En pleno apogeo del verano, las selecciones de formación no paran de cosechar éxitos, como hacen cada año, incluyendo nada menos que el Oro en el Mundial U19 que ayer os contamos, pero hay un patito feo dentro de la FEB. Con una LEB Oro más revitalizada desde que hay ascensos y descensos desde ACB, experimentando una evolución hacia una competición bipolar, con varios proyectos potentes que conforman plantillas de poderío frente a equipos que subsisten respirando a bocanadas bajo el agua, con la subvención de turno o esperando que los patrocinadores importantes no den marcha atrás.
Hacia unas temporadas que no ocurría que en Oro los derechos obtenidos por méritos deportivos no se mantuviesen, pero este verano se ha vuelto a esta sensación desagradable. Los factores producidos por la postpandemia, con pérdida de fidelización de aficionados y patrocinadores, la enorme subida de gastos, ya no solo de salarios, donde los equipos de clase media-baja sufren contra ligas europeas de inferior calidad pero con más músculo financiero (hace 20 años no había ni color), o simplemente el aumento de costes de desplazamientos, reserva de hoteles, pisos de jugadores, etc.
En esta edición 2023/2024 de la LEB Oro, Almansa ha decidido dar un paso atrás. Cada verano el tonillo de la canción estaba ahí, pero la directiva almanseña hacía el esfuerzo para salir, como esta última temporada en la que un proyecto modesto enamoró y logró la permanencia antes de tiempo. Sin embargo, este verano lo iniciaron apostando fuerte por una campaña de socios con una importante subida de precios y precisando de 700 socios sin los que sería la nada. La apuesta salió mal, hubo descontento en las RRSS y ni las explicaciones del equipo directivo hicieron que se lograra el objetivo quedándose en menos de 300 socios.
La semana pasada saltaba la noticia y se anunciaba su permuta de plaza con Melilla. El equipo de la Ciudad Autónoma dejaba claro que no habían abonado ninguna cantidad al club almanseño por la permuta, salvo los gastos federativos de cada competición. De esta forma el decano consigue volver a jugar en la categoría y seguirá siendo el único equipo que ha jugado todas las ediciones de la LEB Oro desde su inicio en el año 96/97. Además, al igual que en la temporada 12/13, vuelven a evitar en los despachos el descenso deportivo.
También la semana pasada se hizo realidad el rumor de la no inscripción del CB Prat. Tras una apuesta fuerte por parte del equipo catalán, sumando buenos nombres con experiencia en Oro, más los valores de la Penya, el Prat se rearmó para el playoff para cubrir las bajas con jugadores como Djedovic, Orlov o Mendiola, y el equipo obtuvo el ascenso. Tras unas semanas intensas de reuniones con sponsors y el Ayuntamiento de la ciudad, Prat daba un paso atrás y confirmaba que no haría efectivo su ascenso en Oro.
Se abre un impás ahora para saber si la competición no se queda coja en número de participantes. Con Melilla ya de vuelta a Oro por derechos deportivos como nos indicaba @ocbista en su timeline, el derecho deportivo les correspondería a Clavijo, Zornotza e Iraurgi, por este orden. El equipo riojano de la mano de su presidente, lo contemplan como una posibilidad, tras varios playoff acariciando el ascenso, con un bloque nacional y un coach de pedigrí como Jenaro Díaz ya renovados, y a expensas de como cubrir el aumento de presupuesto, prácticamente el doble según declaraciones de su presidente a larioja.com, y de la respuesta de patrocinadores y Ayuntamiento.
Esta crisis de las plazas, que es señal de inestabilidad, y de que la LEB Oro no es una competición tan viable ni tan fuerte como se quiere hacer pensar, es el pan de cada día en el verano de LEB Plata. Una competición con 28 equipos divididos en dos grupos, donde el mercadeo de plazas y permutas está a la orden del día. Al final, la LEB Plata es una competición con un índice de desplazamientos similar a su hermana mayor, pero con unos presupuestos reducidos hacia la mitad hablando de modo general y con unas condiciones y sueldos también menores.
Los rumores son variados, algunos salen a la luz y otros no. Aparecen nuevos equipos con “teórica” fortaleza como Juventud Alcalá con Nacho Rodríguez o De Miguel en los despachos y Miso como entrenador asumiendo la plaza del NCS Alcobendas. Tampoco Cornellà saldrá en Plata y, a falta de confirmación oficial, parece que permutará su plaza con otro equipo.
La noticia más triste tal vez sea la desaparición del Basket Navarra, un equipo clásico con varios años de existencia en Oro y asentado en Plata, donde se quedó a las puertas del retorno en varias ocasiones. La “no aparición” de esos 150.000 euros, ha supuesto el cansancio y la fatiga de una directiva que se ha jugado su patrimonio, con sus aciertos y errores mientras otros opinaban desde el sofá, como Noticias de Navarra publicaba en un buen editorial. Ahora falta por saber de forma oficial qué equipo asumirá esa plaza, probablemente en forma de venta.
Con la idea en el aire de una reforma de la LEB Plata, como Garbajosa dijo en su momento, o los filiales ACB haciendo presión, probablemente ninguna idea sea buena, pero está claro que el problema está latente y sin visos de cambio.
Si bajásemos a la Liga EBA, ya temblaríamos, con una competición divida en enésimos grupos, con la pérdida de calidad respecto a años previos y con un aumento de equipos constante, porque por cada equipo hay una cuota de inscripción y licencias que van hacia unas arcas.
Nada nuevo bajo el sol, pero la inestabilidad de cada verano parece un mal endémico, que como aficionados solo podemos esperar que no le toque al equipo de “nuestra ciudad”, porque en el mundo actual nadie parece estar libre de peligro.