Como cada año, los amigos de Zona de Básquet me piden que haga un repaso a los jugadores de la LEB Oro preparados para ACB. Esta temporada me resulta, quizás, más difícil que otras veces realizar una selección. Si bien es cierto que la LEB Oro de este curso ha tenido un nivel muy alto (sobre todo en los equipos de la zona alta), el salto a ACB se antoja cada vez más complicado, pues la clase media de la Liga ENDESA también ha dado un paso adelante, adaptándose a las exigencias de un baloncesto cada vez más rápido y físico.

Pese a todo, hay una serie de nombres muy a tener en cuenta:

Talento exterior made in Spain

Mucho ha cambiado la LEB Oro en los últimos años. Veteranos incombustibles como Ricardo Guillén, Willy Rejón, Urko Otegi, Pedro Rivero, Oliver Arteaga o Dani Rodríguez, entre otros, dominaron la competición durante lustros, mientras el jugador joven era “maltratado” y sufría para desplegar su juego. 

El panorama ha cambiado radicalmente en los últimos tiempos. Cada vez más, las jóvenes promesas que se curten en la segunda categoría del baloncesto español son capaces de destacar o, al menos, dejar detalles de calidad y brillo que no pasan inadvertidos a ojos de aficionados y clubs de élite. Así, en la LEB Oro 2023/24 hemos podido disfrutar de las evoluciones de un grupo de jóvenes jugadores, habituales de las convocatorias de las categorías de formación de la selección española, que se posicionan como claros candidatos a ser jugadores ACB por muchos años.

Mario Saint-Supery ha tenido un impacto inmediato en la competición. El canterano de Unicaja ha encajado en el ecosistema del Grupo Ureta Tizona como un guante. Llegó a Burgos a finales del mes de enero, tras la marcha de Dídac Cuevas al Casademont Zaragoza, y en ningún momento se vio superado por la responsabilidad o por las expectativas. Y es que el pequeño Mario no conoce la palabra miedo. Con 18 años recién cumplidos (aún era menor de edad cuando se sumó al equipo de Diego Ocampo) y una planta espectacular para jugar de base, Saint-Supery ha mostrado un descaro y una madurez impropios para un novato. 

Sus compañeros destacan su capacidad de trabajo y su confianza, tanto dentro como fuera de la cancha, donde es uno más. Pero es en la pista donde ya marca diferencias. Su genética privilegiada y su capacidad técnica hiperdesarrollada le permiten generar muchas ventajas. 

Mario está destacando por su productividad y efectividad de cara al aro. Vertical y agresivo, resulta letal cuando tiene espacios y ataca la canasta. Además, sus porcentajes de acierto en triples se sitúan por encima del 45%, lo que hace que no sea una buena idea flotarle.

La confianza de Ocampo y de sus compañeros en el joven jugador malacitano se percibe en el gran volumen de lanzamientos que intenta y su elevado uso ofensivo (USG% de más de 26). Saint-Supery está logrando más de 1,5 puntos por lanzamiento de campo intentando y promedia más de 11 puntos por partido en poco más de 18 minutos de juego.

Su capacidad defensiva, sin ser la mejor de sus virtudes, no desentona. Aunque le quedan detalles por pulir, Mario es un jugador inteligente, capaz de forzar faltas de ataque por anticipación y colocación, recordando, en este sentido a su compañero en Málaga, Alberto Díaz. Además, tiene físico para aguantar el emparejamiento cualquier jugador exterior.

Algunas aficiones han criticado sus aspavientos, sus protestas, su tendencia a hacer flopping cuando los contrarios establecen contacto físico. Sin duda, este histrionismo le granjeará enemigos entre las aficiones rivales, pero en un chico de su edad puede ser interpretado como una muestra de genio y carácter. 

El futuro cercano de Mario Saint-Supery, pasa sin duda por la ACB, con la NBA esperando en el horizonte… El malagueño está preparado para asumir minutos de calidad desde el principio: Unicaja debería de ser valiente y ofrecérselos, o correrá el riesgo de que una de las mayores perlas del basket español en los últimos años haga las maletas y triunfe en otros lares (véase el caso Juan Núñez).

