que la gente estaba alrededor de toda la pista, algo que incluso pasa con el equipo de volley, que en una categoría como la 2ªB el pabellón está a rebosar todos los fines de semana. Creo que este aspecto tendríamos que aprender todos.
ZdB – Cuéntanos un poco cómo es tu equipo, qué estilo de juego practicáis y cuál es el objetivo que os han marcado.
AA – El equipo está formado totalmente por italianos, exceptuando a Daniiel Zapryanov (búlgaro) y a mí. El estilo de juego cada vez va mejorando, pero es un poco caótico, ya que medio equipo está formado por chavales de 16/17 años que provienen de otro club y la formación que tienen aquí en Júnior es el 1vs1, pero poco a poco las cosas van saliendo. En general, el juego es aprovechar la ventaja que tenemos en cada partido con los jugadores destacados del equipo.
ZdB – ¿Qué tal la vida en Mesagne (cerca de Brindisi)? ¿Un clima más cómodo que el habitual de Zaragoza? ¿Echas de menos el frío?
AA – Al final todos los que hemos salido a vivir fuera de casa sabemos que como el hogar no hay nada, pero la verdad es que el ambiente aquí es parecido al de Zaragoza. La gente es muy abierta, simpática, las costumbres son parecidas, lo único que cambia es el comer pasta todos días, eso sí, la acompañan con algo diferente cada día, que así dicen que la dieta es variada [risas], y que para organizar algún plan necesitan cuadrar todo con antelación, en el mismo día no les cuadra.
El clima… [risas] buena pregunta… Es más cómodo, la verdad, pero no para de llover… Además, el de Zaragoza te hace más fuerte [risas], así que podríamos decir que se echa de menos el cierzo.
ZdB – A todos esos jugadores a los que no les dan el reconocimiento profesional en España, ¿los animarías a probar la experiencia de irse al extranjero?
AA – Por supuesto que sí, te darán mucho más reconocimiento, las condiciones el primer año serán normales, pero mucho mejores que en España, hasta que te des a conocer, cuando mejorarán mucho e incluso tendréis más oportunidades de llegar más arriba. Además, es una experiencia única irte a vivir a otro país y vivir del basket, un sueño si te gusta este deporte y viajar.
ZdB – Con vistas al futuro, ¿posible regreso a España o prefieres el día a día?
AA – Sinceramente no creo que tenga alguna oferta que me haga volver a España, pero quién sabe, yo no cierro puertas a nada. Sé que en España lo económico está muy mal, pero mi interés es lo deportivo, como he comentado antes, si algún día llegara una de esas ofertas no diría que no. Ahora mismo mi objetivo es subir a la Serie C y seguir trabajando duro a ver hasta dónde puedo llegar.
ZdB – Muchas gracias por tu tiempo Alberto, te seguiremos de cerca.
AA – Quería daros las gracias por haber pensado en mí y querer conocer mi historia, seguir dándole la vida al baloncesto que los medios no le dan. Muchas gracias y un saludo.