También en el mes de enero llegó a Madrid Guillem Ferrando. El director de juego de Benifairó de la Valldigna ya entró en la selección de diez jugadores preparados para dar el salto a la Liga ENDESA que publicó esta web el pasado año.

En Movistar Estudiantes, Ferrando ha asumido el rol de segundo base, dando relevos de calidad a Alec Wintering y encargándose de que el equipo colegial no bajase en ningún momento su intensidad sobre el parqué.

Guillem Ferrando ha confirmado que, ante todo, es un jugador fiable, un base consistente con capacidad de ordenar y liderar a su equipo en ambos lados de la cancha, un jugador muy completo a nivel táctico que sabe adaptarse a diferentes situaciones y ritmos de partido. Además, con porcentajes superiores al 40% en triples y al 95% en tiros libres, su muñeca es un valor seguro.

Ha llegado el momento de que un equipo ACB deposite su confianza en Guillem Ferrando, pues parece un jugador preparado para seguir la estela de otros bases nacionales de su mismo corte que han dado el salto y se han consolidado en la Liga ENDESA en los últimos años: Dani Pérez, Ferrán Bassas, Lluis Costa, Dani García, etc.

Fijémonos ahora en el canterano del F.C. Barcelona Rafa Villar, que cumple su segunda temporada como cedido en ICG Força Lleida. 

Villar no tiene el talento ofensivo de Saint-Supery. Como nos indica su porcentaje de acierto en triples, su muñeca no es un arma fiable, las defensas pueden confiarse y pasar por detrás los bloqueos porque no logra castigar (sólo 9 triples anotados en toda la temporada regular). Pero ésta es una aptitud que mejorará sin duda con horas de práctica.

Villar trae otras características de serie. Es un uno alto que puede apretar al base rival en la salida de balón desde la línea de fondo, es capaz de presionar líneas de pase y de defender cara a cara. Cuando sale al contraataque lo hace con velocidad y potencia, y es difícil de parar. El barcelonés tiene dotes de mando, buena visión de juego y sabe asociarse con sus compañeros.

Villar podría ser una buena apuesta para cubrir el puesto de tercer base en cualquier equipo de la liga endesa, elevando la intensidad de cada entrenamiento y poniéndole caros los minutos a sus compañeros de posición mientras adquiere rodaje, minutos y ritmo de competición ACB, como ha hecho, por poner un ejemplo, Agustín Ubal, este último año en Palencia, o el pasado en Bilbao.

Regresemos a la senda del talento puro. Rubén Domínguez ha sido considerado el mayor talento anotador surgido del baloncesto nacional en los últimos años. El canterano del Movistar Estudiantes ha tenido que salir de su zona de confort para brillar en el baloncesto adulto. En Castellò comenzó con dudas, pero su rendimiento mejoró sensiblemente a medida que avanzaron las jornadas.

Domínguez ha sumado un total de 21 partidos en dobles dígitos de anotación y se ha erigido en una de las primeras opciones de ataque del equipo levantino. Su promedio de 11,2 puntos lo coloca como el tercer mejor anotador del Amics, por detrás de Eric Stutz y de Viny Okouo. 

Con un uso ofensivo elevado (24,4 USG%), ha tenido la virtud de cometer pocas pérdidas de balón (8,05 TOV%). Ha asumido muchos tiros (9,5 tiros de campo por partido), siendo bastante certero desde la línea de 6,75 m. (37,2% de acierto en triples con 1,67 triples encestados por choque). 

Criticado por casi todos a lo largo de la temporada dada la mala dinámica de juego y de resultados del equipo, hay que darle a Orenga el reconocimiento que merece en la eclosión del escolta gaditano, si bien somos muchos los que pensamos que todavía podía haber sacado mayor rendimiento a un jugador que ha sacado a relucir su carácter y determinación en muchos partidos para sostener a su equipo con opciones de victoria (aunque no siempre el final fuese feliz).

Es precisamente esa capacidad para asumir responsabilidades, unida a su buena progresión (también en el apartado defensivo) y a la consabida facilidad que tiene para sumar canastas, la que nos hace ser optimistas y pensar que Rubén Domínguez podría asomar ya a la ACB y ser algo más que un cupo que complete convocatorias.

Dejando de lado los números (que tampoco son malos), Millán Jiménez ha dejado imagen, por momentos, de jugador ACB en Longevida San Pablo Burgos. Jugador de esfuerzo y de intangibles, el alero calagurritano ha dejado atrás una lesión importante y ha sido fundamental para dar empaque y equilibrio a una plantilla talentosa como la del conjunto burgalés. 

Jiménez empezó la temporada como un tiro, hipermotivado ante la oportunidad de jugar en la LEB Oro, pero poco a poco fue perdiendo protagonismo ofensivo. Con todo, nunca olvidó sus obligaciones tácticas y defensivas, siendo pieza importante en la rotación, primero para Lolo Encinas, luego para Jota Cuspinera.

Jugador con fuerte mentalidad y carácter competitivo, acabó el curso en el top10 en rating defensivo de la LEB Oro. Ante todo, Millán es un jugador solidario que es capaz de tapar errores de sus compañeros, dar solidez al rebote en ambos aros y cometer pocos errores (suma más robos que pérdidas). Además, es fiable desde el triple en situaciones de catch and shoot, y ahí está su 36,7% de acierto para refrendarlo.

Perteneciente a la disciplina del Valencia Basket, su futuro está en la ACB, aunque (no debemos olvidar su largo período de inactividad) veremos si da el salto este verano (¿quizá una nueva cesión pero en esta ocasión a un equipo de la zona baja de la Liga ENDESA?) o si espera a consolidar su juego un año más en la segunda categoría.

Otros jóvenes jugadores nacionales de backcourt que han destacado este curso han sido: Francis Alonso (no lo incluyo entre los seleccionados porque ya ha demostrado que tiene sitio en ACB), Adams Sola (sigue siendo top a nivel defensivo pero le sigue faltando dar un paso adelante en ataque), Jaume Lobo (con una proyección de 27 puntos por 40 minutos, la segunda mejor de la liga, es un jugador que puede cambiar un partido), Gerard Jofresa (imparable cuando entra en racha desde la línea de tres puntos) o Guillem Arcos (después de superar una lesión, ha sabido cubrir el vacío que dejó la baja de Óscar Alvarado elevando sus prestaciones).

Sabor latino

Desarrollar un artículo como éste no es tarea sencilla. Cada uno de nosotros tenemos nuestros propios gustos o predilecciones y elegir a unos jugadores y dejar a otros fuera de esta selección ha de generar, de manera inevitable, polémica. 

Si un jugador ha logrado el consenso entre todos los aficionados y entendidos en la materia, éste ha sido el escolta del Real Betis, Joaquín Rodríguez. En su debut en el baloncesto europeo, internacional uruguayo ha demostrado un talento, carácter y madurez que sólo los que lo conocían bien podían esperar.

Rodríguez ha tenido mando en plaza, ha sido el líder indiscutible de un Betis que supo rehacerse de un mal arranque de liga con múltiples cambios de jugadores hasta meterse en playoffs y lucharle un puesto en la final a cuatro a Movistar Estudiantes. Junto a Eddy Polanco, ha formado la pareja de backcourt más excitante de la liga. 

El uruguayo es un generador de primer nivel, tanto en situaciones de uno contra uno como en el juego de bloqueo directo. Es fuerte y tiene un buen primer paso para dividir defensas, lo que acompaña una visión de juego y un tacto de élite. Sin ser un especialista, es capaz de anotar de tres con fluidez.

En defensa, es intenso y aguerrido y tiene instinto para el robo. Pero lo que caracteriza a Rodríguez es su carácter competitivo y su capacidad para crecerse en los momentos difíciles. Se encuentra cómodo con el balón en las manos cuando llega la hora de decidir partidos, habiendo anotado muchos puntos en el clutch time esta temporada. 

Salvo sorpresa mayúscula, no veremos a Joaquín Rodríguez en LEB Oro el próximo curso. El escolta del Betis ha aprovechado el escaparate de los playoffs para mejorar sus números en casi todos los apartados estadísticos, borrando las escasas dudas que podían quedar entre los ojeadores de equipos de superior categoría. Para la 2024/25, le auguro minutos y protagonismo en algún equipo de la Liga ENDESA. 

El año pasado hablé de Gonzalo Corbalán en esta misma página. Esta temporada, Longevida San Pablo Burgos volvía a pensar en el argentino como base, acompañando a Micah Speight en la dirección del equipo pero, una vez más, el equipo burgalés ha tenido que acudir al mercado mediada la temporada para equilibrar la dirección de juego con un base de corte más clásico, apostando en este caso por el croata Roko Rogic, que no había cuajado en Sevilla.

Y es que Corbalán sigue sin adquirir el poso necesario para ordenar los ataques, dirigir los sistemas, establecer el tempo de partido que más beneficia a su equipo… Pero va sobrado de talento y de personalidad.

Sin duda, el combo del equipo burgalés tiene físico Euroliga. Incisivo, potente, veloz, con piernas como torpedos, el internacional argentino corta las zonas como una katana y es capaz de acabar en mate sus penetraciones. 

Aunque ha estado errático desde el triple (no alcanza el 29% de acierto) y debe trabajar para adquirir solvencia en el lanzamiento exterior, Corbalán podría seguir el camino marcado por otros jóvenes como Andrés Feliz o Juani Marcos y ser el siguiente base latino en dejar huella en la primera división de nuestro baloncesto. Ambición y descaro no le faltan.

Francotiradores USA

No podemos dejar fuera de este análisis a los máximos artilleros de la competición. En un baloncesto cada vez más coral, muchas voces echan en falta la figura de un jugador estrella que, semana tras semana, se vaya por encima de los 20 puntos y que sea un referente para los aficionados, sobre todo para los más jóvenes.

Esa figura la encontró Gipuzkoa en Justin Jaworski, el pasado curso, y en Alex Barcello, el presente. Líder de la LEB Oro en valoración y puntos, el americano de Arizona sólo bajó de dobles dígitos en anotación en un partido en toda la temporada: el partido de su debut.

Barcello ha sido el referente ofensivo del conjunto vasco, siendo capaz de anotar casi de cualquier manera. Sorprende, sobre todo su regularidad y fiabilidad. Ha rozado el promedio de 20 puntos por partido con unos porcentajes sólo al alcance de los elegidos. Solamente unas décimas en el porcentaje de tiros libres lo apartan de pertenecer al club del 50-40-90, porcentajes que sólo alcanzaron este curso cuatro jugadores: Guillem Arcos, Álex Barrera, Edu Durán y Joe Cremo, jugadores, todos ellos, con menor uso ofensivo.

El escolta del GBC no es un especialista al uso ni ha dependido del triple para sumar. Barcello anotó poco más de un triple y medio por choque y sólo el 30% de sus tiros de campo fueron desde detrás de la línea de 6,75. El estadounidense ha dominado la media distancia, ha sido capaz de generarse sus puntos con bote y también de pisar la pintura y anotar tras contacto, lo que le ha llevado a forzar más de 6 faltas personales por partido, algo que se tradujo en más de 200 visitas a la línea de personal a lo largo del curso). Se puede afirmar que ha sido, por tanto, un anotador polivalente.

Aunque bajó su rendimiento en los playoffs, Brad Davison también ha dejado muestras de su instinto asesino. A diferencia de Barcello, y aunque como éste dispone de varios registros ofensivos, el de Minesota encaja en el prototipo de triplista. Más de el 54% de sus tiros han sido triples y ha anotado más de 2,8 triples por encuentro con un acierto superior al 40%. Saliendo de carretones o tras bote, Davison es una amenaza permanente para las defensas rivales.

Pese a que han destacado en la anotación, tanto Davison como Barcello han sido jugadores solidarios que no han abusado del tiro, de ahí sus buenos porcentajes, y han aportado en otras facetas del juego. Su actitud defensiva ha sido excelente y han sabido compartir el balón (19,6 AST% para el del Gipuzkoa, 16,9 AST% para el del HLA Alicante). 

Algo que se ha hablado muchas veces: el encaje de este tipo de jugadores en un equipo ACB se antoja complicado. Acostumbrados a asumir muchos minutos, mucho balón y muchos tiros, en Liga ENDESA se les exigirá maximizar su rendimiento en un espacio de tiempo más corto, estando menos en contacto con el balón y saliendo muchas veces en frío, con la obligación de encestar los lanzamientos de los que disponen. En su debe, también, su tamaño, que en la máxima categoría y ante jugadores más grandes y atléticos penaliza, si bien es cierto que, al menos a priori, no estarían tan vigilados como en LEB Oro.

Continuidad en el equipo ascendido

Desde que se eliminó el canon y se recuperó el sano flujo de ascensos y descensos, ha sido tradición que los equipos ascendidos desde LEB Oro a ACB hayan mantenido en su plantilla a un buen número de los jugadores que hicieron posible la promoción a la categoría superior.

En el caso del Leyma Coruña, flamante nuevo equipo de la Liga ENDESA después de haberse proclamado campeón de la LEB Oro 2023/24, su entrenador, Diego Epifanio, ya se ha pronunciado en esta línea en varios medios, y ha comentado la intención de contar con 5 o 6 de los artífices del éxito del equipo coruñés.

Jugadores como Álex Hernández, Beqa Burjanadze o Goran Huskic tienen a sus espaldas una dilatada carrera baloncestística que incluye más de cien partidos en la máxima categoría.

Aleix Font, Álex Galán o Atoumane Diagné también saben lo que es jugar en la ACB, aunque su paso por la liga fue testimonial.

Varios de estos jugadores tienen contrato en vigor con el Leyma, por lo que lo más probable es que participen en el estreno del equipo naranja en ACB.

Sin embargo, yo quería detenerme en otros tres jugadores, inéditos en la Liga ENDESA, pero que creo que podrían hacer un papel más que digno si continuasen en el equipo.

El primero de ellos es Ingus Jakovics. El letón ha sido, para mí, el mejor base de la categoría. Manejador total del ritmo de juego, ha sabido cuándo le tocaba anotar y cuándo asistir. Dominador del juego por parejas, se ha prodigado desde el triple (2 triples anotados por partido) y ha conseguido muchas acciones de 3+1 o de tres tiros libres.

En labores defensivas, Jakovics pone siempre un punto de intensidad muy alto. Está siempre cerca del base rival, dificultando sus evoluciones desde la salida de balón. Su presión es fuerte y nunca baja su actividad. Tanto es así que cuando le señalan una personal, en lugar de relajarse, eleva la exigencia, arrima más el cuerpo, mete más manos.

Es cierto que en el último tercio de la temporada se vio relegado a salir desde el banquillo y sus estadísticas se resintieron, pero no lo hizo su impacto en el juego. En estas circunstancias, demostró ser un jugador de equipo y un gran compañero, pues aceptó la decisión de Epi, conservó una excelente actitud y fue siempre un apoyo para un Sebastian Aris cuyo rendimiento y confianza creció como la espuma. El bien colectivo por encima de todo.

Otro jugador que podría aterrizar en la Liga ENDESA desde el Leyma Coruña es Olle Lundqvist. Sin duda se lo merece. El habilidoso escolta sueco lo ha dado todo por el equipo; su compromiso ha sido total. Hasta cuatro veces se le salió el hombro a lo largo de la temporada pero siempre apuró plazos para volver a la pista. Clave en defensa merced a su actividad, envergadura y versatilidad, Lundqvist puede defender varias posiciones y aprovecha sus brazos largos para recuperar balones, saliendo al contraataque con su gran zancada.

En la ofensiva, es un jugador especial. No es un tirador ni tiene gran explosividad pero es capaz de generar canastas cerca del aro con su exquisitas habilidades técnicas.

En su segunda temporada en nuestro país, Yunio Barrueta ha sido el jugador más utilizado y el máximo anotador del mejor equipo de la LEB Oro 2023/24. Más allá de su rango y rachas de acierto desde la lejanía, Barrueta es un jugador esforzado que realiza una labor oscura muy valiosa para el equipo. Su trabajo en defensa y rebote defensivo no pasa inadvertido, lo que me hace pensar que no tendría problemas para adaptarse a un rol más secundario en la Liga ENDESA.

Como es lógico, en ACB no tendría un rol tan protagonista como estos dos últimos años pero podría aprovechar los espacios y la vigilancia que a buen seguro recibirán algunos de sus compañeros para tener mejores posiciones de tiro. Estoy convencido de que si logra el pasaporte comunitario continuará en el equipo. Y no decepcionará.

¿Qué pasa con los pívots?

El veteranísimo Oliver Stevic ha sido el jugador interior con mejor valoración al final de la temporada en la LEB Oro. Su premio: disputar los playoffs de la ACB con Lenovo Tenerife.

Podemos afirmar que el brillo de los jugadores interiores durante este curso ha sido menor que el de los pequeños. Me resulta muy complicado pensar que muchos de ellos puedan dar el salto de categoría este verano.

De los pívots del Leyma ya he hablado, de Kevin Larsen poco puedo añadir a lo que ya se ha dicho otros veranos. ¿Quién nos queda?

La pareja interior del ICG Força Lleida, formada por Kur Kuath y Cameron Krutwig, ha sido, quizá la dupla que mejor rendimiento ha ofrecido. En su segunda temporada en España, el sudanés, de tan sólo 25 años, ha confirmado las buenas cualidades que apuntó el pasado año en Ourense. Kuath es un jugador móvil y de gran envergadura que encaja en el perfil de protector de aro que tan importante es en el baloncesto actual. Con capacidad para aguantar cambios defensivos y para jugar por encima del aro, su capacidad para leer el juego y continuar de manera coordinada tras poner el bloqueo son cada vez mejores. Valor seguro en el rebote defensivo y en la intimidación, su condición de jugador cotonú podría abrirle las puertas de la ACB.

Más difícil lo tiene su compañero de equipo. Krutwig es un pívot de la vieja escuela, un jugador con escasa capacidad de salto, en apariencia tosco, lento y voluminoso, pero con recursos para aburrir. El de Illinois sabe usar su cuerpo para ganar la posición en la pintura, tanto para asegurar el rebote defensivo (28,8 DRB%) como para obtener una posición ventajosa para anotar. Con buen juego de pies y mejor visión de juego, el Betis no supo aprovechar las virtudes de un jugadorazo que no desentonaría en una categoría superior. Jokic marca el camino pero su pasaporte extracomunitario puede ser un escollo insalvable de cara a que un equipo de la Liga ENDESA apueste por hacerse con sus servicios.

En un equipo de aportación coral como Tizona, nos encontramos a dos interiores con paso reciente por ACB como son Jacobo Díaz y Rubén Vilà. No voy a hablar de ellos pero sí dejaré un par de líneas sobre su compañero Arnau Parrado. Con la total confianza de Diego Ocampo, el ala-pívot formado en la Penya ha jugado con determinación y se ha ido por encima de la decena de puntos de promedio pese a fallar en su mejor arma: el lanzamiento de tres puntos (pírrico 21,7% de acierto durante la temporada regular). Y cuál es la lectura que sacamos de todo esto, que Parrado está próximo a alcanzar su madurez baloncestística convertido en un interior versátil y moderno. No debemos perderle la pista.

Más certero en el tiro (pero menos pródigo) ha estado Kostas Kostadinov. El búlgaro formado en las categorías inferiores del Real Madrid hace estragos con su carácter, energía y velocidad ante interiores menos móviles. Lo hemos visto jugar mayormente en su posición natural (de cuatro) pero también en la posición de falso cinco, donde ha sabido sacar partido a sus virtudes. Cedido en Alicante por el Lenovo Tenerife, puede que haya llegado el momento de darle una oportunidad en la Liga ENDESA.

No podemos poner el punto final sin mencionar a Iván Aurrecoechea. El pundonoroso pívot del GBC ha firmado un curso espectacular. Líder de la liga en dobles-dobles (9), ha sido la referencia interior del equipo donostiarra. Aurre suple su falta de centímetros con lucha y arrojo. Quizá sea el tamaño y su carencia de amenaza exterior lo único que lo aparta de la ACB pero en LEB Oro sus 204 cm. le han bastado para ser uno de los jugadores interiores más regulares en anotación y rebote en ambos aros.